Entrevista / “Mi prioridad fue el humanismo”: Rafael Rangel

Rafael Rangel Cevallos, guionista, productor y director independiente es ajeno al estilismo montado

Foto: Especial

Víctor E. Rodríguez Méndez colaborador de La Voz de Michoacán

Documentalista de cámara en mano, Rafael Rangel es ajeno al estilismo montado. Poco propensas a una narrativa lineal, sus películas son realizadas desde un punto de vista que invita, incita y provoca al espectador a tener una experiencia visual que parte de la inmersión en las vivencias cercanas y sencillas del instante de los hechos que se proyectan.

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Rafael Rangel Cevallos (Morelia, 1962) es guionista, productor y director independiente. Con su productora Insurrección Films ha realizado los cortometrajes Int. 19 (2003), Peces de asfalto (2005) y Sangre circular (2008); los documentales-ensayo Preludios: las otras partituras de dios (2013), Un día en Ayotzinapa 43 (2015), El grito de los coyotes (2016) y Septiembre 19, pequeñas historias épicas (2019), además de los largometrajes de ficción El principio de la espiral (2009) y Luna mortis (2019); también es autor del ensayo-ficción Mr. London Night (2024). Actualmente trabaja en el documental-ensayo Syncretismus sacro, con guion, producción y dirección suya.

Gaza, la franja del exterminio (2024) ha sido ampliamente difundido en los últimos meses. Descrito como un documental-ensayo sobre el genocidio perpetrado por Israel en Palestina, Rafael Rangel realizó el filme sin estadísticas ni voces especializadas, sólo su técnica de “antropología salvaje” y desde las entrañas mismas de la Franja de Gaza.

Con imágenes crudas y demoledoras, el documental supone una experiencia brutal para cualquier espectadora y espectador. Al cumplirse —el pasado 7 de octubre— un año del inicio del genocidio de Israel contra Palestina, el documental Gaza, la franja del exterminio fue proyectado en la fachada de la embajada estadunidense en la capital mexicana. “El cómplice iluminado con imágenes del genocidio”, señaló el cineasta moreliano al respecto. “Sin lugar a dudas, la proyección más emblemática y significativa de nuestro documental”.

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También se proyectó en el Instituto Goethe de la CDMX y  en Morelia, el documental se presentó la semana anterior en la Facultad de Filosofía “Dr. Samuel Ramos Magaña” de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), en el Espacio Solaris y en el Centro Cultural Clavijero. Rafael refiere al respecto que en estas presentaciones encontró a “un público muy informado y comprometido, sensible y humanitario, personas decididas a actuar y ávidas por saber cómo ayudar y colaborar”. Fueron funciones que rebasaron las expectativas, agrega, cuya asistencia fue numerosa dado que hubo gente que ya no pudo ingresar a las salas.

Rafael Rangel nació en Morelia, donde hizo sus estudios de primaria, secundaria y preparatoria, además de estudiar la carrera de arquitectura en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, misma que abandonó para irse a la CDMX y luego a estudiar a Italia con la intención de dedicarse al cine de ficción. Posteriormente, fue invitado a proyectar Un día en Ayotzinapa 43 en Plymouth, en el suroeste de Inglaterra, para después trasladarse a Londres y fue entonces que decidió quedarse a vivir ahí indefinidamente.

Entrevistado vía remota antes de su visita a México, Rafael señala que el deseo de dedicarse al cine nació desde su infancia, aun cuando desconoce la razón o la influencia, porque nadie en su familia se dedica a la cinematografía. “El interés por el documental nació cuando quise realizar testimonios de temas que me interesaban”, dice. El primer documental que realizó fue Preludios: las otras partituras de dios, en el que retrata la vida de músicos y poetas en situación de calle, algunos de ellos con esquizofrenia.

Convencido de su vocación como cineasta, Rafael asegura que el documental hoy día es “una excelente forma de profundizar en diversos temas, tantos como puedas imaginar, así como son también inagotables las formas de realizarlos, siempre y cuando no te ciñas a lo académico, porque al hacerlo corres el riesgo de ser didáctico”.

—El genocidio en Gaza es uno de los mejor documentados de la historia. ¿Por qué realizar uno más?

—Las noticias y las redes son monstruos que se alimentan con voracidad, lo que llaman con el anglicismo Trending Topic o TT, son sólo tendencias momentáneas antes de ser desplazadas por otra novedad. El documental-ensayo (como defino lo que hago) es un testimonio que perdurará. Un claro ejemplo es la transmisión a través de canales de televisión culturales de algunos documentales míos que funcionan para conmemorar determinadas fechas significativas. También es interesante que universidades importantes como Columbia o Cornell en Nueva York me los hayan solicitado como materia de estudio para sus cursos académicos. Los anteriores son ejemplos de la importancia que pueden tener los documentales como testimonios.

¿Cuál fue la premisa narrativa con la que abordaste este documental?

—Antes de decidir la premisa, estudié a fondo la historia de Palestina e Israel. Mis principales fuentes fueron Ilan Pappé, profesor de historia en la Universidad de Exeter (Reino Unido), codirector del Centro Exeter de Estudios Etno-Políticos, y anteriormente fue profesor de ciencias políticas en la Universidad de Haifa y director del Instituto Emil Touma de Estudios Palestinos de Haifa (Israel). Entre sus numerosas obras están: The Making of the Arab-Israeli Conflict, 1947-1951 y The Israeli / Palestine Question. También recurrí a Norman Finkelstein, experto en ciencia política y autor especializado en asuntos relacionados con el judaísmo, Israel y el sionismo, y con el conflicto palestino-israelí en particular. Graduado por la Binghamton University, se doctoró en ciencia política por la Universidad de Princeton; es hijo de supervivientes de los campos de concentración de Auschwitz y Majdanek, el resto de su familia pereció en el Holocausto. Ambos, Ilan Pappé y Norman Finkelstein, son judíos humanistas. Después de estudiarlos fue que decidí la premisa desde la perspectiva infantil palestina.

