Diana Kennedy: Gastrónoma, cocinera y aventurera murió a los 99 años, dejando décadas sobre la riqueza mexicana

«No puedes tener una influencia de la cocina de un país si no la entiendes. Y para entenderla, tienes que estudiarla», Ferran Adrià.

Foto: A quien corresponda

Vertebral / Erandi Avalos

No sabía gran cosa de esta extraordinaria mujer hasta que Pablo Aguinaco, quien realizó las fotografías que ilustran esta columna, me sugirió escribir sobre ella insistiendo que lo hiciera a la brevedad debido a su avanzada edad. Había escuchado vagamente sobre la inglesa avecinada en Coatepec de Morelos, Zitácuaro; y al investigar quedé impresionada por su constancia y determinación por recopilar y difundir la riqueza gastronómica mexicana. Falleció el pasado 24 de julio a los 99 años, dejando un saber de más de 50 años de investigación. Vivió la Segunda Guerra Mundial en su país, con todas las restricciones, sacrificios y posiblemente ratos de hambre que una guerra trae. Llegó a México para casarse con Paul Kennedy, corresponsal del New York Times, a quien conoció en Haití.

Estudiar la gastronomía tradicional, implica adentrarse en la totalidad de la cultura y eso fue lo que Diana Kennedy hizo en nuestro país al más puro estilo aventurero: austera, curiosa y atrevida, usó todo tipo de transportes para llegar a las ciudades, pueblos y ranchos que le interesaron para investigar de manera integral recetas, ingredientes endémicos, secretos culinarios celosamente guardados -que al compartirlos permiten mantener viva una receta a través de generaciones-, con comentarios que enriquecen y conectan con el entorno al lector; transmitiendo lo recopilado de los campesinos, vendedores del mercado, cocineras y demás implicados en la red de personas que se involucran para que la sagrada comida llegue a nuestras mesas.

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Fotografía: Pablo Aguinaco

Eso denota una cualidad de Diana: su capacidad para conectar con la gente de manera directa, sincera y respetuosa, sin rastros del clasismo que muchos extranjeros (y nacionales) todavía practican en nuestro país. Ella disfrutó de adentrarse en las profundidades de lo popular; de otra manera, hubiera sido imposible la misión que cumplió a través de sus nueve libros, que le valieron múltiples premios y reconocimientos. Fue también pionera de las prácticas de gastronomía de kilómetro cero, cultivando en su espacio muchos de los ingredientes que usaba, y que la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), tuvo a bien registrar a través del Jardín Botánico de la UNAM, creando el Catálogo de Plantas Quinta Diana Kennedy, que puede ser consultado en línea.

Fotografía: Pablo Aguinaco

Una receta popular contiene sabiduría heredada que se relaciona con las áreas más importantes de la vida: la agricultura, el clima, la microhistoria, los usos y costumbres, la biodiversidad, la organización social, la cosmovisión y religión con las celebraciones y rituales que conllevan, la nutrición e incluso la alfarería, lapidaria, talla en madera y metalurgia para los utensilios de cocina; es decir, todo el entramado sociocultural del lugar donde se prepara y consume el platillo tradicional.

Fotografía: Pablo Aguinaco

No es gratuito que la UNESCO haya inscrito en el 2010 a la cocina mexicana en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad con el título: ​​“La cocina tradicional mexicana: Una cultura comunitaria, ancestral y viva y el paradigma de Michoacán”. Nuestra gastronomía es un orgullo que todos debemos preservar y difundir. Por esa razón, la columna de hoy también está dedicada a las cocineras tradicionales michoacanas, entre ellas: Juana Bravo en Angahuan; Alicia Mateo, en Tangamandapio; Catalina García, en Salvador Escalante; Yunuen Velázquez y familia, en Apatzingán y Pátzcuaro; Adelaida Huerta, en Chilchota; Benedicta Alejo, en San Lorenzo y Josefina Guillén, en Charo. También a mis muy queridas amigas Cristina Potters, nacida en Chicago y naturalizada mexicana; quien transmite su saber gastronómico en su blog: Mexico cooks! y a Cynthia Martínez, otra gran gastrónoma y cocinera. Ambas viven en Morelia y comparten la gran pasión de su colega Diana Kennedy: las diversas, complejas y deliciosas cocinas mexicanas.

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Libros publicados por Diana Kennedy:

The cuisines of Mexico, 1986

The Tortilla Book, 1991

Recipes from the Regional Cooks of Mexico, 1978

Nothing Fancy (a book of personal recipes), 1984

The Art of Mexican Cooking, 2008

My Mexico, 1998

The Essential Cuisines of Mexico, 2000

From My Mexican Kitchen, 2003

Oaxaca al Gusto: An Infinite Gastronomy, 2010

Erandi Avalos, historiadora del arte y curadora independiente con un enfoque glocal e inclusivo. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte Sección México y curadora de la iniciativa holandesa-mexicana “La Pureza del Arte”. erandiavalos.curadora@gmail.com