Mara Rahab Bautista Cuánto revuelo con la serie basada en la novela Cien años de Soledad del escritor colombiano, Gabriel García Márquez; que si gusta, que si no gusta, que si él quiso que se hicieran serie, que esto, que lo otro… lo que es cierto es que cuando se habla del Boom Latinoamericano se habla generalmente de escritores, dejando en silencio las voces de mujeres escritoras que también existieron en este Boom, aprovechando esta discusión con la serie, queremos hacer una breve pincelada de estas escritoras. Para comenzar haremos un breve resumen del Boom de la literatura latinoamericana, este se desarrolla principalmente entre las décadas de 1960 y 1970, es uno de los fenómenos literarios más importantes del siglo XX. Conocido por la aparición de escritores de renombre como el ya mencionado, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar y Carlos Fuentes, este movimiento consolidó a Latinoamérica como un epicentro de la narrativa mundial. Sin embargo, aunque estas figuras dominan el imaginario colectivo, las mujeres escritoras, cuya producción fue igualmente relevante, han sido históricamente relegadas a un segundo plano. Fue un movimiento literario enfocado principalmente en el género novelístico, marcado por la experimentación formal, la innovación del lenguaje y los atrevimientos sociales y políticos. Caracterizado por su vanguardismo, este fenómeno presentó narrativas con estructuras temporales no lineales, polifonía narrativa, neologismos, y el uso de la historia regional y nacional como contexto. El Boom no se adscribió a una unidad temática específica, sino que cada autor exploró universos de interés personal, aunque en general se enfocaron en cuestiones nacionales, regionales, y la construcción de una nueva identidad latinoamericana. Este periodo literario destacó por romper las barreras entre lo fantástico y lo cotidiano, dando lugar a corrientes como el realismo mágico, que narraba lo maravilloso desde una perspectiva realista, y la ficción histórica, que abordaba las tensiones políticas. Este fenómeno literario emergió de un contexto de intensas transformaciones sociales, políticas y culturales. América Latina vivía una época de profundas contradicciones: una creciente urbanización, la lucha por la identidad latinoamericana, la revolución cubana y las tensiones de la Guerra Fría. En este escenario, la literatura comenzó a ser vista como una herramienta de reflexión crítica y de denuncia social. Sin embargo, mientras el mundo se rendía ante las obras de escritores hombres, muchas mujeres, aunque igualmente comprometidas con la realidad de sus países, enfrentaban barreras tanto sociales como literarias. En primer lugar, la sociedad latinoamericana de la época estaba profundamente marcada por el machismo, lo que dificultaba la visibilidad de las autoras. Las mujeres, incluso cuando lograban publicar, no siempre recibían la misma acogida ni los mismos espacios de difusión que sus colegas varones. No obstante, el Boom también fue un periodo en el que algunas escritoras lograron abrirse paso, marcando un punto de inflexión en la visibilidad de las voces femeninas en la literatura latinoamericana. A pesar de las barreras impuestas por su entorno, diversas escritoras no solo consiguieron publicar sus obras, sino que también establecieron un estilo único que aún resuena en la literatura contemporánea. Entre ellas, se destacan nombres como Silvina Ocampo, Elena Garro, Julia de Burgos y Cristina Peri-Rossi, Nélida Piñon, Clarice Lispector, quienes, aunque a menudo fueron eclipsadas por la fama de sus colegas masculinos, jugaron un papel esencial en el panorama literario de la época. Elena Garro (México), por ejemplo, es una de las escritoras más complejas y fascinantes del periodo. Su obra, marcada por una profunda reflexión sobre el poder, la violencia y las tensiones entre lo real y lo mágico, se encuentra dentro de los márgenes del realismo fantástico, un estilo que muchos asociarían con los hombres del Boom. A pesar de ello, Garro sufrió la exclusión tanto de la crítica como de los círculos literarios dominados por figuras masculinas. Su obra, a menudo incomprendida, ha sido recientemente reevaluada, lo que ha permitido que su figura sea reconocida como una de las más influyentes del Boom. Silvina Ocampo (Argentina), hermana menor de Victoria Ocampo, fundadora de la revista Sur, es otro ejemplo de una escritora cuya contribución al Boom fue fundamental. Su obra, que navega entre el surrealismo y lo fantástico, posee una violencia y una oscuridad inquietante que la distingue de otros escritores de la época. Su escritura refleja el dolor y la locura de las personas comunes, desafiando las convenciones del género y explorando las profundidades más oscuras de la psique humana. A pesar de su talento y originalidad, Ocampo también sufrió una crítica menor a la de sus contemporáneos masculinos, y su lugar en la historia literaria ha sido reivindicado solo en las