Jaime Vázquez / La Voz de Michoacán La maestra Serrato, quien impartía la materia de Lengua y Literatura Españolas en la escuela secundaria número 15 de la Ciudad de México, pidió al joven Héctor Hermilo Bonilla Rebentun que participara en la representación escolar de una obra de Lope de Rueda: La tierra de Jauja. En el auditorio, frente al público que reía o guardaba silencio durante la obra, el estudiante de 15 años se maravilló ante lo que era capaz de lograr: supo que su vida era la actuación. A escondidas de sus padres ingresó a estudiar teatro en Bellas Artes, mientras cursaba la carrera de leyes en la Universidad. En esa etapa formativa se acercó a los grandes actores de la época: López Tarso, Benedico, Ancira, Guilmáin y más tarde conocería al que siempre definió como su maestro: Alejandro Jodorowsky. Bajo la dirección de Jodorowsky, Bonilla actuó en una memorable puesta en escena: Zaratustra. Después de heroicas jornadas de teatro itinerante por los caminos del país, lecciones académicas, lecturas y preparación para las tablas, Bonilla debuta en el cine en 1962 en Jóvenes y bellas, de Fernando Cortés, un guion de Cortés y Julio Porter, historia de romance y canciones que copia y mexicaniza Siete novias para siete hermanos, la celebrada comedia musical norteamericana dirigida por Stanley Donen en 1954. Hace una breve aparición en Con licencia para matar, de Rafael Baledón, thriller a go-go de espías en bikini. Es Germán, estudiante de medicina y novio formal de Ofelia Medina en Patsy, mi amor (1969), ópera prima de Manuel Michel sobre un argumento de Gabriel García Márquez. Interpreta a Víctor en el episodio Gloria, de Guillermo Murray, en la cinta de tres cuentos Siempre hay una primera vez. En 1970 forma con Enrique Álvarez Félix y la norteamericana Amedee Chabot un triángulo amoroso acapulqueño (anticipaba la trama de Y tu mamá también) en Narda o el verano, versión de Juan Guerrero al relato de Salvador Elizondo. Actor en todos los terrenos, comprometido con su oficio y sus ideas, Bonilla hace teatro, televisión, cine, produce y dirige, encabeza proyectos, se integra al movimiento de actores inconformes con la ANDA y participa en la fundación del Sindicato de Actores Independientes. Su visión personal sobre el oficio y la política lo lleva a participar como diputado en la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México. Héctor Bonilla es parte de la renovación del cine mexicano en los setenta. Su perfil ideológico está en El cambio (1971) y en Meridiano 100 (1974), ambas de Alfredo Joskowicz, producidas por la UNAM, con una narrativa contestataria. Por Meridiano 100, Bonilla obtiene su primer Premio Ariel al mejor actor. Jaime Humberto Hermosillo lo dirige en tres películas: El cumpleaños del perro (1975), Matinée (1977) y María de mi corazón (1979), historia escrita para el cine por García Márquez. En 1989 emprende la producción de Rojo amanecer, de Jorge Fons, que originalmente se titulaba Bengalas en el cielo, escrita por Xavier Robles y Guadalupe Ortega, sobre el 2 de octubre en Tlatelolco. Y José Buil lo sube al ring como El Ángel Enmascarado en La leyenda de una máscara. En 1991, Gabriel Retes lo dirige en El bulto, fábula política que aborda otra herida en nuestra historia: el “halconazo” del 10 de junio de 1971. Para coronar su larga e intensa carrera, la Academia le otorgó en 2019 el Ariel de Oro. Con más de 140 obras de teatro, series de televisión y películas en su hoja de vida, Héctor Bonilla falleció el pasado 25 de noviembre, a los 83 años de edad, en la Ciudad de México. Héctor Bonilla afirmaba: “la congruencia consiste en ser lo que dices que eres”. Congruente con sus ideas y su oficio, encarnó para la escena la memoria de su tiempo. Su impronta está viva en los escenarios. Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital: zonaoctaviopaz. @vazquezgjaime