Alexandro Arévalo Oros “Es un hecho histórico y es un compromiso que apenas arranca. Es el principio de una serie de actividades que enaltecerán la vocación musical del municipio”. Con este discurso el entonces alcalde, Alfonso Martínez Alcázar, celebraba, en el año 2017, el nombramiento de Morelia como Ciudad Creativa de la Música. Siendo cuna de los más importantes músicos y compositores nacionales, Morelia se sumaba a la selecta lista de 64 ciudades de 44 países que sobresalían en el ámbito musical. Una ciudad en la que conviven las más diversas expresiones culturales y en la que la música colonial, clásica, folclórica y electrónica se respiran y se amalgaman como una sola. El Festival de Música de Morelia ‘Miguel Bernal Jiménez’, el Festival Internacional de Órgano de Morelia ‘Alfonso Vega Núñez’, el Jazztival Michoacán, el Conservatorio de las Rosas, la Facultad Popular de Bellas Artes, la ENES Morelia y el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras son tan solo una muestra de la enorme y extensa tradición musical que permea en la capital michoacana. Allende 637, la nueva apuesta musical Tras casi tres años de gestión, planeación e incertidumbre, el pasado 14 de mayo se inauguró Allende 637, Centro Cultural que se desarrollará bajo cuatro líneas de trabajo: la Orquesta Filarmónica del Tzintzuni, las temporadas de conciertos de cámara ‘El Nido del cenzontle’, el proyecto pedagógico ‘Canta, juega y vive la música’ y el Festival y Concurso Nacional de Piano ‘Mariano Elízaga’. Se trata de un espacio cultural multidisciplinario que, en palabras de su director general, Juan Vázquez, pretende convertirse en un recinto donde convivan expresiones musicales varias, centrándose en la tradición del folclor, el jazz y la música académica. En entrevista con Juan Vázquez, quien cuenta con una destacada trayectoria como compositor y director de orquesta, platicamos sobre los orígenes de esta importante iniciativa privada, así como la gran aventura que ha conllevado. ¿Cuál es la historia detrás del Centro Cultural Allende 637? ¿Cuándo y cómo empieza a concebirse? ¿En qué momento te involucras como director? Este proyecto nace en 2019 con el patrocinio de Sala Chopin, esta tienda de instrumentos y accesorios musicales, principalmente de pianos, quienes tenían la intención de abrir una extensión comercial en Morelia; en donde hubiera también una oferta de enseñanza musical y cultural. De hecho, ya contaban con el inmueble en el que ahora está Allende 637, el cual rehabilitaron y remodelaron. En esa época, yo recién regresaba a la Ciudad de México tras una residencia de un año en Oaxaca y con la intención de formar una nueva orquesta de cámara, bajo mi dirección y enfocada en la ejecución de nuevas obras. Tenía ya una relación de amistad con Sala Chopin, así que, en algún punto, me acerqué a ellos para proponerles el proyecto. Me responden que sí les interesaba la orquesta, pero que tenía que hacerse en Morelia. En esta primera etapa a finales del 2019, yo entro únicamente como director de la orquesta. Ya arrancando el 2020, la pandemia nos golpeó a todos. Para el proyecto hubo repercusiones económicas muy fuertes, así que, en ese momento, se plantea la necesidad de ampliar los benefactores que participaban en el proyecto. Fue así como me involucré en la dirección general. Replanteamos el proyecto hacia un Centro Cultural más polifacético, ya no tanto como una escuela de música únicamente, sino como un espacio de exhibición de arte y cultura con una oferta académica-dinámica mucho más amplia; es decir, como el proyecto opera actualmente. Ahora estoy como presidente del consejo directivo y, a su vez, contamos con un director del Centro Cultural, José Pimentel Raya. Más allá de los estragos ocasionados por la crisis sanitaria del COVID-19, a la que la Orquesta Filarmónica del Tzintzuni se adaptó con éxito, ¿cuál ha sido el mayor reto al que se han enfrentado? Siempre se habló de la orquesta como uno de los pilares del proyecto y se lanzó incluso antes de que abriera el Centro Cultural, pues buscábamos generar mucha expectativa. Desde entonces, ha crecido mucho. Empezamos como una orquesta de cámara y ahora somos una orquesta filarmónica. Éramos 15 miembros y ahora somos 34. El ganar cierta credibilidad frente a la sociedad artística local fue un reto, y no hablo de la sociedad moreliana en general, pues los morelianos son muy agradecidos y bastante entusiastas de todas estas iniciativas. Cuando recién empezamos, nos encontramos con mucha desconfianza por parte de los músicos, pues en muchas ocasiones no son tomados con tanta seriedad. Se les dan largas, no se les respetan los acuerdos y tienen que perseguir sus pagas. Formar la orquesta en ese sentido fue ganarnos su confianza, sobre todo en un momento de tanta incertidumbre respecto al futuro artístico. La orquesta es, en realidad, un proyecto de largo alcance y eso también tuvimos que demostrarlo, creciendo y ganando poco a poco nuestro lugar en el discurso musical de Morelia, una ciudad con tradición y en la que suele haber mucha competencia. ¿De qué manera conciben a la música en Allende 637? ¿Cuál es su visión al respecto? Muchas veces el concepto de Centro Cultural se convierte en sinónimo de Centro de las Artes y no es lo mismo, pues hay demasiadas formas de vivir las Artes. Hay arte comunitario y arte individualista, por ejemplo. Nosotros conceptualizamos la música sí como un arte, pero