últimas décadas. Por otro lado, Julia de Burgos (Puerto Rico), aunque su obra pertenece a la tradición modernista más que al Boom en sí, también se inserta en este proceso de visibilización de las mujeres escritoras. Su poesía, cargada de sensaciones y emociones profundas, ha sido un referente en la literatura latinoamericana, aunque su nombre solo ha comenzado a ser reconocido ampliamente en años recientes. Alba Lucia Ángel Pereira (Colombia) Fue muy cercana al círculo del Boom pero, de igual forma subvalorada por éste. Ha publicado sobre todo novelas y cuentos. Su novela más importante es Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón (1975), novela que retrata la violencia en Colombia entre los años 40 y 60, posterior a lo que se conoce como “El Bogotazo”. Si bien fue una de las escritoras olvidadas en el marco de Boom Latinoamericano, su estilo rompe con las tendencias estéticas y literarias de dicho movimiento y, por el contrario, innova y da apertura a nuevas formas de narración; de hecho, es considerada como una de las precursoras del posmodernismo literario en Latinoamérica. Nélida Piñón (Río de Janeiro, Brasil) En 1996 llegó a ser la primera presidenta de la Academia Brasileña de Letras. Ganadora de múltiples premios literarios como el Premio FIL (1995), el Premio Internacional de Literatura Latinoamericana Juan Rulfo (1995), el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2003) y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (2005). Reconocida defensora de los derechos humanos durante la dictadura y posteriormente, defensora de los derechos de la mujer. Desde la academia también ha fomentado el reconocimiento de las escritoras sepultadas por el campo literario eclipsado por lo masculino y del rol de la mujer dentro de la historia literaria, tanto el de las escritoras, como el de las mujeres que posibilitaron la escritura de los grandes autores canonizados. Al igual que sus contemporáneas y a pesar de su cercanía al círculo del Boom Latinoamericano, su obra pasó desapercibida por décadas. María Luisa Bombal (Viña del Mar, Chile) A pesar de que su obra, compuesta por novelas y cuentos, es relativamente breve en extensión, es una de las escritoras más influyentes de la literatura latinoamericana del siglo XX. Bombal fue la mujer que abrió las puertas hacía el “realismo mágico” al mostrar que es posible unir elementos fantásticos con la realidad, sin perder la verosimilitud de la narración y por el contrario retroalimentándose entre ellas. Cristina Peri-Rossi (Montevideo, Uruguay) Escritora con una obra extensa que incluye cuento, poesía y novela. Su obra ha sido ampliamente traducida y es reconocida como una de las escritoras más importantes de habla castellana. Durante la dictadura militar en Uruguay su obra fue prohibida en su país y tuvo que vivir en el exilio. ¿Por qué, entonces, las escritoras del Boom fueron sistemáticamente ignoradas? En gran parte, las dinámicas de poder y los roles de género impidieron que las mujeres accedieran a los mismos espacios de visibilidad y discusión que los hombres. Durante este período, la literatura estaba marcada por una virilización del autor, asociado al testimonio y la reflexión crítica sobre la realidad social y política de América Latina. El poder simbólico de la literatura, al ser prácticamente monopolizado por los hombres, relegaba a las escritoras a un lugar marginal, incluso cuando sus obras trataban temas similares, o incluso más transgresores, que los de sus colegas masculinos. Hoy en día, las escritoras que emergieron en el contexto del Boom y los años posteriores están siendo finalmente reconocidas como figuras clave en la literatura latinoamericana. La revisión crítica de la literatura de esa época ha permitido que las voces femeninas, que alguna vez fueron ignoradas o minimizadas, ocupen el lugar que merecen en los estudios literarios. A través de esta revisión, hemos podido comprender mejor la complejidad de las relaciones entre género y literatura, y cómo las escritoras de la época del Boom fueron, en muchos casos, pioneras en la subversión de los roles de género en la narrativa. Aunque la literatura del Boom estuvo dominada por escritores masculinos, no podemos pasar por alto la contribución fundamental de las escritoras de la época. En otras palabras, mientras que los hombres del Boom cambiaron la dirección de la literatura latinoamericana, las mujeres aportaron una riqueza de voces y perspectivas que hoy, afortunadamente, están siendo reconocidas y valoradas. Estas escritoras no solo desafiaron las convenciones literarias, sino también las estructuras sociales de sus respectivas sociedades, marcando un hito en la historia literaria de la región. Traspatio Librería es un proyecto de promoción de la bibliodiversidad, la edición independiente, la literatura y la escritura de mujeres. Ofrecemos un espacio de diálogo y encuentro. Ig: @traspatiolibreriamoreliaFb: @traspatiomoreliaTwitter: @traspatio_el