Historias para mamá | Sobre historias que te comen por dentro

“Ya os lo he dicho, de esta casa no se marcha nadie. Estamos atrapadas aquí, nosotras y las sombras. Eso decía mi madre”, Layla Martínez, “Carcoma”

Yazmin Espinoza

“Carcoma” es la primera novela de Layla Martínez. Es un libro breve, de apenas 138 páginas, que son suficientes para poner sore la mesa temas como la violencia patriarcal, la cuestión de clase o la memoria histórica.

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Lo anterior, enmarcado en un libro de terror sore una casa encantada que nos hace repasar la historia de una familia conformada, en su mayoría, por mujeres.

Sobre el título del libro, Layla ha mencionado en entrevistas: “Fue porque aparece en el libro en algún momento esta idea de lo que te carcome, del resquemor, del rencor acumulado que lo tienes dentro y que va nadando (...) Quería algo en torno a la casa, pero ya había un montón de títulos parecidos. Entonces al final dije si en verdad ya lo tengo aquí, lo he dicho en la novela ‘Carcoma’”.

En un pueblo del campo español, una casa se estremece. Se azotan las ventanas, se estrechan sus techos, los muros se lanzan sobre quienquiera que atraviese el umbral de su puerta. Dentro se escuchan voces, arañazos, llantos, un arrastrar de muebles. La casa pide cosas, tiene hambre. Sus habitantes una abuela y su nieta han aprendido a convivir con las sombras de los rincones, con los seres que se esconden debajo de las camas y los difuntos que llegan cansados de atravesar el monte.

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Construida con el dinero que el bisabuelo ganó prostituyendo mujeres, la casa es el patrimonio de una familia que junto con las paredes ha heredado el resentimiento y la rabia. Después de la guerra que devastó el territorio pero que conservó intactas las dinámicas del poder y las clases sociales, este hogar protege mientras ahoga. Más que un refugio, la casa es una condena, una maldición de la que no se puede escapar. Un lugar donde el rencor no deja de taladrar el cuerpo y el escenario perfecto para que ellas cocinen su venganza.

Con un oficio literario excepcional, Layla Martínez ha contado una historia que fue un acontecimiento literario en España y varios países más. Incursionando en el terror, “Carcoma” toca nuestras sensibilidades más profundas para despertar el miedo y la memoria agridulce de los vínculos familiares. Mientras coloca en su justa dimensión las violencias de género y de clase como auténticas historias de horror nos recuerda que el amor, el odio y el trauma también se heredan con la sangre.

“En esta casa no se hereda dinero ni anillos de oro ni sábana bordadas con las iniciales, aquí lo que nos dejan los muertos son camas y resentimiento. La mala sangre y un sitio para echarte a la noche.”

Este libro lo escuché en Storytel sin tener ningún conocimiento previo sobre la historia, y solo motivada por una recomendación a través de una amiga en Instagram. Quedé impactada.

Aunque al principio se nota claramente que esta va a ser una historia sobre fantasmas, nunca me imaginé que, a través de ellos, pudieramos ser testigos de tanta realidad y dolores de los vivos. Porque “Carcoma” es una historia de violencia, gran parte de la cual es ejercida contra las mujeres; de ahí que se le vea como una novela de terror que se sostiene en el feminismo, trayendo a flote una violencia machista que subyace.

Acá unas de mis citas favoritas para dar contexto a este tema:

“A los hombres como esos, hay que ponerles tierra de por medio antes de que ellos te la pongan por encima”.

“Solo había tenido un hombre pero ya había sido suficiente. Cuando una está sola y es pobre no puede permitirse aprender la misma lección dos veces, eso también lo sabemos bien en esta casa”.

“Rencor sí siento un poco pero es porque se me ha pegado de mi abuela y porque me da rabia que a una adolescente se la lleven así sin ropa sin dinero sin querer ella irse y todo lo que se sepa es que se subió a un coche y nadie volvió a verla”.

Uno de los elementos más valiosos de este texto es que Martínez recupera sus raíces familiares. La novela estaría basada en la casa de su abuela y en el papel masculino que desempeñaron sus cercanos en el pasado. Por esta razón, también se harán evidentes temas como la venganza, la perspectiva de clase y la memoria histórica.

En “Carcoma”, la autora toma como base esta idea de que todas las casas guardan la historia de quienes las han habitado. Porque, ¿qué pasaría si las paredes realmente pudieran hablar?

“Todas las familias tienen a sus muertos debajo de las camas, es solo que nosotras vemos a los nuestros, eso decía mi madre”.

La abuela se pasa los días hablando con las sombras que viven tras las paredes y dentro de los armarios. La nieta vuelve a la casa tras un incidente con la familia más rica del pueblo. Y el lector va junto con ellas, desenredando la historia de la casa.

“Al final no se fue porque al menos aquí no le iba a faltar el techo ni la comida. Eso es la familia, un sitio donde te dan techo y comida a cambio de estar atrapada con un puñaíco de vivos y otro de muertos”.

Algo que me fascinó cuando comencé a investigar sobre este libro y su autora fue que Layla recuperó sus raíces familiares para escribirlo. Y es que la novela está basada en la casa de su abuela y en el papel masculino que desempeñaron sus cercanos en el pasado.

“Por eso muchas madres odian en secreto a sus hijos y por eso aquí en esta casa nos hemos envenenado tanto unas con otras, porque odiamos lo que nos recuerda a nosotras”.