El Cristo de mi cabecera, historia y amor en Tangancícuaro

La literatura, política y diplomacia en la poesía de Rubén C. Navarro

Foto: Especial

Jaime Vázquez colaborador de La Voz de Michoacán

Nacido en Tangancícuaro en 1894, Rubén C. Navarro dedicó su vida a la literatura, la política y la diplomacia. Muy joven ingresó al Seminario de Zamora, pero la revuelta de 1910 lo llamó a las filas revolucionarias.

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Terminada la Revolución, entre 1922 y 1931 fue diputado por Michoacán y desempeñó cargos diplomáticos en Estados Unidos y Brasil. Para entonces, había publicado algunos poemarios; el primero: Sulamita y otros poemas, en 1918.

Su vivo interés por el cine lo llevó a dirigir en 1933 su primera y única película, Corazones en derrota, con un reparto encabezado por María Luisa Zea, Arturo Campoamor y Esther Fernández.

Emilio García Riera recuerda otro caso similar. Jorge Bell, de la dinastía circense, quien ese mismo año dirigió su única película: El pulpo humano. En ella actuaba también Arturo Campoamor y doña Sara García, que entonces rondaba los 35 años.

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Dos años más tarde, Navarro es parte de los 25 miembros fundadores de la Unión de Directores Cinematográficos de México, presidida por Fernando de Fuentes.

Navarro continuó escribiendo y publicando, creciendo su obra con libros y poemarios. Un poema suyo se convirtió rápidamente en obra popular, en versos para el declamador sin maestro: El Cristo de mi cabecera.

El tamaulipeco Ernesto Cortázar, fundador con Lorenzo Barcelata, Alberto Caballero, Antonio García Planes y Andrés Cortés Castillo del famoso grupo Los trovadores tamaulipecos, se asoció con Barcelata para fundar su compañía productora de cine. Su primera película, Noche de ronda (1942), impulsó a Cortázar a alcanzar casi la veinte de cintas en su carrera como director.

En 1950, con un guion del propio Cortázar y de Rubén C. Navarro basado en su propio poema, se filma El Cristo de mi cabecera en locaciones de Tangancícuaro, con el Lago de Camécuaro como escenario de los amores entre Jacinto y Linda y la tragedia del loco Sabás, que ríe al leer pasajes bíblicos y fragmentos de los poemas de Navarro insertados en la historia.

La película se sitúa en la época del Imperio de Maximiliano y la lucha de los chinacos por liberar a México de los invasores.

Jacinto (Roberto Cañedo), es el enamorado de Linda (Lilia del Valle) y a la vez el guerrillero “Gavioto”, cabeza de la banda de chinacos. El traidor Santiago (Manuel Dondé) no cesa en su afán malsano de hacerse de los amores de Linda y de luchar contra “la indiada” que se resiste a las fuerzas del Imperio. Su pecho está lleno de amor frustrado y rencoroso y sus ideas políticas marcadas por el desprecio a la gesta juarista. El loco Sabás (José Torvay) deambula por el campo, bordeando el Lago, soñando con un beso de Linda.

Foto: Especial

Con los primeros versos del popular poema comienza la cinta, en voz de Jacinto, que abraza el crucifijo que Linda le obsequió:

“Cuando estaba solo… solo en mi cabaña,

que construí a la vera de la audaz montaña,

cuya cumbre, ha siglos engendró el anhelo

de romper las nubes… y tocar el cielo;

cuando sollozaba con el desconsuelo

de que mi Pastora - más que nunca huraña-

de mi Amor al grito nada respondía; (…)

¡le rezaba al Cristo de mi cabecera,

porque me quisiera…!

¡porque me quisiera…!”.

Historia de amor, tragedia, patriotismo y escenas de humor infantil a cargo de Marcelita (Evita Muñoz, “Chachita”) y del sacristán Angelín (Pepe Loza), en El Cristo de mi cabecera no falta la música (Mamá Carlota, La paloma, Cariñito girasol) o el baile en el que Linda conquista al público al ritmo del Jarabe michoacano.

Mientras los chinacos libran batallas siguiendo las órdenes del general Vicente Riva Palacio, la historia de amor entre Jacinto y Linda camina en los límites de la tragedia, a los pocos días de vivir un matrimonio a escondidas.   

La cabaña construida a la vera de la audaz montaña en el poema de Navarro, será el sitio de la tragedia causada por el amor enloquecido de Sabás por Linda, y el Lago de Camécuaro la michoacana tumba de Sabás.

En 1958, a los 64 años, muere en Sonora Rubén C. Navarro.

Se cumple este año el aniversario 130 del nacimiento de Rubén C. Navarro, poeta, enamorado del cine, hombre de su tiempo.   


Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital zonaoctaviopaz.
@vazquezgjaime