como un arte que forma parte de la cultura, la cual es mucho más grande, amplia y cuenta con muchísimas aristas y manifestaciones no artísticas. Simplemente el acento con el que hablamos y la forma en que vestimos ya empiezan a perfilar nuestra cultura. El arte es tan polifacético y los seres humanos lo hacemos desde siempre. Así mismo debemos entender la música, particularmente en un país como México en el que concurren tantas tradiciones de tantas partes del mundo. De alguna manera, México acabó siendo un fin del mundo: aquí llegaron muchas cosas y sucedieron mezclas musicales muy complejas que se quedaron. Existe, por ejemplo, una gran influencia del idioma inglés y de la cultura caribeña; existe el rock mexicano, el jazz mexicano, los sones, las danzas y toda la música mexicana insertada en tradiciones festivas y religiosas. Insisto, la música es una manifestación cultural y la gente escucha y hace la música que le representa algo para su realidad. Lo más importante es cómo esta nos permite reflexionar sobre la sociedad que tenemos hoy y, para ello, el primer paso es recordar quiénes hemos sido. Es allí donde entran todas las expresiones musicales que tanto nos interesan en Allende 637. ¿Cómo te imaginas que será el visitante de Allende 637? ¿Cuál es su perfil? ¿A qué público va dirigido el proyecto? De entrada, me gustaría que nuestros visitantes sean diversos, que sean personas muy diferentes entre sí. Obviamente esperamos visitantes que sean cercanos a las Artes y que disfruten de ellas. Pero, en general, Allende 637 es un espacio pensado para la gente curiosa y para la que hemos preparado una oferta de interés muy amplia. Queremos hablar de la cultura de la ciencia, del género, de la paz, del medio ambiente y, por supuesto, del pensamiento crítico. No queremos que el proyecto se entienda como un lugar elitista y de autoconsumo para el intelectual. Al contrario, queremos que sea un lugar para primeros encuentros con el arte, pues nos parece muy importante la divulgación. ¿Qué les gustaría lograr ahora que el Centro Cultural ha abierto sus puertas, sobre todo en Morelia, Ciudad Creativa de la Música? Principalmente, queremos contar con una orquesta competitiva y de gran nivel. Lograr un alto rendimiento y una buena calidad artística acompañada de una propuesta nueva y fresca. Esta es y será nuestra búsqueda constante. Sí contamos con músicos muy experimentados, pero también con músicos que están viviendo su primera experiencia orquestal profesional. Por lo que nos gustaría convertirnos en un espacio en el que estos jóvenes intérpretes puedan formalizarse como solistas, que este sea un espacio de primer contacto. De hecho, estamos preparando una convocatoria para la sexta temporada, dedicada completamente a talentos y compositores emergentes. Semblanza del director Juan Vázquez es compositor y director de orquesta originario de La Piedad, Michoacán, recientemente ganador del Primer Premio del Concurso de Composición “Arturo Márquez” para Orquesta de Cámara 2021, y director titular de la Orquesta Filarmónica del Tzintzuni en Morelia. Inició sus estudios de piano a los cinco años con el maestro Saúl Heredia. A los once años ingresa al Conservatorio de las Rosas para continuar con sus estudios de piano, siendo alumno de los maestros Mario Quiroz y Miriam Pérez Fleitas. A los catorce años inicia sus estudios de composición musical con el Dr. Jorge David García Castilla, de quien fue alumno entre el 2006 y el 2011, continuando posteriormente de forma casi totalmente autodidacta. En 2016 egresa con honores de la Escuela Libre de Derecho como abogado, en donde es profesor adjunto de la cátedra de Metodología Jurídica. Participó en el Festival de Arte Joven de Morelia, en 2007 como pianista y en 2008 y 2009 presentando obras como compositor. Su música ha sido interpretada por el cuarteto Gori Cortés, la Orquesta de Cámara de la Ciudad de México, la Camerata Oaxaca, por el Ensamble Danaus, el Ensamble “La Raza”, y por la Orquesta de Filarmónica del Tzintzuni. En 2018 produce su primer material discográfico con el título “Primer Canto del Cenzontle” (disponible en diversas plataformas como Spotify, YouTube, Apple Music), compuesto de obras para piano, siendo que el repertorio que integra el álbum se presentó también en el Centro Cultural “Los Pinos” y en la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario de la UNAM, en el marco del Festival Internacional de Piano de la UNAM 2020. También en 2020 funda en la ciudad de Morelia, bajo el patrocinio de Sala Chopin y el Centro Cultural Allende 637, la Orquesta de Cámara del Tzintzuni, hoy Orquesta Filarmónica del Tzintzuni. Actualmente se desempeña como Presidente del Consejo Directivo del Centro Cultural Allende 637, y como director titular de la Orquesta Filarmónica del Tzintzuni, ensamble con el que ha dirigido ya cuatro temporadas de conciertos virtuales, y habiendo acompañado a grandes solistas como Julián Martínez, José Luis Herrera, Alexander Pashkov y Luca Chiantore, además de haber acompañado la final del Concurso Nacional de Piano, Mariano Elízaga 2021. Alexandro Arévalo Oros es egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. Ha cursado talleres sobre periodismo, radio y creación literaria, así como un diplomado en producción de cine documental. Escribe sobre cine mexicano y sobre los agentes y proyectos que lo están revolucionado. adanielao99@gmail.com / @alexandroda_