Morelia, Michoacán. Ambientada en el México violento, donde solo crecer implica peligro, “Estación Catorce”, de Diana Cardozo, sigue la historia del pequeño Luis quien descubre el mundo a los siete años, cuando la violencia toca su entorno y desencadena el primer encuentro con la muerte, el descubrimiento de la fragilidad de su padre y el aprendizaje de la masculinidad en su mundo vulnerable. Lo bueno y lo malo es que todo sucede entre juegos y perplejidades. La cinta, que en su póster muestra a un sillón como metáfora de la violencia y lo que deja en la vida de las personas, llega a la competencia del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) 2021 en la Sección de Largometraje Mexicano. “Los niños están viviendo esa realidad, es increíble. Gael es de un lugar muy cerca de Estación catorce, y es un niño que había vivido de alguna manera, algo de eso”, compartió Diana Cardozo sobre la elección del pequeño protagonista de la historia. La directora explicó que eligieron la comunidad de Estación catorce para grabar, porque tenía varios elementos que les llamaron la atención, como el tren, las eólicas, la mina y los niños frente a la montaña. “Desde todos los ámbitos del cine, se cuenta una historia. La película es como una cebolla, tiene muchas capas, se reescribe mucho y las ideas tienen que estar escondidas dentro de los conflictos que están escritos, para luego pasar a una confrontación con la realidad”. PADRE E HIJO La relación de Luis con su padre es una de las partes medulares de la historia, por lo cual, encontrar a un par de actores que pudieran generar esta conexión era de suma importancia para el equipo de producción. “El niño tiene un potencial actoral enorme, una mirada absolutamente cinematográfica. Nosotros no queríamos a un niño actor, sino a un niño real que hubiera vivido algo de eso. A pesar de eso él tenía perfectamente estudiadas las escenas”, explica Diana Cardozo sobre Gael. Además del protagonista, fueron varios los niños que participaron en la cinta, por lo que la directora contó que los acercaron a las escenas a través del juego, sobre todo a las que tenían violencia. José Antonio Becerril, quien da vida al papá de Luis en la pantalla, compartió que para él fue primordial establecer una relación de camaradería con el pequeño desde antes de grabar, para que durante el rodaje no se sintiera tensión. “Yo me fui una semana antes a la locación y me la pasaba jugando con Gael, fue una relación amistosa antes de laboral y a partir de eso creamos la dinámica”. En cuanto a su propio personaje explicó: “Fue toda una búsqueda para encontrar sobre todo la fragilidad del personaje. Él no sabe ser padre, y la historia sintetiza su historia y a lo largo de la película va descubriendo cómo serlo. Hay muchos momentos en los que Manuel se ve traicionando la confianza de su hijo o depositando en él ciertas verdades que son demasiado. Eso es algo fuerte sobre todo en una sociedad marcada por la ausencia paterna”.