Víctor Rodríguez Méndez En marzo de 2020, Ave Barrera, impulsora y coordinadora del proyecto editorial “Vindictas” que pretende visibilizar la obra de mujeres del siglo pasado, señalaba en entrevista para el diario El Informador que pese a que hay un boom en el mercado editorial por libros de feminismo, las decisiones las siguen tomando los hombres. “Creo que poco a poco hemos ganado espacios, pero los verdaderos lugares de poder todavía están cooptados por los hombres y por el machismo”. Un dato revelador, sobre todo, cuando el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revela que en México en 2020 las mujeres declaran haber leído más ejemplares que los hombres (3.9 y 3.5, respectivamente). ¿Las editoriales están interesadas en la tendencia que marca la creciente visibilización de la literatura de mujeres? Para Karla G. Cerriteño Chávez la respuesta es sí. “Pero hay casos en los que a leguas se ve que lo hacen para seguir vigentes e inclusivos, no porque la propuesta sea realmente buena o sugerente (aquí me refiero a los grandes sellos editoriales, quienes prefieren sacar un título que atienda a los intereses actuales pero con el fin de garantizar ventas y no una buena historia o texto que impulse a quien lee a pensar o reflexionar sobre lo que sus ojos leen). Considero que aquí las editoriales independientes ofrecen temas vigentes, pero a partir de una selección crítica, pensada para sí ofrecer algo a quien lee, algo que se quede en él o ella incluso después de que terminó el libro”. Columnista en medios como Monitor Expresso y Tribuna Digital, Karla Cerriteño agrega que si se pone la mirada en las editoriales independientes o más pequeñas “podemos ver que las voces de las autoras son muy diversas (no sólo en cuanto a temas, sino también en cuanto a lenguas y formas de escritura). Por ejemplo, si nos acercamos a los slam de poesía podremos ver que hay una fuerte presencia de autoras mexicanas. Sí, ha habido un avance, pero creo que aún queda mucho por hacer, como el dar mayor apertura en los concursos literarios”. Nektli Rojas —docente de la UIA (campus CDMX), la UNLA y la UMSNH— cree en la existencia de un boom, pero “no porque las mujeres estén recién escribiendo, pues lo hacen desde el siglo XXIII a.C. (Enheduanna), sino que es el resultado de las luchas constantes que han podido crear leyes, apoyos y que han cambiado la manera de pensar respecto a la escritura de las mujeres subvirtiendo el canon patriarcal”. Yuri Bautista, quien ha publicado textos en varias antologías, asegura que la escritura de mujeres “no es una tendencia o una moda, ni nuestros temas o géneros”. Asienta que todo ello “siempre ha estado ahí, sólo que ahora es posible leerla más a causa de la fortaleza que los movimientos políticos de mujeres han provocado. Y claro que las editoriales andan muy interesadas en publicar a las autoras. Esto es porque los lectores están leyendo literatura de mujeres, ya que les resulta innovadora por ser transgresora, romper moldes, proponer otras visiones, cuestionar y hacer denuncia social, por poner en evidencia otras realidades, explotar la imaginación y especular otros mundos (im)posibles”. Por otro lado, abunda Yuri, “una creciente ola de lectoras deseamos leer a otras mujeres porque no nos reconocemos en la literatura hecha por hombres; nuestras historias, experiencias vitales, pensamiento, puntos de vista, no se encuentran, por lo general, ahí. Los escritores siguen retratando las experiencias de las mujeres desde la mirada patriarcal y hace falta, muchísimo, conocer las perspectivas, ideas y sentires desde nuestra propia mirada”. Las editoriales tradicionales están interesadas en publicar autoras, dice, porque “se está leyendo y vendiendo mucho, y no porque se interesen en la horizontalidad con las mujeres. En contraparte, la aparición de editoriales conformadas por mujeres para publicar mujeres está al orden del día. Claro ejemplo son Una Habitación para Nosotras, Tejiendo Historias y Tait, aquí en Morelia. Además, las mujeres comenzamos a gestar proyectos entre nosotras porque el campo editorial tradicional es un espacio que muchas veces se nos violenta como es la explotación laboral, el abuso sexual y los contratos que nos perjudican”. Talleres, círculos literarios, investigación Maestrante en Filosofía de la Cultura, en la UMSNH, Karla Cerriteño señala que los talleres de escritura y los círculos de lectura en el contexto de la promoción de la literatura de mujeres tienen un papel muy importante, en tanto que “permite que las y los lectores conozcan otros títulos gracias a la selección en grupo que se hace en cada círculo de lectura”. Agrega: “También percibo que el diálogo con otros lectores de lo que se lee permite que