“En INBAL no hay cochinero, pero necesita rediseño”: Directora general

El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura,  dice su directora, Lucina Jiménez, está en un proceso  exhaustivo de revisión y en un rediseño

Foto:El Universal

El Universal/La Voz de Michoacán

El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura,  dice su directora, Lucina Jiménez, está en un proceso  exhaustivo de revisión y en un rediseño institucional que incluye  análisis de contrataciones, salarios, licitaciones y plazas; además  busca establecer tabuladores para pagos a artistas, y advierte que el desorden administrativo dio pie a la  discrecionalidad en elmanejo de recursos.

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Jiménez (Ciudad de México, 1959)  es doctora en Ciencias Antropológicas por la UAM-I, ex directora del Cenart y  autora de varios libros, entre ellos Gestión cultural y lectura en tiempos de diversidad  y Educación artística, cultura y ciudadanía. Además cuenta con una larga trayectoria como impulsora del arte y la cultura a nivel nacional e internacional. Con  base en  su experiencia y ante la situación en que ha encontrado al Instituto, dice que  hoy  el gran reto es resolver  el déficit de la dependencia y buscar la diversificación de recursos, así como redefinir las condiciones generales de trabajo.

“Hay un proceso de saneamiento y reconciliación, no nos ayuda mucho mirar sólo la parte oscura del instituto. Ha habido mucha falta de comunicación  interna y se ha colocado a muchos trabajadores en una circunstancia casi de descalificación”, señala.

- El presidente López Obrador ha dicho que la anterior administración dejó un “cochinero”.  ¿En el INBAL también encontró un “cochinero” o es la excepción?
No creo que sea un “cochinero”, pero el instituto necesita un rediseño. Necesita mucho orden y un criterio de gestión más o menos homogéneo,  hay  mucha fragmentación que implica, por ejemplo, criterios simultáneos de contratación. Hay 88 centros de trabajo y coexisten diferentes criterios de contratación que llegaban a rayar en la discrecionalidad y probablemente en un crecimiento no controlado, no definido a partir de un proyecto particular; cada área iba viendo sus necesidades y con base en eso,  creció. Ayer tuvimos la primera reunión general con todos los funcionarios públicos involucrados en museos, coordinaciones nacionales, compañías, administrativos. Los administrativos me contaron que tenían su propia lógica, hacían las cosas por su cuenta; de modo que hace falta mucha coordinación. Nos dimos a la tarea de firmar 10  bases éticas para normar la participación en el INBAL que tienen que ver con  el carácter ético, la honradez, la solidaridad, el buen trato, la no discrecionalidad, el no favoritismo.  El Instituto  necesita clarificar los lineamientos con los que va a trabajar para evitar lo que el Presidente ha planteado, es decir, para combatir la corrupción, para deshacer los criterios de privilegio y desigualdad. Hemos trabajado en revisar cómo se hacen las licitaciones, los contratos y hemos visto que hay dispersión y fragmentación.

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- Si hay elementos para fincar responsabilidades, ¿lo harán?
Todas las administraciones han sido auditadas, nosotros no estamos ejerciendo un juicio punitivo, estamos aprendiendo las diferentes maneras de gestión que existen para hacerlasmás eficientes. Las auditorías del último año ya arrancaron y las de años anteriores están muy claras. ¿Qué es lo que estamos poniendo en consonancia? Que las maneras de contratar sean homogéneas, que existan parámetros para que para trabajos iguales haya salarios iguales. Podíamos encontrar dos contratos con la misma función pero con salarios diferentes. Lo que estamos buscando es la homogeneidad y esto implica la revisión de centro por centro. Hay una gran complejidad en el sector cultural que se deriva de la transición que vivió el sector en los últimos tres  años. El INBAL tiene procesos anclados en la Secretaría de Educación Pública, hay un traslado a Cultura que no está concluido en gran medida porque el propio rediseño de la Secretaría de Cultura no se ha dado.

- El Presidente pide transparentar las nóminas. ¿Lo hará?
Sí. La única manera para ocultar salarios complementarios es justamente con el Capítulo 3000 y a estas alturas ya sabemos en dónde están y qué funciones están cumpliendo. Estamos haciendo una tarea más compleja que es la distribución de plazas,  la estamos haciendo con mucho cuidado para no afectar intereses o derechos. Por ejemplo, si la plaza de confianza está mal ubicada y desarrolla funciones que no corresponde a su naturaleza, pues se crea un Capítulo 3000. Vamos a  regularizar eso, vamos a regresar las plazas  a su lugar, a esto me refiero con el orden.

