Yazmin Espinoza / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. Pastel de chocolate, bolitas de colores que se mueven con el viento en una ventana, un perrito con su cara en tote bags tiernísimas, luces amarillas, prensa de café recién hecha, y libros, libros, libros hasta el techo. Estos son algunos de los elementos que hacen de Traspatio, uno de mis lugares favoritos en Morelia y desde donde hoy, escribo esta columna. Conocí el espacio desde sus inicios cuando, en 2017 y derivado del éxito que tuvieron los encuentros de “Lo que sucede detrás del libro”, abrió sus puertas con una oferta que enamoró a los lectores que, como yo, ansiaban un lugar para ir a “ñoñear” con sus libros bajo el brazo. En mis primeras visitas me presenté como reportera ante la creadora de este sueño, Mara Rahab, quien me recibió siempre gustosa de compartir todas sus actividades con quien quisiera ser parte. De nota en nota, y de reportaje en reportaje, puedo decir que nos volvimos grandes amigas. Con el paso de los años he visto a Mara crecer, hacer realidad sus sueños, y llevar de la mano los de otros hacía la luz también. He visto explotar maravillosamente su potencial, y crear uno de los rincones culturales más valiosos que tiene la ciudad. Gracias a sus esfuerzos es que esta humilde lectora ha podido conocer a algunas de sus escritoras favoritas, y compartir con otros lecturas increíbles, así como también renovar mi amor por la escritura y animarme a continuar por ese sendero. Por esto, y mucho más, le agradeceré siempre. A inicios del mes de marzo, Mara y todo su equipo de Traspatio llevaron a cabo el décimo aniversario de actividades con la quinta edición de “Traspatio. Lo que sucede detrás del libro”, un encuentro en el que editoriales independientes del país se reunieron para celebrar, pero también a dialogar sobre el trabajo que hasta ahora han creado, y los retos que enfrentan en el mundo de la literatura actual. Fue un fin de semana riquísimo, en el que Morelia recibió a personas enamoradas de los libros y de su proceso de creación, además del impacto que tienen estos en la sociedad. Talleres, conversatorios, presentaciones de libro y festejos, se llevaron a cabo en varias sedes de la capital michoacana, un programa, además, totalmente gratuito. Así, entre las actividades que se ofrecieron en esta nueva edición del encuentro estuvieron talleres y laboratorios editoriales enfocados en la palabra y la narrativa en terrenos como el periodismo, la literatura, la imagen y la creación de proyectos fanzine, guiados por distintas figuras como Vivian Abenshushan, Paula Mónaco, Andrea Ancira, Marina Azahua, Andrea Muriel, Abril Castillo, Olivia Teroba, Alejandro Cruz Atienza y Carlos González Muñiz. Paralelamente se desarrollaron una serie de conferencias, charlas y mesas de diálogo con títulos como “De librería a editorial, el amor por leer y hacer libros”, “La libertad y la relación entre escritura y la edición”, “Escribir con imágenes: libros ilustrados e invención del mundo”, “La edición de revistas, experiencia en la revista UNAM” y más, encabezadas por invitadas e invitados del medio narrativo. El cierre, claro, fue en Traspatio, ubicado en Bartolomé de las Casas 533, en Morelia. El espacio, además de contar con un enorme, variado y valiosisimo católogo de títulos literarios, para todos los gustos, ofrece un delicioso menú diseñado por Karla Rahab, hija de Mara, y su cómplice de aventuras. Verlas a ellas, de manera personal, me llena de felicidad, porque me siento testigo de un amor que puede definirse de mil y un maneras. Un amor maternal, claro, pero también un amor por su labor y profesión. Un amor por los libros, por la buena comida, y por el generar espacios de diversidad y de inclusión. Además, todo aquel que las vea juntas, puede darse cuenta de la increíble amistad que existe también entre ambas. Ahora, Mara ha dejado claro en todas las presentaciones que, aunque ella es el rostro de las actividades, hay un increíble equipo detrás que trabaja de manera increíble para llevar a cabo todo a la perfección, como lo es la diseñadora que se ha encargado de crear una imagen preciosa y muy específica de Traspatio con su perrito Chejov como protagonista, hasta Mariana, la encargada de la librería que siempre te recibe de manera amable y está lista para acercarte al libro que quieras devorar ese día. Y bueno, tengo que ir terminando esta columna porque como saben, los niños están de vacaciones de la escuela, y mi hija mayor está a punto de terminarse su pastel de chocolate luego de jugar con Chejov y su hermana Margo, así que no tarda en demandar mi atención. Luego de esto seguramente me mirará con ojitos de por favor para que le compre un libro de la zona infantil, porque si, Traspatio también tiene un precioso espacio para los peques con títulos que los invitan a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Probablemente caeré en la tentación y me lleve yo un libro también. Venir aquí siempre es peligroso…