El Día de San Isidro Labrador llega a Michoacán sin lluvias

San Isidro Labrador, que las refresqueras, las fábricas de papel y los aguachicoleros ya no se roben el agua en Michoacán para que haya nobles lluvias.

Foto: Pablo Aguinaco D.R.

Erandi Avalos / La Voz de Michoacán

Todos los agricultores son santos; o lo eran antes de la Revolución Agrícola del siglo XVII —que avanzó voraz de la mano de la Revolución Industrial y se convirtió en gran sustentadora de la creciente población mundial, pero también en enemiga de la tierra y la mayoría de las especies animales y vegetales— antes del reinado de Monsanto, Bayer, DuPont, Syngenta, Dow. Ahora, ser campesino, agricultor, hortelano, apicultor y todo lo relacionado con la tierra y el sustento, está empañado por un sinfín de complicaciones: si eres orgánico unas y si eres tóxico otras. Cambiaron tanto las formas de producción agrícola en dos siglos, que hoy es necesario reconsiderar un urgente regreso al origen.

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El pasado 15 de mayo, como todos los años desde la llegada de los españoles a Tingambato, se celebró el Día de San Isidro Labrador, patrón del Barrio Segundo.  Isidro, nacido en familia humilde alrededor del año 1082 en Madrid, se dedicó a las labores del campo y se le atribuyen varios milagros relacionados con la multiplicación de la comida. Se conoce por su generosidad con los pobres y hambrientos; y su cuerpo incorrupto que todavía se conserva. Durante siglos, esa fecha indicó el inicio de la temporada de lluvias pero en los últimos años esto ya no es así, por los cambios climáticos naturales y por la influencia del homo pseudo sapiens sapiens. A partir de que el monocultivo principalmente del aguacate ha desplazado a la agricultura tradicional, son innumerables los problemas generados. Si bien en un momento esto impulsó la economía para algunos, comienzan a sentirse las nefastas consecuencias para todos y una de ellas es la sequía.

Foto: Pablo Aguinaco D.R.

Denisse Ramírez, gestora cultural y comunicadora del pueblo, propone que de la misma forma en la que se organizan para llevar a cabo las celebraciones católicas, se organicen también para proteger, descubrir y difundir su patrimonio cultural tangible e intangible y también su entorno natural. Su bisabuela, de noventa y pico de años, recuerda que la fiesta de San Isidro “antes se hacía más bonita y más grande. Se aventaba maíz sin lástima, salían los carpinteros, albañiles, tejamanileros, bordadoras, panaderas, todos los oficios, aunque estábamos más pobres porque no teníamos carretera, dos señores que tenían burros llevaban la mercancía al tren y se iban a Morelia a vender chirimoyas, aguacate criollo, el natural, se daba mucha fruta en todo el pueblo. Vivíamos pobremente pero contentos. Cuando llegó la carretera, se empezaron a construir casas y fue mucha ayuda porque salía la fruta, pero ahorita ya otra vez está cambiando ya todo el país estamos igual se puso ya muy caro todo y no hay trabajo. Lo malo es que no llueve, pues. Dios guarde la hora que no llueva”, y así rodeada de sus nietos y bisnietos sigue disfrutando de la fiesta desde el jardín de su casa.

Otro personaje entrañable es el profesor Homero Costa, ex alumno de José Corona Nuñez, quien nos instruye que el nombre Tingambato, a pesar de ser un asentamiento anterior al Puréecherio, viene del Purépecha ‘cerro de clima templado’ y que es un sitio excepcional por el gran tesoro cultural que significa el Sitio Arqueológico Tinganio, mismo que resulta tan misterioso como poco estudiado en proporción a su importancia. Señala que en la época prehispánica las ofrendas a las deidades para agradecer y pedir lluvias eran principalmente maíz, calabaza, frijol, frutas, flores, corazones. Por ejemplo, se menciona en La Relación de Michoacán cómo se celebraban rituales  en honor a la consorte de Curicaueri; Cuerauáperi, “la que hace nacer”, y es responsable de enviar a los cuatro puntos cardinales a sus hijas Nube Roja, Nube Blanca, Nube Amarilla y Nube Negra. A partir de la colonia, este Corpus se realizó con un desfile de yuntas, ya que los europeos introdujeron el arado con bueyes. Por siglos estas yuntas se adornaron con el mismo maíz y otros elementos como pan, servilletas bordadas, listones, palmas. En la actualidad no se ve ni una sola yunta ya, siendo el tractor el protagonista del desfile de Corpus de San Isidro, que no es el mismo que el Corpus Christi, pero es similar: se realiza un desfile para que los agricultores, comerciantes y gente pudiente, regalen artículos a las personas que se congregan a recibir y a ver los vehículos decorados. Si bien se ha transformado con el tiempo, por lo menos se intenta conservar el sentido ritual de congregación comunitaria, de agradecimiento y humildad ante la naturaleza; al reconocimiento de que sin lluvia, no sobreviviremos. 

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San Isidro Labrador, Tláloc, Cuerauáperi, Dzahui, Indra, Tajín, Oya, Mbaba Mwana Waresa, Frey, Yu Shi; Gurudev, Sri Krishna: que este año los cañones antigranizo y las motosierras de los talamontes se averíen, que la gente eleve su conciencia medioambiental y use baños secos, que las refresqueras, las fábricas de papel y los aguachicoleros ya no se roben el agua en Michoacán para que haya nobles lluvias y buenas cosechas. Amén.