Agencias/La Voz de MichoacánFrida Kahlo fue una pintora mexicana, reconocida por sus famosos autorretratos, calificados como parte del movimiento surrealista. La pintora, quien dijo no identificarse con el movimiento, creó un estilo propio tomando los aspectos de su vida, mezclándolos con los elementos de la naturaleza y la identidad mexicana. Frida se inspiró en la cultura popular para explorar a través de su pintura el género, las clases, la raza y la sociedad mexicana. Las pinturas de Frida Kahlo son obras de material autobiográfico, que juntan la fantasía y el realismo mágico con los verdaderos eventos de su vida. Frida Kahlo hizo de ella misma un personaje místico que hace justicia al realismo mágico con el que fue tildado su arte, un producto de la singular persona que engloba la imagen de la feminidad mexicana durante la época. Siendo una figura que resaltaba entre las mujeres de su tiempo, Frida cambió paradigmas en la sociedad oponiéndose a los estándares de la modernidad, mientras que con su vestimenta cambió su manera de vida y a través de su arte cambió la forma en que el mundo y México se entenderían. A pesar de haber sido catalogada como una surrealista por los mismos padres del movimiento, Frida Kahlo definía sus obras no como un producto de sus sueños, sino como el resultado de su vida misma, haciendo de sus pinturas un encuentro entre la fantasía y el realismo, un diario visual en donde la artista contaba las historias que marcaron su vida: su familia, sus amores, las dolencias y sus orígenes. Frida Kahlo hizo de la creación su filosofía, en la que usaba el arte como un mecanismo de catarsis para una vida llena de eventos fluctuantes. Explorando el contexto de su tiempo con una visión que pareció siempre adelantada, Frida fue una voz e imagen en el arte y la sociedad, dedicada a la representación de la mujer en la modernidad y teniendo como objetivo elevar la identidad mexicana. Su acercamiento a la pintura fue innato, aunque no era ajena a las artes gracias a su padre, Frida abandonó el deseo de ser médico, y desarrolló su habilidad en la pintura pasando sus días en la Casa Azul. Ahí se recuperaba del accidente que marcaría su vida y obra. El autorretrato fue la manera en que la joven artista comenzó a cuestionar su existencia e identidad, la forma en la que veía al mundo desde el aislamiento y que luego se convertiría en el pilar de su trabajo pictórico. ¿Cómo influyó Frida Kahlo en el arte? Durante su vida y carrera artística, Frida Kahlo rescató las raíces del arte popular mexicano, a través de su arte, su vestimenta e ideologías. Como una reconocida retratista, quien plasmaba en sus obras la influencia de la naturaleza y de los artificios de México, Frida realzó la cultura popular nacional. La obra de Frida Kahlo es una muestra de la evolución del arte en su país, por los rasgos autobiográficos de sus pinturas, expresados a través del realismo mágico y la fantasía. ¿Cuáles son las pinturas más famosas de Frida Kahlo? En la obra de Frida Kahlo destacan inicialmente sus primeros autorretratos, dedicados a colegas con quienes asistía a la escuela como Alejandro Gómez Arias, al igual que el retrato de Miguel Lira y de su hermana menor, Cristina. El 4 de julio de 1932, Frida tuvo un aborto en la ciudad de Detroit, Estados Unidos, suceso que fue el móvil para la obra Henry Ford Hospital (1932). Por medio de ilustraciones hechas por Diego Rivera del feto sin vida de la pareja, Frida comenzó a hacer esta obra que lleva el nombre del hospital en el que fue tratada. La pintura muestra a una Frida sangrante posada sobre una cama, mientras que desde su vientre nacen seis venas rojas que se atan a objetos simbólicos de su sexualidad y de su embarazo perdido. Henry Ford Hospital (1932) está en el Museo Dolores Olmedo de México. En la búsqueda de inmortalizar los momentos más importantes de su vida, Frida Kahlo hizo Mi nacimiento (1932), una obra que muestra a la madre de Frida con el rostro tapado, haciendo alusión a su muerte, mientras que el rostro de la artista muestra su cabeza entre las piernas entre un charco de sangre, haciendo referencia con esto a su anterior obra y su aborto. La escena ocurre mientras un retrato de la Virgen de las Angustias y un pergamino que nunca fue escrito, adorna la parte