            —Como realizador, ¿qué postura asumiste en este fuerte entramado de ideologías políticas radicales?

—Se supone que un realizador debe permanecer neutro ante cualquier tema; sin embargo, en este caso sin duda mi postura fue Palestina, soy pro Palestina. Mi prioridad fue el humanismo. No celebro ni justifico lo acontecido el 7 de octubre, con el ataque de Hamás a Israel, pero se equivocan quienes creen que esa fecha fue el inicio del conflicto e ignoran los casi 80 años de asedio israelí al pueblo palestino.

En Gaza, la franja del exterminio, el cineasta contó con la colaboración de fotoperiodistas de la propia Franja de Gaza, así como con el testimonio audiovisual del fotógrafo Mahmoud M. Zagout (un joven de 24 años que, tras el lanzamiento de un misil, perdió la casa donde vivía); también participaron Nour Alnaji (originaria de Palestina), Elíah Salem y Mahmoud Elkholy (ambos provenientes de Egipto).

Sobre las dificultades que surgieron para la realización del documental, Rafael Rangel refiere que la primera tuvo que ver con encontrar a las personas adecuadas: “Tuve suerte al localizar a Mahmoud Zaqout, fotógrafo de guerra originario de Rafah. Al llegar a Egipto, el mismo día, antes de salir del aeropuerto, ya se había conformado un gran equipo árabe muy comprometido, lo que fue posible gracias a la labor previa que desde México hizo mi hija Jimena, quien es una eficiente colaboradora en todos mis proyectos. Intenté cruzar tres veces la frontera entre Egipto y Palestina, pero fue imposible, así que, divididos por el muro de la ignominia, fue como logramos realizar el documental. Mahmoud y yo en aquel momento nos jactábamos de burlar al quinto ejército más poderoso del mundo al lograr realizar un testimonio, él de un lado, en Rafah, yo del otro en Egipto, a poca distancia uno del otro, divididos por el muro de la cárcel más grande del mundo a cielo abierto. Después, nos encontramos en El Cairo y ahí nos dedicamos a editar, sumando esfuerzos de muchos palestinos que aportaron sus testimonios grabados con sus teléfonos celulares”.

En todo ello hubo episodios muy dramáticos, según nos cuenta: “Cierto día mientras editábamos, recibimos un WhatsApp en el que un palestino amigo de Mahmoud que nos había enviado material, su hermano nos informaba que acababa de ser martirizado. Así es como ellos llaman a quienes son asesinados por el ejército invasor israelí”.

—El filme expone, sobre todo, el sufrimiento de los niños como víctimas de los bombardeos. Al hacerlo así, ¿cómo evadir el sentimentalismo o el morbo al enfatizar esa atrocidad?

Ésa es una de mis prioridades. Para lograrlo se analiza cuidadosamente cada imagen antes de decidir incorporarla a la película, sin perder la objetividad de los hechos y presentarlos con crudeza y veracidad para que sea el público quien saque sus propias conclusiones, sensaciones y sentimientos.

Cabe señalar que durante el pasado Festival Internacional de Cine de Morelia varios Colectivos pro Palestina se manifestaron en contra del director de origen israelí Ariel Vromen, quien presentó su película 1992, a quien reprocharon haber pertenecido al ejército de Israel. Además de pedir un alto al genocidio, criticaron el veto del Festival a filmes sobre Palestina, concretamente la exclusión del documental de Rafael Rangel, cuya petición por ser parte de esta emisión fue rechazada.

El cineasta nos comparte su reflexión ante este hecho: “Todos los festivales hacen una selección oficial para su programación. Las razones por las que eligen unas películas y otras no es difícil conocerlas. En la sesión de preguntas y respuestas [durante los foros de presentación de su filme en Morelia] me di cuenta de que parte del público tenía la confusión de creer que la película era parte del festival, por lo que me vi en la necesidad de aclarar que fue sólo una coincidencia de fechas. Gracias a la gestión de la doctora en Filosofía Liliana David, fuimos invitados por la UMSNH en el 51 aniversario de la Facultad de Filosofía por su director Alfonso Villa, a quienes les estoy profundamente agradecido, así como a Sandra Aguilera y Juan Pablo Arroyo, por su importante e incondicional apoyo, así como al Centro Cultural Clavijero. Lo que fue inesperado es que, al aclarar los hechos, numerosos activistas decidieron manifestar su inconformidad por la exclusión del documental y la inclusión de un director israelí”.

—¿Por qué es importante ver Gaza?

— Porque hay mucha desinformación, información desvirtuada, sesgada y tendenciosa.

—¿Por qué nos debe indignar la guerra en Gaza?

— Todas las guerras son indignantes, sólo que ésta no es una guerra, es un genocidio, un exterminio.

—Una vez concluido el documental y ante los hechos al día de hoy, ¿qué preguntas urgentes se te vienen a la cabeza ahora mismo frente a lo que pasa en Gaza?

—Solo una: ¿cuándo llegará a su fin este inhumano genocidio?


Víctor Rodríguez, comunicólogo, diseñador gráfico y periodista cultural.