Yazmin Espinoza Mario Agustín Gaspar Rodríguez, maestro artesano michoacano, recibió de manos del Presidente de la República, el Premio Nacional de Artes y Literatura 2020 y 2021 en reconocimiento por su trayectoria artesanal y por ser uno de los mejores exponentes en las técnicas artesanales de laca perfilada en oro, maque y pasta de caña El maestro artesano Mario Agustín Gaspar Rodríguez, expresó su alegría y señaló que seguirá buscando oportunidades para que el arte popular de Michoacán sea conocido y valorado por más personas a nivel nacional e internacional. Mario Agustín Gaspar Rodríguez nació en el pueblo mágico de Pátzcuaro y, a pesar de no ser descendiente directo de artesanos, su interés e inquietud personal desde niño lo llevaron a incursionar en el ámbito de las artesanías para lo cual invirtió en su aprendizaje años de arduo empeño y dedicación. Comenzó con la prehispánica técnica del maque en el taller del maestro Francisco Reyes desde los 12 años de edad; a lo largo de 19 años estuvo preparándose en talleres de los maestros Carlos Álvarez, con quien aprendió el laqueado y decoración en imitación de oro, con Raúl García González, con quien incursionó en la técnica del perfilado en oro y con el maestro Alfonso Guido, antes de establecer su propio taller. A lo largo de su trayectoria personal como artesano, el maestro ha sumado innumerables participaciones en concursos y exposiciones, siendo también objeto de distinciones y reconocimientos; ha recibido tres Premios Especiales estatales y la Presea al Mérito Artesanal “José Tocavén”, así como obtenido los tres primeros lugares en concursos locales, estatales y nacionales, y galardonado a nivel nacional y estatal. En el año 2015 fue reconocido con el Premio Estatal de las Artes Eréndira 2015, por su labor de estudio, preservación y dominio de disciplinas artesanales originarias del estado, con una visión integral y sustentable, y una sólida obra de proyección internacional. Fue incluido en el libro de los Grandes Maestros del Arte Popular, editado por la Fundación Banamex en 1996 y ha participado en nueve exposiciones colectivas en diversas ciudades, incluyendo una en el museo Franz Meyer y el museo de Culturas Populares en Coyoacán de la Ciudad de México. En entrevista para La Voz de Michoacán, el maestro Gaspar comparte un poco sobre su trayectoria y el compromiso que siente con su comunidad de seguir fomentando el valor de la atersanía michoacana. ¿Cómo se enteró que le habían otorgado este premio tan importante? El premio me lo dieron en el 2020 pero por la pandemia se suspendieron todas las reuniones y ahora que se reanudaron actividades me avisaron que me presentaran a la ceremonia de entrega. Nos invitaron a participar en un evento en el Centro Cultural Los Pinos y estando allá fue que me dijeron que me iban a entregar el reconocimiento. En 2020 cuando me enteré, fue a través de un sobrino que me enteré, él tiene un amigo periodista y fue el que le dijo que habían anunciado que me iban a dar ese premio. Fue una sorpresa muy grata. ¿Cómo fue que desde tan pequeño se acercó a la artesanía? En la primera antes iba uno a clases normales en la mañana y en la tarde eran talleres y mi maestro ahí era artesano y sabía trabajar la técnica del maque y nos lo puso como trabajos manuales y a mi me gustó mucho el hecho de estar trabajando con las manos y los materiales. Él vio que me gustó mucho y me invitó al taller en su casa, así yo en las tardes, sábados y domingos o días que no hubiera clase me iba a su taller a aprender, poco a poco. Mi familia es de campesinos así que no sabían de qué se trataba esto, pero desde siempre a mi me gustaba estar dibujando y casi no ponía atención a las clases. Mis maestros me acusaban con mi mamá y ella me regañaba y me decía que si de eso me iba a mantener y pues a final de cuentas de eso me mantengo. Nosotros en la familia no eramos de buenos recursos económicos. Yo me fui a estudiar la prepa a Morelia, mi abuelito me ayudaba con el hospedaje y mi mamá me daba para la comida. Pero luego mi abuelito falleció y mi mamá ya no pudo sostenernos la universidad. Así que yo me regresé a Pátzcuaro y volví a hablar con mi maestro que me volvió a invitar a su taller. Al principio fue como aprender un oficio y de eso poder vivir y a la vez ir perfeccionando mi trabajo. Luego fui aprendiendo otras técnicas artesanales. Cuénteme un poquito de su proceso de creación. El proceso es lento, una pieza si es de maque, por chica que sea se lleva unos 15 días en hacerla porque lleva sus procesos de secado y hay que respetar eso, así que si se alarga el tiempo. Pero a través del tiempo y conociendo e indagando en la historia de nuestros pueblos me di cuenta que la técnica artesanal del maque es una técnica prehispanica muy antigua y eso me motivó más al ver que yo tenía un conocimiento heredado de más de 2 mil 500 años, eso es algo fabuloso. Así que ahora lo valoro más y me doy cuenta que la historia de un pueblo es la misma historia de la artesanía que trabajamos. ¿Cuál considera que es la importancia de que estos premios que reconocen la artesanía? Para nosotros como artesanos es muy imporatante y estimulante porque estos premios son una fortuna que existan y que los gobiernos los hayan mantenido. Luego me quedo pensando cuántos miles de artesanos hay en todo México y que me haya tocado a mi es muy halagador. Desgraciadamente muchos jóvenes, inclusive hijos de artesanos no quieren aprender lo que los papás hacen por la situación de que la artesanía a veces no es muy bien valorada y, si estudiaron una carrera, dedicarse a eso, o hasta irse a Estados Unidos. Y la artesanía si se está quedando un poquito rezagada para gente que en la actualidad tiene más de 50 años. Hay pocos jóvenes que sean continuadores de la artesanía de su comunidad porque no ven un buen futuro dentro de este trabajo y ahorita nos estamos convirtiendo en artesanos viejos. Afortunadamente en nuestra familia si están entusiasmados en trabajar esto y estoy feliz de que ellos lo van a continuar. ¿Qué le diría a estas nuevas generaciones para que revaloren el trabajo artesanal? La artesanía es un trabajo muy noble, no se necesitan grandes estructuras ni maquinaria para poder hacerla. A veces son solo tus manos. Y eso es muy loable porque le damos utilidad a nuestro cuerpo y al conocimiento que se va adquiriendo con las generaciones. Les digo que a mi me van a hacer falta años y vida para poder realizar todo lo que tengo yo dentro de mi cabeza. Y los jóvenes necesitarían comenzar a revalorar el trabajo artesanal porque no solo son artículos de adorno, sino que son una manifestación de la cultura de un pueblo. La artesanía cuenta su historia, así que no debemos dejarla perder.