inferior de esta obra. Mi nacimiento (1932) forma parte de la colección privada de arte de la cantante Madonna. Unos cuantos piquetitos (1935), es la traducción del sufrimiento emocional de Frida por las infidelidades de Diego Rivera con su hermana Cristina, representado a través de los infortunios de otra mujer que había sido asesinada por su esposo a puñaladas. El título de la obra viene de la declaración policial de un asesino, la cual Frida había leído en el periódico, en donde el hombre decía que solo le había dado ‘unos cuantos piquetitos’. La obra forma parte de la colección del Museo Dolores Olmedo. Las dos Fridas (1939) es una pintura de Frida Kahlo que muestra la separación entre dos personalidades. Los corazones de ambas representaciones de Frida que visten una en un vestido de encaje, y otra en un tradicional tehuana están expuestos y conectados entre sí, donde uno de los personajes ha cortado las arterias con una tijera, mientras que la otra sostiene un pequeño retrato de Diego Rivera. La pintura fue adquirida directamente de la artista por el Instituto Mexicano de Bellas Artes en 1947, y es hoy parte de la colección del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Frida Kahlo canalizó una ruptura y su soledad en Autorretrato con collar de espinas y un colibrí (1940), una de las obras más famosas de la artista en donde se muestra estrangulada por un collar de espinas, mientras que el cadáver de un colibrí, símbolo de la suerte en el amor según la tradición mexicana o símbolo de Huitzilopochtli, el dios de la guerra, es acechado por un gato negro y un mono que asemeja al regalado a Frida por Diego. La obra es parte de la colección del Harry Ransom Center en Austin, Texas. La pieza Autorretrato como tehuana o más comúnmente Diego en mi pensamiento (1943), es una pintura de Frida Kahlo que hace referencia a la adoración de la pintora por Diego Rivera. Vestida con el traje tradicional tehuano de la cultura zapoteca, uno de los favoritos de Diego, Frida se muestra con un retrato de su amado hecho en la frente como alusión a su obsesión con esta relación, representando que el hombre está siempre en sus pensamientos. Esta obra es parte de la colección de Jacques y Natasha Gelman. Una de las obras más reconocidas de Frida Kahlo es ciertamente La columna rota (1944). La pintura es una representación del dolor derivado de su accidente a los 18 años, el cual la acompañó a lo largo de su vida. Esta pieza fue hecha tras una intervención de columna que atravesó la artista, la cual la dejó confinada a un corsé. En la obra se muestra en medio de un paisaje desértico sostenida por la estructura de metal, mientras que una columna atraviesa su cuerpo y reemplaza la suya. Frida está cubierta con clavos, símbolos del dolor, mientras su rostro sereno llora. La pintura forma parte de la colección del Museo Dolores Olmedo. Puede ser que la última obra firmada por Frida Kahlo haya sido Viva la vida (1954), una obra de la artista a la que se le han dado múltiples interpretaciones, desde la celebración a la vida, hasta la respuesta al fascismo franquista. Lo que sí es cierto, es que esta obra gráficamente es una representación de la transformación del dolor en arte. Existe la hipótesis de que Viva la vida (1954) haya sido una obra hecha en un período anterior, pero que Frida en sus últimos días de vida, escribió la frase viva la vida sobre las sandías de la pintura. La obra yace en el Museo Frida Kahlo en la Ciudad de México. El récord en ventas de una obra de Kahlo en subasta es de 8 millones de dólares, impuesto en 2016 por Dos desnudos en el bosque (1939). Mientras tanto, hay dos obras de la pintora mexicana subastadas en Christie’s en 2019 que recaudaron casi los 9 millones de dólares: Retrato de una mujer de blanco (1929) fue vendida a un comprador privado en Nueva York por 5,8 millones de dólares, mientras que Canasta con flores (1941) se vendió en 3,1 millones. Pinturas como Raíces (1943) se vendieron por 5,6 millones de dólares a la cantante Madonna y la pintura de Kahlo, Diego y yo (1944), fue la primera obra de una artista latinoamericana en romper la barrera del millón de dólares al momento de su venta, cerrando con un precio de subasta de 1,4 millones de dólares en una subasta. Foto: Captura de Google Arts