- ¿Y la herencia de plazas? Algunos se heredan sin perfil. 
En algunos casos se han pactado cuando son jubilaciones. Les dije a los sindicatos que se dejan fuera los derechos de otros ciudadanos para poder concursar por esa plaza.  Ayer me dijeron que esto se pactó con la autoridad, les dije que sí pero que tenemos un plomero y el que va a entrar no sabe de plomería. Me citaron un caso real, que había un cerrajero que se jubiló y su hija entró, pero también sabía de cerrajería. En mi opinión esto no debe pasar y se los dije, porque es como si el INBAL fuera propiedad de alguien y no es así, es una institución pública y cualquier cerrajero debe tener la posibilidad de concursar.

- ¿Y cómo lo tomaron?
Bien porque estamos hablando en plata. Es muy impactante cómo la gente se está expresando en un espacio de libertad y de diálogo. Ya sabemos que vamos a tener discrepancias,  pero tenemos que dialogar. Por ejemplo,  hay prestaciones pactadas pero no sabemos cómo se deciden, las vamos a respetar porque están reconocidas legalmente y no podemos violentar ese pacto, pero lo que sí podemos hacer es ver qué es lo que sigue. No podemos seguir así porque el Instituto va a terminar en una condición muy difícil y  ellos están de acuerdo.

- En la parte artística, un director de orquesta tiene un contrato anual, pero también cobra funciones adicionales, en total puede percibir más de 3 millones.
Estamos redefiniendo los salarios de todos, de todas las compañías, de todos los grupos, los solistas, todos.

- ¿Para regularlo o bajarlo?
Las dos cosas. Hay una ley de remuneraciones que establece topes muy claros, todos los funcionarios están tasados bajo este criterio. En el caso de los artistas depende de su forma de contratación, porque hay algunos que cumplen funciones de servicio público a lo largo de todo el año. Cuando se trata de proceso creativo lo que estamos haciendo es identificar los tabuladores internacionales más comunes para tener parámetros.

- El Metropolitan paga hasta 16 mil dólares a un cantante. Aquí hemos pagado hasta 15 mil.
Lo estamos analizando,  no hemos llegado a la definición de  nuestros tabuladores. En el caso de la Sinfónica Nacional, el director ha planteado la reducción de su propio salario. Hay una voluntad de cambio. Lo que se tiene que acabar es la desigualdad. También vamos a homogeneizar el pago de los directores de las compañías porque también es diferente.

- ¿Seguiremos viendo a  grandes orquestas o magnas exposiciones?
Eso tiene que ver con el diseño del ecosistema cultural. Un país que se aísla no puede tener un diálogo intercultural importante. ¿Cuál es el diseño y para qué viene el gran artista? Si viene una gran orquesta en un contexto específico, si viene con un proceso formativo adicional y se tiene un vínculo a largo plazo, pues estamos hablando de otra cosa.  La dispersión de recursos en grandes eventos per sé es agotador para el ecosistema porque no arraigan. Cada cosa que hagamos tenemos que preguntarnos para qué, sabemos en qué sentido estamos construyendo. No sólo se debe programar o ejercer un presupuesto. Con la Nacional de Danza hablamos de hacer las grandes producciones, pero no nos podemos quedar sólo ahí, ese modelo no es compatible con la perspectiva nacional. Nadie puede mover una producción de 70 bailarines, no somos ese país todavía, así que tenemos que buscar otras formas de producción.

- El anterior director quiso llevar a la compañía al Zócalo, no pudo. 
Yo no hablo del pasado, hablo del aquí y el ahora y sí va a estar en el Zócalo, están muy emocionados. Quiero impulsar un futuro diferente, vengo de una cultura de paz, no vengo a juzgar o a criticar lo que se hizo bien o mal, sino a ver lo que sigue.

Se habló de una falta de mantenimiento de museos. 
Se necesitan 280  millones,  trabajamos en eso. Este país construye espacios y no reservan recursos para  mantenimiento;  lo tenemos que revertir.