Rita Gironès Artista multifacético, orgulloso autodidacta y con un nivel de curiosidad constante, Didier explora en su taller la técnica que ha llamado Sombra y Luz. Busca la armonía, el equilibrio imposible. Su historia curricular comienza a los 15 años, fascinado por la fotografía. No cree en la educación académica al uso, terrible limitante de la creatividad, sino en la experiencia. Le interesan los detalles, lo que no puede verse en una primera instancia. Se trata de una lectura más que de una observación, dice. Es un proceso de sensibilidad finalmente. Al llamado de la filosofía, de la música, de la pintura, de la fotografía, de la literatura, comparece. Descifra el lenguaje de los árboles, de los troncos, de las semillas, de la luz, del teatro del mundo; la caligrafía de la nada, el pecado original, los rostros, el mar, el aire… Para Didier no hay límites. Vivir el presente, no sobrevivirlo. El secreto está en su pulsación latente, acortar el tiempo entre la idea y la acción. ¿Qué querías ser de niño? Quería ser director de orquesta. A los 4 años estaba fascinado por la orquestación. Me maravillaba una programación de música clásica en la televisión –todavía en blanco y negro- donde veía la Orquesta Nacional de Francia, la Orquesta de la Radio y Televisión francesa, por allá 1950, antes de los Beatles, los Rolling Stone, ¡yo quería conocer los instrumentos! ¿Qué quieres ser ahora? Continuar. Reducir el espacio del tiempo entre las ideas y la acción. Eso me permite el acceso al presente, a lo inmediato. Como artista me gustaría tener más tiempo para escribir. Escribir es más complicado que las formas gráficas, necesitas tiempo, más tranquilidad, un mayor aislamiento. ¿Cómo definirías tu profesión? Me dedico a la pasión. Somos seres multicapaces, la disciplina en sí es una limitación. Si tienes una idea no la cambies. Respeto mi idea, mis voces, y eso lo convierto en pasión. Principal rasgo de tu carácter. La motivación, tanto a nivel personal como en los demás. A través del arte veo una motivación para todo, el deseo de profundizar más, de aprender más, de escuchar más. Lo más difícil de la vida es escuchar, esperar y aprender a no tener poder para cambiar la frustración, aceptar que vamos a vivir con un nivel de decepción. En esta fusión de capacidades artísticas, de pasiones, ¿cómo logras unificar tu trabajo actualmente? Lo veo como un resurgimiento del pasado. Empecé fotografiando la naturaleza, los árboles, paisajes (más difícil porque es una combinación de muchos elementos). La naturaleza trabaja con la luz. Y eso sigo haciendo, fascinado entre la Sombra y la Luz. ¿Qué aportación tiene hoy el arte a este mundo? Lamentablemente para mucha gente es decoración. Es la parte comercial, la hipocresía de los museos y las galerías. El cliente busca que combine la estética y la armonía. ¿Qué papel debería jugar el arte, poético o político? No hay limitaciones. El Arte debe tocar todos los ámbitos. Hay un discurso, hay voces en cada elemento de la vida, del mundo. Siempre estamos haciendo divisiones, hay un texto para cada cosa. La creatividad empieza con palabras, ya sea en nuestro interior o en el exterior. No ha de tener ninguna limitación. Con educación o sin educación hay una reacción, ya sea un coraje, una perfomance. Desde los años del surrealismo de Breton o del psicoanálisis se abrió la puerta a la locura. Lo vemos en Foucault, todo es posible, es parte de la existencia, no hay limitación en nada. Qué importancia le das a la palabra y al silencio. No creo que haya silencio, no existe. Cuando viajé al desierto de Siria parecía que allí no había nada, que no había estructura o modificación del silencio, y siempre existe algo. Quizás sea micro, leves voces, el ruido del viento con la arena, por ejemplo. También en el interior siempre hay voces, por eso la madurez es el control de la voz, de la emoción, es una batalla interior, hasta los 50 ó 60 años uno percibe esa liberación total, estamos listos para escuchar nuestra voz, nuestro ruido interior. ¡Hasta en la noche, mediante los sueños, hablamos! La palabra es primordial, es el disparador de cualquier expresión, interior o exterior. Y no hay limitaciones de temas, utilizamos, consciente o no, lenguaje para pensar. Y conocer la consistencia del lenguaje beneficia enormemente al artista. En esencia, cualquier argumento o tema, ¿se podría reducir al amor y a la muerte? Probablemente, pero el amor se convierte en necesidades y más tarde en prioridades. Es el filtro que permite sobrevivir, pero no vivir. El amor propio. Y después el desconocimiento de la muerte que no es más que el miedo. ¿Quién ha ejercido influencia sobre ti? La naturaleza principalmente. Y también músicos como Glenn Gould, un loco genial; y escritores como Pessoa, todas sus voces, sus identidades, sus personajes, son una reducción de los problemas del mundo: Fernando Pessoa pudo administrar el desastre del caos del mundo a través de sus múltiples personajes. Fascinado por la literatura, ¿sobre qué piensas escribir próximamente? Sobre las relaciones. La interacción de los detalles. Quiero atender el tiempo, las distracciones, las interrupciones personales o externas que son el principal problema de la creatividad. ¿Qué es para ti la Cultura? La tradición aquí es la repetición del absurdo, pero ya está habiendo un cambio social. La Cultura es, cómo decirlo, son capas. El término de cultura es cultivar, es el trabajo. No hay una realización, una construcción sin trabajo. Es un choque, una sorpresa, un momento suficientemente importante como para que a ese evento llegue una palabra. De la creatividad nace una palabra y después viene trabajar, continuar, percibir la idea, el concepto después y su aplicación. ¡Una evolución, finalmente, eso es la Cultura! Rita Gironès, escritora, docente y artista escénica. Catalana y mexicana. Lleva 20 años residiendo en Michoacán trabajando activamente por la cultura. Apasionada de las Humanidades, obtiene el Premio Nacional de Dramaturgia en México, 2022. Facebook: Rita Gironèsinstagram: ritagirones
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