Día de las madres: ¡por mi madre, cinéfilos!

Entre la diversidad, la abnegación, la crítica, la dulzura y la acidez, la truculencia y la valentía, el heroísmo y la resignación, las madres del cine mexicano cuestionan el cliché o lo alimentan.

Jaime Vázquez

Se afirma que doña Sara García, a los 39 años, acudió al especialista para que le extrajera 14 piezas dentales: quería el protagónico de Mi abuelita la pobre. Desde entonces comenzó a forjar con sacrificios propios de una madre su célebre imagen, para consagrarse como la “abuelita del cine mexicano”.

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Guardamos a Sara García como figura materna por antonomasia, efigie de abnegación que parece ilustrar el famoso poema del potosino Guillermo Aguirre y Fierro “¡Por mi madre, bohemios!”, que se declama en un arranque escolar, cantinero y edípico incuestionable. Y Prudencia Grifell sonreía a lo lejos.

A propósito de la celebración del 10 de mayo, recordemos algunas películas mexicanas.

Dirigida por Francisco Elías, Sara García es Mi madrecita (1940), y da sus primeros pasos en un largo camino cinematográfico de lágrimas y, algunas veces, sonrisas. Es Clotilde Regalado, la falsa madre de los falsos hijos de Cantinflas en Ahí está el detalle. Hace mancuerna con Fernando Soler en Cuando los hijos se van (1941) y en Azahares para tu boda (1950), sol de virtud. Agrega humorismo junto a Joaquín Pardavé en El Baisano Jalil (1942) o en El hombre inquieto (1954). Asistimos a su tragicómico funeral en Mecánica nacional (1971), donde es madre iconoclasta, glotona y malhablada de Manolo Fábregas.

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Amparo Rivelles es muy maternal en Los novios de mis hijas (1964), Cuando los hijos se van (1968), Los problemas de mamá (1970) y El juicio de los hijos (1971). Gloria Marín tuvo un éxito arrollador en El derecho de nacer (1952), basada en el melodrama radiofónico del cubano Félix B. Caignet.

Stella Inda es prisionera y víctima de la realidad en Los olvidados (1950). Algunas madres, que arrancan a los hijos del fango, se prostituyen: Marga López en Salón México (1948), Dolores del Río en Las abandonadas o Ninón Sevilla –madre adoptiva- en Víctimas del pecado.

Carmen Montejo es la verdadera madre de Chachita en Nosotros los pobres (1948), y de José Alonso en Los cachorros (1973). Posesiva y chantajista, es mamá de Angélica María en La verdadera vocación de Magdalena (1972), y hace un papel similar en La trampa (1979), cuestionamiento a la vida familiar.

Rita Macedo encarna a una leyenda terrorífica en La maldición de la Llorona (1963) y a la madre atrapada en la burbuja de irrealidad en El castillo de la pureza (1972).

Con Los motivos de Luz (1985), Patricia Reyes Spíndola es acusada de asesinar a sus hijos, un hecho real que Felipe Cazals llevó al cine y a la conciencia social. Dirigida por Arturo Ripstein, Arcelia Ramírez se pone en la piel de una Medea contemporánea en Así es la vida (2000).

Dolores del Río lucha contra su hija (Columba Domínguez) por el amor de Pedro Armendáriz en La malquerida (1949), versión de Emilio Fernández a la obra de Jacinto Benavente. Dolores es la madre de Alejandro Ciangherotti en El niño y la niebla (1953), de Gavaldón sobre la pieza teatral de Rodolfo Usigli.

Doña Naborita (Enrique Cuenca) es la “cabecita blanca” de Gordolfo Gelatino (Eduardo Manzano) en ¡Ahí, madre! (1970), éxito televisivo de Los Polivoces llevado al cine.

En Los insólitos peces gato (2013) Lisa Owen nos entrega una madre en el límite de la vida rescatando a los suyos.

Julieta Egurrola, madre de Ernesto Laguardia en Principio y fin (1994), vive el drama de las madres buscadoras en Ruido (2022), desgarradora realidad que lanza un yo acuso colectivo.  

El cine desmiente aquella famosa frase de “madre sólo hay una”. Entre la diversidad, la abnegación, la crítica, la dulzura y la acidez, la truculencia y la valentía, el heroísmo y la resignación, las madres del cine mexicano cuestionan el cliché o lo alimentan, y parecen decir, a gritos o en susurros, aquella frase que Sara García pronuncia como credo en Regalo de Reyes (1942): “el corazón de una madre nunca se equivoca”.

Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital zonaoctaviopaz.
@vazquezgjaime