El Viacrucis en Ucareo: se tiene el registro documental de una imagen de Jesús Nazareno

El recuerdo más preciso de la representación del Viacrucis data de 1940

Foto: Cortesía de José Heriberto Espino García

Alejandro Vargas, colaborador La Voz de Michoacán

Desde las primeras décadas de evangelización en la Nueva España, los religiosos enseñaron el rezo del Viacrucis a los naturales, sobre todo en los atrios, donde ordenaron señalar las catorce estaciones con cruces de madera, pintadas o talladas en alto relieve sobre piedras. Algunos de estos espacios que fungían como cementerios, contaron con hornacinas en los gruesos muros, albergando cruces de madera que permitían guiar durante la oración, en recuerdo de la pasión y muerte de Jesús de Nazareth. En el caso de la comunidad de Ucareo, se tiene el registro documental de una imagen de Jesús Nazareno que se encontraba en uno de los retablos de madera que se realizaron a principios del siglo XVIII, durante la época del convento agustino, pero no se sabe hasta el momento, si la imagen era utilizada para la representación del Viacrucis durante la Semana Santa en procesión. Dicha escultura fue sustituida aproximadamente en 1930 por el Cura José María Martínez, quien compró varias imágenes de bulto para el templo en la ciudad de Santiago de Querétaro; entre ellas un Jesús Nazareno articulado, el cual se conserva en nuestro templo hasta nuestros días.

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El recuerdo más preciso de la representación del Viacrucis en Ucareo data de 1940, en donde la imagen de Jesús Nazareno salía sobre unas andas de gran tamaño, que era movida por ocho hombres en su interior, mismos que ensayaban días previos a la Semana Santa, pues el contorno de la plataforma se cubría con una gran tela de color morado que caía casi hasta el piso. En cada esquina se colocaba a un infante, caracterizado un ángel pasionario y detrás de ellos iban las imágenes de bulto de la Virgen Dolorosa, san Juan y santa María Magdalena. Los personajes de la Verónica, el Cireneo y los soldados romanos eran representados por personas de la parroquia, quienes acompañaban a Jesús en el camino al Calvario, mientras el sacerdote explicaba cada una de las catorce estaciones.

Foto: Cortesía de la familia Morales Bucio.

Había gran concurrencia de personas, tanto de la parroquia como de otros lugares, que pese a la gran capacidad del atrio de la Parroquia de San Agustín Obispo, no se daba abasto el espacio, pues se realizaba con mucha devoción y respeto. Al caer la noche del Viernes Santo, la feligresía acudía al templo para presenciar el Sermón de las Siete Palabras; al término de cada palabra se apagaba una vela hasta quedar en la completa oscuridad. Para el momento de la muerte de Jesús, varios hombres colocados en los descansos de las ventanas y en el coro, arrojaban resina triturada que se convertía en llamaradas, causando gran impresión, además del acompañamiento del ruido de los tambores.

Hasta el año de 1984 se realizó de esta manera el Viernes Santo, ya que en 1985 el Cura Javier Frías Ontiveros, decidió que la representación de La Última Cena, el Prendimiento y el Viacrucis se representaran con personajes en vivo y se encargó de escribir el libreto, con el apoyo de la Profesora María Elena Heredia Durán. Cabe destacar que el Padre Javier era originario de Ucareo, por lo cual, conocía muy bien a todas las familias, eligiendo a José Heriberto Espino García para que hiciera el papel de Jesús de Nazareth, Teresa Mendoza Suárez caracterizó a la Virgen María, Lorenzo Sonda a Pilatos, Gilberto Mendoza Frías a Anás, Luis Heredia Valenzuela a Caifás, Mario Soto a Herodes, Ernestina Mendoza López hizo el personaje de María Magdalena, Salud Bañuelos Guerrero interpretó a Claudia, Fidel Espino a Nicodemo, Fernando Durán Mendoza a Samuel Belibeth, Alejandro Delgado Durán al ángel que aparece en el  Prendimiento de Jesús y el jefe de los soldados romanos fue Pioquinto Coss. Todos los actores iniciaron con los ensayos antes del Miércoles de Ceniza, dirigidos por María Elena Heredia y supervisados por el propio Padre Javier, resultando ser todo un éxito la primera representación, causando gran asombro y haciendo eco en la región, por la calidad del guion, el dramatismo de los personajes y la carga devocional. Asistían tanto turistas como personas originarias de Ucareo que vivían en otros lugares de México y los Estados Unidos.  

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La Procesión de las Palmas del Domingo de Ramos también la inició el Padre Javier Frías, haciéndola en diferentes calles cada año y el Sermón de las Siete Palabras fue cambiado al atrio del templo. Por estos años, comenzó a realizarse la Procesión del Silencio, siendo un momento importante para la población, pues se acompaña a la urna del Santo Entierro, que resguarda una imagen de Jesús del siglo XVIII.

Los primeros tres años, el Viacrucis viviente se llevó a cabo en el atrio parroquial, después se realizó en el “Campo”, al año siguiente en “Los Solares” y en 1990 tuvo lugar en “la Calle Real”, recordando que los tribunales eran distribuidos en las calles que conducen a estos lugares. A partir de 1993, se volvió a realizar en el atrio hasta el año 2005, optando representar la crucifixión en distintas partes del pueblo, conmemorando en este año 2025 el 40 aniversario de llevarse a cabo con personajes en vivo, siendo una muestra del arduo trabajo del Grupo de Semana Santa de Ucareo, a cargo de sus coordinadores Salud Bañuelos y Alipio Pasindo, junto con todas las personas que han participado a lo largo del tiempo, sobresaliendo como una de las principales representaciones de Semana Santa en Michoacán.

Alejandro Vargas Sánchez, originario de Ucareo, Michoacán, es Licenciado en Historia por la UMSNH y Maestro en Historia del Arte por la UDEM. Sus investigaciones están centradas principalmente en el arte, los cultos y devociones en la época novohispana de lo que fue el Obispado de Michoacán. Ha fungido como funcionario público municipal, además de diversos cargos en el ámbito cultural.