Historias para mamá / Sobre cómo la poesía es resistencia
A través de su escritura, la autora pone voz a los miedos, a la violencia, y a la injusticia, pero también nos recuerda la ternura, los gestos de cuidado y la importancia de sostenernos entre nosotras


Yazmin Espinoza, colaboradora La Voz de Michoacán
“Todas las amistades entre mujeres empiezan así: una queriendo escuchar a la otra. ¿Qué te duele? ¿Por qué estás llorando?”
- Iveth Luna Flores, “Mis amigas están cansadas”
La poesía de Iveth me abrazó, me destruyó y a la vez, me llenó de esperanza.
“Mis amigas están cansadas”, fue un libro que leí con el club de lectura virtual de #Mexicanasporleer que, el mes pasado, se dedicó a leer poesía recomendada por nuestra querida amiga y experta en el género, Cindy Canel. La verdad es que gracias a este grupo, y a Cindy, he descubierto poesía que nunca antes me hubiera atrevido a leer, y me ha roto el corazón sí, pero también me ha ayudado a reconstruirlo.
“Mis amigas están cansadas”, de Iveth Luna Flores, nos lleva en un viaje preciso, sus versos saben el lugar que ocupan en el mundo y entregan desde ahí una poesía inconforme y descarnada, una poesía nítida que nos hace sentir la incomodidad de quien ha encontrado las palabras exactas para nombrarse y, con ella, nombrarnos, a partir de muchas sesiones de psicoterapia y autoanálisis.
No hay en estos poemas lugar para la auto conmiseración ni para la autoindulgencia porque si de alguien somos enemigas es siempre de nosotras mismas. Sin embargo, aprender a tratarse con ternura es aquí una de las tareas más urgentes, que Luna logra sin caer en los dogmas y los slogans de las trampas del individualismo neoliberal; los resquicios para la suavidad se disponen como una piel nueva para el mundo: un espacio para las amigas, para las compañías no-humanas, y para inventar nuevos modos de parentesco y de familia.


El libro, aunque es corto, es muy poderoso y tierno; su lectura fue como escuchar y platicar con mis amigas.
“Mis amigas están cansadas
todas ellas un jarrón de flores sin agua
expuestas, como yo, a la luz intermitente de
la computadora, al sol
que baña sus cabellos y remarca
las arrugas en su frente…”
Honestamente, aún existe un prejuicio muy grande en México para acercarse a la poesía. Quizá viene de que en la escuela nos enseñaban versos que no conectaban con nuestro día a día, algunos compuestos por unas rimas enredadísimas y figuras muy difíciles de entender, lo que logró que de adultas, le sacaramos la vuelta a los libros que se promocionan bajo este género. Me siento muy contenta de haber superado esta etapa, pues he encontrado recientemente verdaderas joyas llenas de poesía en cada página.
El libro de Iveth es una puerta para un tipo de poesía de lo cotidiano, del día a día, por lo que si o si terminas empatizando o conectando con alguno o varios de sus poemas. A través de su escritura, la autora también pone voz a los miedos, a la violencia, y a la injusticia que es el pan de cada día en nuestro México, aunque siempre nos muestra la manera en que, con fuerza, las resistimos.
“…no quiero tener una hija
porque siento la pulsión
de esconderla bajo tierra
cavar un pozo o una cueva
un pequeño búnker
mientras intento contener el deseo del
dinero y de una casa que no tengo que
derrumbo noche a noche…”
El libro, de manera personal, me hizo enfrentarme con varios demonios internos, esos miedos que llegan con la maternidad, la transformación de las relaciones de amistad con las mujeres que me rodean, el tema de la migración de ciudad, el volver un nuevo espacio un hogar e, incluso, el tema de los animales de compañía que, ante este mundo muchas veces falto de ternura, se convierten en familia.
Algo hermoso es que en “Mis amigas están cansadas”, la amistad se convierte en un refugio, y cada poema parece un abrazo entre mujeres que caminan juntas, sosteniéndose en medio del caos.
“Las mujeres siguen desapareciendo
y ya no sé qué hacer, amiga
para no tener miedo todos los días
por mis sobrinas, por tus sobrinas
por las veces en que no van a salir
a jugar ni a trepar árboles.”
Sin embargo, aunque a través de su poesía Iveth nos enfrenta a la dureza de lo cotidiano, a las violencias sutiles y evidentes que nos atraviesan, también nos recuerda la ternura, los gestos de cuidado y la importancia de sostenernos entre nosotras.
Y así, a lo largo de los poemas, el peso del agotamiento se va transformando en una declaración de resistencia.
“Pero aunque mis amigas están cansadas, tienen tiempo de llorar, de torar las cartas una vez más, de salir a mover el culo hasta el suelo, de chocar los vasos de cerveza arriba de una mesa, de abortar como yo, la idea de procrear más problemas, más carencia un cuerpo sumido en la pobreza.”
Te quiero mucho Iveth. Gracias por este libro.
DATOS SOBRE EL LIBRO
Autora: Iveth Luna Flores
Editorial Dharma Books
144 páginas
Año 2024
Sobre Yazmin Espinoza
Comunicóloga enamorada del mundo del marketing y la publicidad. Apasionada de la literatura y el cine, escritora aficionada y periodista de corazón. Mamá primeriza. Lectora en búsqueda de grandes historias.
Instagram: @historiasparamama