Yazmin Espinoza / Colaboradora de La Voz de Michoacán Luego de adornar por varias semanas un espacio del Centro Histórico de la capital michoacana, la exposición Templaza, del escultor moreliano “Rumsz Lec” llegará a Casa Nuestra, Antigua Sede del Senado en la Ciudad de México. En este montaje, el artista presenta una colección de obras elaboradas con las técnicas de bronce a la cera perdida. El título refiere una de las consideraciones esenciales que se pueden observar en cada una de las piezas expuestas y en las que prevalece la representación del cuerpo humano. “Es así como podemos observar un torso que emerge de una media luna, en tanto que sus cabellos se muestran cual ramas de un árbol, o bien, las piernas de un personaje masculino representadas como troncos que se afianzan tenazmente a una sólida superficie. La cultura clásica se encuentra representada en una de las piezas de la exposición a través de la escultura de un centauro, figura mítica representada con roso humano y una grupa de caballo”, se puede leer en la carga curatorial de la exposición redactada por Sofía Velarde. En entrevista para La Voz de Michoacán Rumsz Lec compartió sobre el proyecto tan personal que representará a Morelia en Casa Nuestra en CDMX. Foto: Especial ¿Cuántas serán las piezas que serán expuestas en Casa Nuestra? Van a ser 11 piezas, y son bronce en cera perdida. Estoy trabajando con Roberto Morales que me está apoyando con la museografía. Para Templeza se gestionó la sede de Casa Nuestra, Antigua Sede del Senado y va a estar ahí aproximadamente dos semanas, y luego se va al Colegio de San Ildefonso. Estamos muy emocionados. Cuéntame sobre la inspiración detrás de las piezas y el proceso de producción. En cuestión técnica, mis influencias son los maestros como Bernini y Miguel Ángel. Me gusta mucho la cuestión del realismo en cuanto al potencial que tiene para comunicar todo sin necesidad de palabras, el cuerpo humano, desde la postura hasta la fisionomía. Los cuerpos hablan por las personas y las costumbres incluso, si una persona es muy enojona, suele tener muy marcado el ceño que todo el tiempo está frunciéndolo, o la espalda encorvada, o si una persona se dedica a hacer natación o a la construcción, todo se ve reflejado en el cuerpo humano. Eso sumado a las emociones que esas también hablan por si solas, más que nosotros querer controlarlas, salen a flote, y eso en su mayoría se ve reflejado en el rostro. Creo que se puede llegar a una universalidad de comunicación que va más allá de las creencias religiosas, políticas o culturales, es simplemente recurrir al elemento humano, lo que nos hace ser seres humanos. Mi trabajo busca comunicar, es un tanto entre lo que soy, lo que siento y lo que me ha formado, con otro tanto de cosas que también comunica. ¿Qué pretendes que el público absorba de las obras? Lo que yo pretendo es que las personas tengan un entendimiento más profundo sobre si mismos, para que conecten con su alma, porque cuando hay una unidad de persona con el alma, creo que es una persona completa y deja de tener esa necesidad de lastimar, ofender o consumir, incluso, cosas superficiales como los productos de marca. Algo que quiero resaltar es que el amor, sin tomarlo desde la perspectiva romántica, es una cualidad natural del ser humano que busca el bienestar común, el bienestar social, de todo lo que nos rodea, porque la empatía nos hace ponernos en los zapatos del otro. Entonces estos problemas desde las guerras, hasta todo, desde mi perspectiva es una descompostura del amor. Aunque el realismo impera, vemos también uno que otro elemento místico… De cierta manera, busqué tener una perspectiva cultural en general, pero, por lo menos en el centauro que sí lleva una influencia mística muy directa, todos los demás procuran ser más neutrales. Todos los rostros se ven de personas de edad, ¿esto tuvo un objetivo específico? Sí. Empiezo con figuras masculinas porque parto desde mi persona, porque es lo que más conozco y, entonces, es lo que más puedo procurar proyectar. Para mí la cuestión de la sabiduría, el llegar a esa comprensión de autoconocimiento está estrechamente relacionado con el hecho de que pasa mucho tiempo para que podamos llegar a eso. Entonces algo invaluable que uno puede llegar a adquirir es la sabiduría, esa experiencia que solo se gana con los años porque no hay manera de comprarla ni de transferirla. Es muy valioso para mí porque siempre he estado rodeado de personas mucho mayores que yo, y el poder aprender de eso, de ese conocimiento, es muy valioso. Hay muchas veces que se comprenden al vivirlas, pero se pueden evitar también ciertos tropiezos. Así que son cuerpos que en general están desnudos o semidesnudos, para retratar esa desnudez del alma, como entregarse al mundo. Y también la edad porque, además de la sabiduría, el cuerpo me parece una maquina hermosa y creo que la manera más honorable que tenemos de retribuirle todo lo que hace por nosotros es mantenerlo sano. ¿Cómo te sientes al ser parte de este legado que dejaron grandes maestros de la escultura? Creo que es importante en el aspecto de que en la actualidad se está usando de una manera un tanto perversa o ventajosa lo que es el arte. Para mí el arte es una labor muy noble que busca sanar el alma, sanar quienes somos y tener una conversación real con la obra. Cuando una obra no está completa hay una barrera, por lo que no hay una meditación y si no lo hacemos, no llegamos a un auto conocimiento, que es lo que nos hace progresar. Saber quienes somos, qué queremos, qué nos gusta y por qué estamos aquí. ¿Cuál crees entonces que debe ser el objetivo del artista? Creo que como artistas tenemos mucha responsabilidad de dejar de lado esa moda del arte para adornar, o el arte bonito. Creo que independientemente de la era o situación política que se esté viviendo siempre tenemos una responsabilidad social de ir a favor de la evolución humana y de los valores como la libertad y la justicia. También parte de lo que hago, del realismo que manejo, es porque se está perdiendo esa visión o enfoque de cuál es el fin del arte. Ahorita ya todo el mundo cree que ser artistas es ponerse a pintar de la nada y manchar unos cuantos cuadros, y ser artista es como cualquier profesión que lleva muchos años de estudio y dedicación. Educación, tanto de las manos para poder hacer las cosas, como de conocimiento para poder adquirir técnicas, e intelectuales. Rodrigo Flores Vieira (Rumsz Lec), es un artista visual con especialidad en producción escultórica, nacido en 1993 en Morelia, Michoacán. Inició sus estudios en la Facultad Popular de Bellas Artes y continuó su formación de manera autodidacta en diferentes disciplinas como arquitectura y fotografía, entre otras. Escultor aprendiz de fundición en bronce a la cera perdida en el taller del Maestro Francisco Ramírez Domínguez en Morelia. Ha tenido la oportunidad de trabajar en una de las fundiciones más importantes del país, donde también han participado destacados artistas como Alfredo Zalce, Francisco Zúñiga y Enrique Alférez, entre otros. Durante los años 2022 y 2023 realizó una residencia en la factoría Zeta de la Comunidad de Madrid, España. Participó en un proyecto escultórico que exploraba la comunicación del cuerpo humano y la estética clásica, con influencias de nuevas texturas orgánicas. Su obra ha sido expuesta tanto en exposiciones individuales como colectivas en México, Estados Unidos y España. En su obra se refleja su enfoque humanista, centrado en el ser humano y sus valores más elevados. Los personajes y seres que crea reproducen la realidad con un alto grado de estética y maestría. Con un estilo clásico, sus esculturas se vuelven tridimensionales, cautivando la admiración del espectador y sus juicios estéticos.