Dante Martínez Vázquez / La Voz de Michoacán Michoacán, es el único estado del país que puede presumir el tener los dos cuerpos de agua más grandes de México: el lago de Chapala y el lago de Cuitzeo; además de contar con muchos otros lagos como el de Pátzcuaro y el de Zirahuen, entre otros. No obstante, la incesante proliferación de monocultivos como el aguacate ha ido deteriorado la imagen que una vez tuvo el estado como uno de los más ricos en agua, al punto de que varios de sus lagos más importantes hoy en día se encuentran en un punto crítico, y el caso más alarmante es el propio lago de Cuitzeo. Ubicado al norte del estado de Michoacán, el lago de Cuitzeo no solamente es una fuente de agua, sino que también es una fuente de sal, y a diferencia de otros lagos del país, el lago de Cuitzeo es de agua salada, lo que le ha permitido que durante siglos los distintos asentamientos humanos que se han establecido en sus alrededores exploten este valioso recurso, aunque en la actualidad dicha actividad está prácticamente desaparecida, quedando remanentes de algunos cuantos puestos de extracción de sal, especialmente en el municipio de Zinapécuaro. El lago de Cuitzeo y su entorno, siempre ha sido un lugar bastante propicio para la vida, su riqueza además de natural, también es de carácter histórico-científico, pues desde tiempos muy remotos como lo fue el período pleistoceno (hace más de 12,000 años), el lago de Cuitzeo fue un conglomerado de antigua megafauna como mamuts, mastodontes, caballos prehistóricos, bisontes, camellos, así como de grandes depredadores, y prueba está en la gran cantidad de fósiles que se han encontrado en sus alrededores, destacando el esqueleto de mamut descubierto por José Corona Núñez y que hoy en día se encuentra en el Museo de Historia Natural de la capital michoacana. El lago de Cuitzeo, también fue un lugar propicio para el desarrollo de importantes culturas antiguas, como la cultura Chupícuaro que a pesar de que históricamente se le asocia más con el bajío guanajuatense (especialmente con la zona de Acámbaro), la cuenca de Cuitzeo fue un importante epicentro de su desarrollo hace más de 2,500 años. También durante el período clásico (100 – 600 d.c.), en la cuenca de Cuitzeo empezaron a florecer muchas ciudades que tuvieron importantes vínculos con lo que fue la gran urbe de Teotihuacan. Foto: Christian Adrián Hernández En la actualidad se pueden conocer dos zonas arqueológicas abiertas al público: Tres Cerritos en Cuitzeo y La Nopalera en Huandacareo. Sin embargo, la riqueza arqueológica de la cuenca de Cuitzeo es mucho mayor a estos dos sitios, siendo una de las zonas claves del estado de Michoacán para comprender el desarrollo y auge de las antiguas civilizaciones de la época prehispánica que habitaron en Michoacán. Resaltando la riqueza de sitios arqueológicos que se encuentran en los municipios de Zinapécuaro, Huandacareo, Cuitzeo, Chucándiro, Copándaro, Tarímbaro, Charo y el propio municipio de Morelia. Unos siglos antes de la llegada de los españoles, el lago de Cuitzeo había sido conquistado por los Purépechas provenientes de la cuenca lacustre de Pátzcuaro, quienes, en documentos como la Relación de Michoacán, resaltan la importancia de la cuenca de Cuitzeo, como un lugar donde además de purépecha hablantes había también Otomíes, y se encontraban importantes recursos como la sal y la obsidiana, así como templos dedicados a deidades como Cuerauaperi (la diosa madre). Los propios españoles también se quedaron impactados con la cuenca lacustre de Cuitzeo, a la que, debido a su grandeza, apodaban como “el mar de Cuitzeo”. Ellos también vieron en dicha región un lugar propicio para el establecimiento de la vida humana, y por ello fundaron una amplia cantidad de poblaciones, así como construyeron varios conventos en sus alrededores (como el convento fortificado de Cuitzeo) e inclusive, eventualmente lograron que la capital se movilizara a esta región con lo que fue el proyecto de la ciudad de Valladolid (hoy Morelia). Los españoles, resaltaban que el lago de Cuitzeo proveía de sal, y una amplia cantidad de peces (como los charales) que eran más abundantes que en el propio lago de Pátzcuaro, según el testimonio de los españoles. Del mismo modo, resaltaban sus tierras sumamente fértiles, y la gran cantidad de ríos y arroyos que surgieron derivados de los escurrimientos del lago. Perder el lago de Cuitzeo sería perder una de las fuentes de vida más importantes del estado, además de que en el futuro causaría graves problemas ambientales en las comunidades cercanas y especialmente en la capital del estado.