“Siempre que recuerdo mis años con Irene y el odio que empecé a sentir hacia ella desde niñas, me doy cuenta de que quien la ahogaba era yo, que yo me convertí en la ola que la arrastraba y no le permitía tomar aire. Yo era esa ola que después me tumbaba a mí misma”Niebla ardiente Yazmin Espinoza La tarde estaba fresca, lluviosa, y la ciudad se veía cubierta por una leve capa blanquecina que la convertía en el escenario perfecto para la presentación de aquel día, el libro “Niebla ardiente”, de Laura Baeza. Estaba nerviosa por hacerme cargo de la presentación, sin embargo, desde que Mara, la increíble mente fundadora de Traspatio Librería me había invitado a participar, no podía dejar de pensar en preguntas para la autora. El libro me había gustado mucho desde que lo había leído por primera vez en 2021, el año de su publicación, y este evento era el pretexto perfecto para hundirme en sus páginas nuevamente. Comencé la presentación compartiendo con los presentes que, en aquella primera lectura, había terminado a las 2 de la mañana luego de haber dormido a mi pequeña. Esto me había significado sacrificar valiosas horas de sueño que las madres pocas veces tenemos cuando criamos a un bebé, sin embargo, había valido la pena, y es que la historia no me había querido soltar. En “Niebla ardiente” conocemos a Esther, para quien el recuerdo de su infancia y juventud se reduce a la enfermedad mental padecida por su hermana, a los cuidados necesarios y a las precauciones siempre insuficientes. Luego, a su desaparición y asesinato. Entonces, ¿cómo es posible que, en ese arranque de enero de 2013, en Barcelona, su figura se le aparezca en pantalla? ¿Cómo podría ser esa mujer, en medio de disturbios en la sierra hidalguense transmitidos por la televisión española, su hermana víctima de feminicidio? Lazos de sangre, familias rotas, violencia, desapariciones forzadas, corrupción, padecimientos mentales, son varios los temas que Baeza va entretejiendo para dar vida a una historia que te atrapa desde el primer momento lo que, aunado a su narrativa de fácil lectura, hace que devores el libro en poco tiempo. Y es que Esther, la protagonista de esta historia, comienza a perder cosas desde el primer momento, cuando tiene que dejar de ser una niña para hacerse cargo de su hermana mientras su mamá intenta ganar el pan para llevar a la mesa, cuando su padre decide tomar su maleta y buscar la felicidad lejos de ellas, cuando pierde el que consideraba su hogar y se muda a una ciudad que la intimida y la hace sentir más sola, cuando pierde la confianza en las autoridades para traer a su hermana de vuelta a casa y cuando dice adiós también a la capacidad de sentirse cómoda en su propio país. Pero claro, el momento más fuerte para Esther es que, cuando Irene desaparece, porque es como si ella perdiera una parte de si misma, y ya solo se dedicara a sobrevivir, con los recuerdos, con la culpa, y con la necesidad de encontrarle una explicación a lo acontecido. “Hay lazos que no se rompen”, es una de las frases de la novela que dejan un eco en el lector. Para Laura Baeza, estas uniones familiares eran clave para escribir la historia pues, compartió, no quería que la violencia fuera el centro de todo. Así, la autora nos muestra en el libro cómo escribir sobre la violenta realidad mexicana contra las mujeres y hablar de asesinatos y desapariciones sin caer en la trampa del relato amarillista. Y es que, al final, el encargado de resolver el misterio de la desaparición y muerte de Irene es un periodista veracruzano que comparte con Esther el exilio voluntario. Octavio Ayala. La periodista Yazmín Espinoza comentó la obra literaria de Laura Baeza “Niebla ardiente”, en Traspatio Librería. La investigación necesaria para dar vida a la novela fue una de las preguntas que le hice a Laura en la que más ahondamos pues, aseguró, tuvo que leer mucho al respecto de varios temas para sentirse segura de compartir algo real en las páginas de “Niebla ardiente”. Explicó que el tema de la salud mental en niños fue una de las áreas en donde más tuvo que investigar pues, le parecía algo muy delicado que tenía que ser tratado con cuidado. Varios estudios médicos fueron su base pero, también, la experiencia de amigos y familiares cercanos con casos de diagnósticos como el sindrome de down y la esquizofrenia. Asimismo, recalcó que la construcción de los personajes le llevó mucho tiempo pues quería asegurarse de que se leyeran reales, es decir, con virtudes y defectos, con aciertos y errores, y personalidades y acciones resultado del contexto que les tocó vivir. Y es que en todos los personajes podemos ver sus motivaciones, pero también sus raíces. Excepto claro en Irene, a la cual conocemos solo a través de los ojos de otros, en especial de su hermana Esther. Por otro lado, la habilidad narrativa de la autora, que ya había quedado manifiesta en sus libros de cuentos Ensayo de orquesta (2017) y Época de cerezos (2019), alcanza un mayor nivel de complejidad en esta novela, gracias a su juego polifónico de narradores y saltos temporales. Y es que tenemos a un narrador omnisciente en tercera persona que le revela al lector lo que Esther y el resto de los personajes hacen y descubren y, luego, es la propia Esther la que cuenta en primera persona los episodios más íntimos de su relación con su hermana. Foto: Eric Sánchez Y por último, el misterio, ese hilo invisble que une toda la novela y hace que te sea imposible soltar hasta llegar al final en el que Esther encuentra una redención, aunque tal vez no como ni ella ni el lector se la esperaba. Luego de una conversación de más de una hora con Laura, la niebla se disipó y ella firmó una larga fila de Nieblas ardientes para todos los asistentes que aprovecharon su visita a Morelia para conocer a la autora de uno de los libros más bonitos que me ha tocado leer. Porque, además de su talento en la escritura, algo que amo de las escritoras contemporáneas como Laura, es su amor por compartir con sus lectures, su interés en dialogar con ellos, y acercarse a nuevas versiones de sus propios escritos a través de los ojos de otros. Comunicóloga enamorada del mundo del marketing y la publicidad. Apasionada de la literatura y el cine, escritora aficionada y periodista de corazón. Mamá primeriza. Lectora en búsqueda de grandes historias.Instagram: @historiasparamama