Columna | Los Niños Cantores de Morelia, voces en la pantalla

Miguel Bernal Jiménez, músico y promotor cultural, dejó un legado perdurable en la música y el cine mexicano.

Jaime Vázquez / La Voz de Michoacán

Miguel Bernal Jiménez (Morelia, 1910 - León, 1956) tenía 18 años cuando viajó a Italia para estudiar en el Instituto Pontificio de Música Sagrada de Roma. Completó su educación como concertista de órgano, maestro en canto gregoriano y composición.

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De regreso a México asume la dirección de la Escuela Superior de Música Sagrada en Morelia y continúa con su labor como divulgador y promotor de la actividad musical, ofrece conciertos, es editor y trabaja en su obra personal como compositor.

Organiza un pequeño grupo infantil, quizá como el Orfeón Pío X, aquel en el que participó siendo un niño. Plantó así la semilla de lo que sería años después el Coro de los Niños Cantores de Morelia.

Años más tarde, por invitación de Bernal Jiménez, llegó a México el entonces director de los célebres Niños Cantores de Viena, Romano Picutti, quien apoyó el desarrollo del coro moreliano y asumió la batuta de la agrupación.

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La cercanía de Bernal Jiménez al cine permitió la presencia del coro en las pantallas.

En 1942 Julio Bracho había incluido en su película Historia de un gran amor, basada en la novela El niño de la bola, del “romántico rezagado” Pedro Antonio de Alarcón, al Coro de niños titular de la Catedral de Morelia, dirigido por Bernal Jiménez.

Diversos coros infantiles dieron voces “angelicales” a nuestro cine. Es frecuente ver a los cantores detrás del órgano, acompañando al sacerdote, que puede estar interpretado por Domingo Soler, Cantinflas, Javier Solís o José Mojica, entre otros.

En 1946, Emilio “Indio” Fernández dirige Enamorada, historia del propio Fernández y de Íñigo de Martino. Fernando Fernández es el padre Sierra, quien canta el Ave María de Schubert acompañado del Coro Infantil de la Catedral de Morelia, en este romance revolucionario entre Pedro Armendáriz y María Félix, un espectacular duelo de cejas.

Para la segunda versión (en inglés) de Enamorada, titulada The Torch (Del odio nace el amor), con Paulette Goddard y Armendáriz, el padre Sierra es Gilbert Rolland, un sacerdote que no canta.

En 1958, Henry King y la producción de la 20th Century se trasladan a Morelia, Pátzcuaro y Uruapan para filmar The bravados (El vengador sin piedad), western estelarizado por Gregory Peck y Joan Collins. Es la historia de un granjero norteamericano que se interna en territorio mexicano para perseguir a los asesinos de su esposa. El pueblo de Río Arriba es la ficción del real horizonte michoacano, sus iglesias y calles.

En la cinta, el Coro de los Niños Cantores de Morelia hace su aparición en la misa oficiada por el sacerdote interpretado por Andrew Duggan. Aquí un dato curioso: como Mr. Simms, el verdugo de la horca, aparece Joe DeRita, el último “Curly-Joe” de los famosos Tres chiflados.

Henry King dirige en 1957 The Sun Also Rises (Fiesta), adaptación de la novela de Hemingway, que viste a Morelia de Pamplona. Los Niños Cantores, en una callejoneada nocturna, desfilan frente a Ava Gardner y Tyron Power cantando los “Sanfermines” (“…8 de agosto, San Fermín, a Pamplona hemos de ir…”).

Estrenada en 1963, Cri-Cri, el grillito cantor, de Tito Davison, invita a los Niños Cantores a la boda del Rey de Chocolate con la Princesa Caramelo para que den marco musical a la ceremonia.  

En 2019 se estrenó el documental Mis ángeles cantores. Una historia de 70 años, dirigido por María Yunnuén Martínez Tapia, un acercamiento y testimonio de la historia, personajes, animadores, varias generaciones del coro, que relata la trascendencia y arraigo de una agrupación que por décadas ha puesto voz a la música, y que a finales de los años noventa dio un paso fundamental: abrir las puertas de la agrupación a las niñas y enriquecer el universo creativo.

Una historia que comenzó con Miguel Bernal Jiménez y Romano Picutti, el sacerdote José María Villaseñor, el Conservatorio de las Rosas, y que continúa con la música y las voces de los niños michoacanos, que algunas veces cantaron frente a las cámaras del cine.