Ciudad de México.- El biólogo y filósofo chileno Francisco Javier Varela García fue un importante investigador en el campo de las neurociencias y ciencias cognitivas, estudioso sobre todo del fenómeno de la conciencia. Nació hace 70 años, el 7 de septiembre de 1946, en Santiago de Chile, donde se formó como biólogo, en una época en la que presentó gran curiosidad y mostró ribetes de genialidad, lo que lo convirtió en uno de los primeros chilenos estudiantes de Ciencias en la Universidad de Harvard, a finales de los años 60, destaca la página chilena “Cerebros y realidades”. Ahí se doctoró con la tesis "Insect Retinas: Information processing in the compound eye". También licenciado en Filosofía, Varela centró su interés en estudiar las bases biológicas del conocimiento, por lo que investigó los fenómenos cognitivos, especializándose en la conciencia. De acuerdo con sus biógrafos, entre sus principales aportes se incluye el trabajo realizado con Humberto Maturana, del que nació la teoría de la autopoiesis, que define a los seres vivos como organismos autónomos. Más tarde, Varela comenzó el estudio de los mecanismos neuronales asociados a los fenómenos conscientes, en los que investiga la sincronía de la actividad neuronal y su relación con la percepción y los estados de conciencia. También se interesó en desarrollar una metodología para la investigación de estos fenómenos, la cual denominó neurofenomenología y con ella intentó conciliar la mirada científica con la experiencia vital. Según datos biográficos de las páginas “Quedelibros.com” y de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicit), a lo largo de su vida, el investigador chileno practicó el budismo e intentó generar un diálogo científico con él, lo que cambió radicalmente la concepción tradicional de regionalidad, con puntos e intersecciones únicas del plano espacial. La neurofenomenología de Varela se le conoce como "bloqueo en fase" y es la manera en que aquí se concibe la regionalidad cerebral y su relación simultánea de coordenadas espaciales en una coordenada temporal única y fugaz que dura sólo el tiempo que el cerebro necesita para procesar la impresión a la cual se enfrenta. A su muerte, el 28 de mayo del 2001 era director de Investigación del Centro Nacional de Investigaciones Científicas en el Laboratorio de Neurociencias Cognitivas e Imágenes Cerebrales de París.