Enseñan a niños ritmos de blues para establecer relaciones sanas

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Toronto.- “Singing for love” (Cantando por amor) es el título del taller de música que fue realizado con niños de Toronto, con el fin de introducirlos a los ritmos del blues y hablar de derechos humanos y respeto.

Los coordinadores fueron la cantante mexicana Rosy Cervantes y el guitarrista estadunidense Richard Fouchaux, quienes trabajaron durante tres meses con niños de entre nueve y 14 años, la mayoría hijos de hispanos.

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“El objetivo era explorar en los niños su creatividad, hacer dos canciones con el ukulele, una sobre su memoria más triste con su familia y otra sobre su memoria más feliz, mismas que grabaron al final del curso”, explicó Cervantes, creadora de la banda la Sana Rabia.

El guitarrista Richard Fouchaux explicó que el ukulele, además de ser una pequeña guitarra de cuatro cuerdas, propia para los niños, es un instrumento “de un sonido feliz”, y recordó que “el beatle” George Harrison lo tocaba y lo promovía.

El maestro de música agregó que este instrumento es ideal para introducir a los niños a los ritmos del blues, y que la libertad que el curso les ofreció permitió que se sintieran más a gusto.

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“Aquí no estaban en la escuela, no tenían que pasar un examen ni tareas, sólo tenían que tocar. Queríamos que sintieran que tenían cierto control del taller”, dijo.

Agregaron que como “facilitadores” fueron muy flexibles y permitieron que los niños se desarrollaran. Por ejemplo, no estaba pensado que hubiera “solos” en las canciones, pero salió de ellos.

En sesiones semanales aprendieron sobre historia de la música de blues, a tocar el ukulele y a saber que ellos podían hacer música. También aprendieron sobre derechos humanos, dignidad y respeto.

“La música es una herramienta de cohesión y de compartir, que es lo que hicieron estos niños, quienes ahora se sienten muy orgullosos, pues vieron que pueden hacer una canción por ellos mismos”.

El guitarrista detalló que luego de hablar de temas como derechos humanos y respeto, los niños experimentaron algunas emociones “que tratamos de que las expresaran a través del ukulele”.

Además de lo bueno que es la música para desarrollar habilidades de coordinación, de lógica y matemáticas, este taller permitió que estos niños se sintieran escuchados, pues algunas de las frases que ellos expresaron formaron la lírica de las dos canciones que grabaron en el estudio Quantum Vox.

El proyecto fue impulsado por la asociación Counterpoint, que apoya a familias que han enfrentado problemas familiares, y por el Toronto Arts Council, cuyo representante al escuchar a los niños adelantó que seguramente este tipo de talleres continuará.

El taller fue acompañado con sesiones terapéuticas para las mamás, coordinadas por Blanca Alvarado, con quien elaboraron al final un árbol de la vida que representa su propia historia de familia.

“Los niños se llevan la confianza de que pueden lograr lo que quieran y expresar sus emociones y vivencias a través de la música”, señalaron los organizadores.