La sal de la tierra, incursión por la vida cinematográfica de Rosaura Revueltas

Nunca se conformó con la realidad, siempre supo que el arte y la cultura son piedras fundamentales de la educación y vivió para expresarlo

Foto:Cortesía

Jaime Vázquez colaborador de La Voz de Michoacán

Rosaura Revueltas recordaba su primera incursión en el cine, interpretando una campesina en Pancho Villa vuelve (1949), dirigida por el michoacano Miguel Contreras Torres. Pedro Armendáriz era Villa, encarnación del movimiento revolucionario y pieza central del drama de amor entre Esther Fernández y Rodolfo Acosta.

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Rosaura nació en Durango el 6 de agosto de 1910, en una familia envuelta en el arte. Sus hermanos Fermín (pintor), Silvestre (músico), José (escritor), Consuelo (pintora) y Emilia (pianista), glosaron su tiempo y entregaron obras fundamentales a la cultura.

La numerosa familia Revueltas Sánchez viajó a la capital de la República donde se instalaron en 1921. Rosaura se inclinó por la danza; participó en un grupo de danza folklórica y pisó el escenario del Palacio de Bellas Artes en 1945, en Carmen, coreografía de Roland Petit sobre la obra de Bizet. En esos tiempos es dirigida por Seki Sano y Waldeen, maestros de las artes escénicas.

Rosaura hace memoria:

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“Entré al cine sin prepararme y sin proponérmelo, por mera buena suerte (…) Un día José me dijo: En la próxima película de Emilio hay que representar a una madre de revolucionarios, una viejecita de 65 años, ¿te gustaría hacerlo?”

La película era Un día de vida (1950), José era José Revueltas y Emilio era el “Indio” Fernández. Rosaura, que tenía entonces 40 años, debía representar a la madre del coronel Lucio Reyes, interpretado por Roberto Cañedo, 8 años menor que ella. Una periodista cubana (Columba Domínguez) apellidada Martí, sigue la pista del revolucionario condenado a muerte y al que le queda Un día de vida.

Dirigida por Fernández, es la madre de Pedro Infante en Islas Marías (1950), espiral de desgracias para la familia de doña Rosa Suárez viuda de Ortiz, la abnegada Rosaura.  

Es una empleada de la hacienda en The Torch (1950), versión en inglés de Enamorada que Fernández filma con Paulette Goddard en el papel que hiciera María Félix.

Para Alfredo B. Crevenna actúa en Muchachas de uniforme (1951), como la Madre Superiora; comparte créditos con Marga López, Irasema Dilián y Alicia Caro.

En El rebozo de Soledad (1952), de Roberto Gavaldón (novela del michoacano Xavier López Ferrer adaptada por José Revueltas y Gavaldón), Rosaura es la madre de un niño que es atendido en condiciones críticas por el doctor interpretado por Arturo de Córdova.

Está en El cuarto cerrado (1952) de Chano Urueta y en la producción norteamericana Sombrero (1953) de Norman Foster. 

En 1954 realiza el papel de su vida en La sal de la tierra, de Herbert J. Biberman. Rosaura es Esperanza, esposa de Ramón Quintero (Juan Chacón), en una historia de denuncia sobre una huelga de mineros en Nuevo México. Muchos de los creadores de la película fueron señalados en la célebre “lista negra” de macartismo en plena guerra fría. Rosaura, incluso, fue detenida por migración y acusada por actividades subversivas. Un escándalo mediático de la época. La sal de la tierra cumple 70 años y se exhibe ahora en circuitos universitarios.

La maestra Miriam Kaiser montó en la Casa Reyes Heroles de la Ciudad de México una exposición para conmemorar a Rosaura y este aniversario, para mostrar al público parte de los documentos atesorados por Eva Bodenstedt, nieta de la actriz.

Ya en los años setenta, Rosaura actuó en Lo mejor de Teresa, de Alberto Bojórquez, Balún Canán, de Benito Alazraki y Mina, viento de libertad, de Antonio Eceiza.

Ángela Molina, actriz española, interpretó en 2001 a Rosaura Revueltas en Punto de mira (One of the Hollywood Ten), de Karl Francis, sobre la “cacería de brujas”, el macartismo y Biberman, director de La sal de la tierra.

Bailarina, actriz, integrante del grupo de teatro de Bertold Brecht, maestra de yoga, activista política, militante feminista, Rosaura Revueltas murió en la ciudad de Cuernavaca el 20 de abril de 1996.

Nunca se conformó con la realidad, siempre supo que el arte y la cultura son piedras fundamentales de la educación. Vivió para expresarlo.


Jaime Vázquez, promotor cultural por más de 40 años. Estudió Filosofía en la UNAM. Fue docente en el Centro de Capacitación Cinematográfica. Ha publicado cuento, crónica, reportaje, entrevista y crítica. Colaborador del sitio digital zonaoctaviopaz.
@vazquezgjaime