Escultor moreliano "da vida" a la herrería

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Foto. Facebook. Guillermo Andrade comenzó como aprendiz de herrero a los 12 años de edad.

Redacción/La Voz de Michoacán

Urákua es una palabra en purépecha que significa persona que hace escultura o figura, es también el nombre del taller de Guillermo Andrade Franco y del canal de YouTube donde difunde su trabajo; este escultor moreliano da una vida nueva a los materiales que otros consideras desechos, de su mente y sus manos nacen figuras que con humildad expone todos los domingos en el Jardín de las Rosas.

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Forja su camino con perseverancia

Guillermo Andrade comenzó como aprendiz de herrero a los 12 años de edad, su padre lo llevó para que aprovechara el tiempo, “antes los familiares querían que uno aprendiera un oficio, que no anduviera de vago”.

En su casa la disciplina era estricta, su padre era profesor y le gustaba mantener el orden, tanto en el salón como en su casa, por lo que el joven Guillermo obedeció las instrucciones, a pesar del temor que le causaba la estruendosa actividad del taller, por lo que tardó casi dos meses en entrar de lleno al espacio de trabajo, al principio, “nada más estaba ahí, porque me daba miedo la lumbre, el ruido y todo eso”.

Lo que para algunos era un trabajo que se dominaba en un par de días, al joven Guillermo le costó meses, “lo primero que hice fueron herrajes,  duré meses haciendo herrajes  remachados; me gustaba, no todos los que hacía eran buenos, de diez que hacía, los maestros escogían uno o dos a lo mucho, y los otros me ponían a arreglarlos, duré como un año dedicado a los herrajes”, cobró seguridad  mientras hacía pasadores, aunque no se salvó de las heridas propias del oficio.

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El herrero moreliano asevera que nunca ha tenido un accidente grave en el trabajo, “todos los días se corta uno, pero eso ya es parte de, cuando tengo semanas sin ningún machucón, quemón, raspón ni nada, como que me falta algo, trata uno de cuidarse, pero es inevitable que sucedan estos pequeños accidentes – y recuerda- el otro día empecé un trabajo y estaba viendo un pedacito de cuero, y dije eso qué, qué hace aquí y vi que era de mi dedo. Es un oficio que tienes sus riesgos como cualquiera”, considera.