‘Fruto’, un libro sobre amor y cuidados

“Éste no es un libro de maternidad, es un libro sobre los cuidados, que nace bajo la premisa de que no todas somos madres, pero todas hemos cuidado. Fruto nace como un susurro para volverse un conjuro de mujeres que cuidamos y hemos sido cuidadas”, Daniela Rea, “Fruto”

Yazmin Espinoza

Leí este precioso libro de Daniela Rea en las madrugadas, entre tomas de leche y cambio de pañales, mientras parecía que el resto del mundo dormía y yo intentaba hacerme cargo de una recién nacida, mi segunda hija.

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Leí este conjunto de voces femeninas en la banca en la que espero que Sofía salga de sus clases de ballet, o mientras estaba en natación. Luchando con el sueño y el calor, lista para interrumpir mi lectura si me decía que quería agua o necesitaba ir al baño.

En general, leí este libro mientras cuidaba, tal vez por eso mi conexión con cada página fue tan fuerte.

Cuidar nos conserva, nos sostiene y nos reúne, pero también nos arrasa y nos agota. En “Fruto”, las contradicciones del cuidado se abordan a partir de catorce voces que se van trenzando para construir un libro transgeneracional que explora una obviedad poco reconocida: las historias de crianza no se reducen a las madres, sino que nos involucran a todas. No todas somos madres, pero todas hemos cuidado y hemos sido cuidadas.

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Cuando las labores interminables de la maternidad arrinconaron a Daniela Rea en un espacio oscuro, hizo lo que mejor sabe hacer, periodismo. Para entender su nueva circunstancia, buscó a otras mujeres que maternaban y cuidaban; escucharlas la llevó a entrevistar a su madre para cuestionar su propia crianza. Mientras escuchaba aquellas experiencias de cuidados en circunstancias límite, su propia historia encontró un lugar y un sentido. Fruto es un conjuro de mujeres, el resultado de prestar oídos a nosotras mismas para encontrar lo que nos convoca.

“No siempre alcanzo para ser madre, no siempre sé cómo serlo. Acudo a otras mujeres para aprender. Miro nuestra insuficiencia y la acepto. Pongo atención en el momento en que fuimos hijas y recuerdo. Me observo madre desde ahí, desde esa pequeñez, desde esa necesidad y ese temor ante la certeza de que en algún momento de su vida yo no les voy a bastar, pero habrá otras que sí. ¿Puede esto ser un intento de crianza colectiva?”.

Durante la lectura, puedes encontrarte con varias voces que te cuentan su historia en el mundo de los cuidados, así que es más que seguro que alguna te va a hacer verte en el espejo, y enfrentarse a esos miedos e inseguridades que rodean sin merecer al mundo de la maternidad. Todas llevan además reflexiones de Daniela sobre esa realidad, y cómo conectan con lo que ella está viviendo en su propio intento de crianza.

La autora deja un gran espacio a la voz de su madre, a quien entrevistó durante muchas horas para poder comprender un poco más el mundo que la rodea. El resultado es una conversación bellísima que nace desde el amor y la necesidad de proteger a aquellos que amamos.

“Los hijos colonizamos los cuerpos de nuestras madres y permanecemos en ellos incluso cuando ya no estamos en ellos. Las madres intentamos desprendernos de ellos, con cuidado y en silencio para no despertarlos y poder escapar por la ventana.”

Pero también, claro, varias historias en el libro nos hacen enfrentar la violencia que hay alrededor de la mujer y que llega a atravesarla incluso cuando hablamos de maternidad. Y es que Daniela nos lanza varias preguntas que todos deberíamos de reflexionar, comenzando por desde cuándo comenzamos a relacionar el cuidado con el amor. Porque, cuidamos a quien amamos, pero por alguna razón que exista ese cariño hace que nuestra atención y trabajo se den por sentado, desvalorizándolo, y llevándolo a la oscuridad del día a día.

La soledad alrededor del mundo de los cuidados es otro elemento clave que Daniela analiza desde los testimonios de las mujeres que le compartieron su historia. Porque el universo de los cuidados casi siempre se describe en singular.

Así, la diversidad de historias y realidades hace que leas este libro desde la maternidad, o desde la hijitud. O tal vez ambas.

La realidad es que este libro conmovió tanto, que su primera edición voló de las estanterías. Ahora que la editorial ha logrado lanzar una segunda, nadie debería perder la oportunidad de hacerse con un ejemplar de este título en el que la autora nos muestra su alma.

Daniela Rea (Irapuato, 1982) es periodista y autora de los libros Nadie les pidió perdón. Historias de impunidad y resistencia (2015), La Tropa. Por qué mata un soldado (2019) y editora del libro Ya no somos las mismas y aquí sigue la guerra (2020). Dirigió el documental No sucumbió la eternidad. Recibió el Premio Nacional de Periodismo 2018, el Premio Gabo de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en los años 2017, 2019 y 2022, y el Premio Alemán de Periodismo 2021, entre otros. Le interesa trabajar las tensiones entre el horror y la belleza, así como la construcción de espacios de escucha.

Si no la han leído, les recomiendo que no pierdan más tiempo.