se detone una confianza o curiosidad por tomar la pluma de darle forma a lo sentido por medio de las palabras. Los talleres tienen un papel fundamental, ya que luego te encuentras con textos muy buenos y formas de percibir el mundo literario muy interesantes y diversas. He notado que, al menos en mi entorno, el mayor porcentaje de quienes se apuntan a los círculos de lectura y a los talleres de escritura tienden a ser mujeres, esto me emociona porque es una señal de que cada vez las mujeres se animan a confrontar o digerir lo que han vivido o viven en su día a día por medio de la escritura o la lectura”. Al respecto, Yuri Bautista cree que los talleres y círculos tienen un papel fundamental en la creación de comunidades de lectoras, escritoras, gestoras culturales, editoras y, en general, mujeres interesadas en la expresión literaria. “Los talleres y círculos son espacios de encuentro y reconocimiento entre nosotras”, señala. “Son en estas reuniones donde nos leemos, comentamos, intercambiamos opiniones y sentires. Rastreamos las ancestras literarias, estudiamos, analizamos, teorizamos y ensayamos. Al paso inventamos formas de vivir la experiencia literaria, apegadas a nuestros intereses y necesidades, que son muy distintas a las tradicionales. Son lugares de relación horizontal, de creación de redes. Y algo muy importante, nos validamos como escritoras, como creadoras”. Mara Rahab Bautista López —pilar de El Traspatio, librería especializada en literatura escrita por mujeres, edición independiente, género e infancias sin violencia y roles de género—, asegura por su parte que “en esta sororidad que yo percibo están también las ganas de estar en espacios seguros, no esos talleres de literatura en donde lees, te destazan, te desaniman y lo único que hacen es acrecentar la inseguridad y el miedo que en general tenemos todes”. Para Mara se ha dado una tendencia “muy bella” de generar espacios seguros de puras mujeres, en donde hay mucha complicidad, lealtad y confianza. “Han sido espacios muy importantes de donde también se han generado muchas antologías, donde las chavas jóvenes han agarrado las riendas y hacen sus propios círculos, talleres, ediciones y presentaciones. Entonces, controlan e impulsan todo el proceso del libro y eso me parece muy bonito y un efecto muy importante”. Nektli Rojas —que actualmente trabaja en el proyecto Tait. Tejiendo la palabra de mujeres en Michoacán, que rescata y documenta la literatura femenil en Michoacán—, cree por su parte que falta mucho estudio de obras de mujeres “para empezar a encontrar generalidades como la forma específica en que cada una escribe”, por ejemplo. “La academia se está poniendo más o menos del lado de la escritura de mujeres con personas tan importantes como Sandra Lorenzano y Nattie Golubov, en México, pero en Michoacán es mucho más difícil. Tenemos a la doctora. Adriana Sáenz, por ejemplo, y la postura con perspectiva de género de muchas universitarias. Pero hace falta bajar eso a las aulas, los trabajos de clase, las tesis, a los programas de materias para incluir escritoras, a las mentes del profesorado en general”. Agrega: “Hace poco un amigo escritor michoacano me comentó que ahora eran las mujeres quienes más tenían para contribuir a la literatura. Concuerdo en el sentido de que las posiciones marginales, no hegemónicas, son las que están aportando novedades. Pienso, por ejemplo, en la forma de escribir de Aura Xilonen (Campeón gabacho). Pero es posible que algunas de esas novedades tengan ya años y nadie las haya estudiado. Por ejemplo, el famoso caso de Elena Garro como creadora del realismo mágico, atribuido a García Márquez por la fecha de publicación de Cien años de soledad, anterior a Los recuerdos del porvenir. O la que usa (Josefina) Cendejas en «Tango», que es la visibilización de una voz de mujer completamente ausente. Es un uso literario similar al que se usó en el cono sur para visibilizar a los desaparecidos, por ejemplo, con las bicicletas en las paredes”. En conclusión, para Nektli las escritoras en general escriben del amor, de ciencia ficción, de la familia, el amor, el género, temas filosóficos. “De todo porque son diversas”. Y existen las que escriben en lenguas de los pueblos origen, “que es muy importante porque están creando normas literarias en sus lenguas con el añadido del género. Hay que sumar, además, la literatura escrita por mujeres provenientes de las comunidades LGBT+, que son muy poderosas e interesantes. En Michoacán hay también escritura femenil trasgénero. Y se van uniendo y separando las condiciones étnicas, genéricas, sociales para darnos un panorama muy rico, pero poco conocido”. Víctor Rodríguez, comunicólogo, diseñador gráfico y periodista cultural.