‘Pronóstico reservado’: cuando Diana Bracho nos devela su alma

“En la poesía hay mucho misterio, pero no hay que aclararlo. Solo hay que dejarse tocar por muy abstracta que esta sea”

Foto: Cortesia

Alexandro Arévalo Oros / La Voz de michoacán

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“En la poesía hay mucho misterio, pero no hay que aclararlo. Solo hay que dejarse tocar por muy abstracta que esta sea”

Diana Bracho, actriz y poeta

El 5 de junio de 1987, el país se paralizó por completo. Aquella noche las principales avenidas lucían desiertas, pues miles de familias mexicanas esperaban ansiosas el gran final de la exitosa telenovela ‘Cuna de lobos’, estelarizada por la gran Diana Bracho. Si bien este no sería el primer gran papel de la actriz, quien ya había coprotagonizado ‘El castillo de la pureza’ y ‘El infierno de todos tan temido’ (películas que le valieron el Premio Ariel a la Mejor coactuación femenina), el personaje de Leonora Navarro de Larios la consolidaba como toda una leyenda.

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Entre intimidades y sentimientos profundos

Tras una prominente carrera de más de 70 años en cine, teatro y televisión, Diana Bracho decidió aventurarse en una nueva misión, que, en palabras de la propia actriz, representaba una asignatura pendiente en el plano de lo personal: publicar su primer libro conformado por más de 100 poemas.

Editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), el poemario titulado ‘Pronóstico reservado’, que recupera el espíritu del haiku para hablar de la naturaleza ligada al sentimiento humano, marca el debut de Diana Bracho como poeta.

En entrevista para La Voz de Michoacán, la actriz capitalina ahonda en su amor por la literatura, así como en la historia de ‘Pronóstico reservado’ y en el proceso creativo detrás de su escritura.

¿De qué manera ha impactado la literatura en su vida y su carrera? ¿Recuerda algún primer acercamiento con esta?

Conocí a grandes escritores, entre ellos, Octavio Paz, Elena Garro, Neftalí Beltrán y, por supuesto, Xavier Villaurrutia, quien fue gran amigo de mi padre y a quien dediqué mi primer poema a los siete años cuando él murió. “La muerte nos asusta”, así empezaba. Mi papá, que fue un hombre muy culto, me enseñó a leer cuando yo tenía tres años. Él tenía una biblioteca muy amplia y, desde que era niña, me dio acceso a sus libros y sus conversaciones sin ningún tipo de censura. Desde entonces, todo lo que he leído se ha convertido en parte de mis células: lo que leo, lo que siento y lo me impresiona se vuelve parte de mí y de mi bagaje de vida.

¿Cómo construye su experiencia como escritora a partir de su trayectoria dentro de la actuación? ¿De qué manera conviven estas dos facetas suyas, la de actriz y la de poeta?

Realmente pienso que soy solo una. No puedo pensar que soy actriz y, aparte, soy poeta, ya  que están muy ligadas una actividad de la otra. Mi trabajo actoral tiene mucho que ver también con ese espíritu de síntesis y de no caer en lugares comunes que tanto uso en mi libro, así como tiene mucho que ver con la filosofía oriental de “lo menos es más”, de lo contenido, de lo conciso y lo breve: si puedo decir algo con un movimiento, entonces no hago dos movimientos. Además de que, en mi poesía, me encanta emplear la ironía y la metáfora, decir una cosa para en realidad decir otra. Actoralmente, utilizo mucho estos principios y tengo mucha inspiración poética. Mis personajes deben ser poéticos, deben transformarse en otra cosa más allá de lo que se expresa verbalmente. Entonces no creo que exista una dualidad, soy yo en todo lo que hago y expresándome de una manera u otra, ya sea a través de un personaje (cuando actúo) o a través de mi persona (cuando escribo).

Durante la presentación del libro en la Feria Universitaria del Libro, UANLeer 2022, destacó la influencia del haiku y la estética japonesa para escribir sus poemas. Pero, ¿existe alguna otra referencia que podamos encontrar en ‘Pronóstico reservado’? ¿Hay algún autor o corriente literaria que le inspire?

En realidad, admiro y amo a muchos de los poetas que he leído en mi vida, pero no te podría decir que son modelos concretos; Jaime Sabines, José Emilio Pacheco y Sor Juana Inés de la Cruz son mis ídolos. También leí ‘La semana de colores’, de Elena Garro, cuando tenía once años y me impactó muchísimo, pero no ha sido una influencia directa [...] Soy totalmente nueva en todo esto y [mis poemas] vienen básicamente de mi amor por la literatura y por el lenguaje como la forma más importante de comunicación que tenemos los seres humanos, sobre todo nuestro idioma que es tan rico.

Durante la misma presentación el pasado jueves, mencionó que no se trata de un libro autobiográfico. Entonces, ¿qué la motiva a escribir? ¿Cuáles son aquellos temas que la atraen?

Viajar al interior de mi alma es lo que me ha motivado a escribir estos poemas. ‘Pronóstico reservado’ es un libro sui géneris en el que recopilé los poemas que más me interesaban y que tenía guardados en libretitas, poemas de mucho tiempo atrás y a los que nunca les puse fecha, pues yo aspiraría a que fueran universales, que hablaran del ser humano que soy y del alma que tengo, más que de mi vida concreta [...] Es cierto que no son poemas autobiográficos, pues curiosamente algunos de los más tristes los escribí cuando era muy feliz. Por ello, me interesan las contradicciones complementarias que vivimos y experimentamos día a día los seres humanos: la vida y la muerte, el placer y el dolor, Tánatos y Eros.

¿Qué representa la presentación de este primer poemario suyo?

Para mí ha sido una experiencia muy fuerte presentar este libro, incluso más difícil que un estreno de teatro. Realmente, sigo en estado de shock porque son poemas muy descriptivos de mi alma, y eso es lo que me da más miedo: es como desnudarme frente al lector, cruzar la cuerda floja sin tener una red de protección abajo. A mi edad, que tengo 77 años, publicar un primer libro de poesía es muy aventurado, significa entregarme a la verdad de mi vida. Es un acto de compartir mi intimidad y mi ser más profundo, que a veces es doloroso, que otras veces está triste y que tiene un humor particularmente ácido. Aunque también ha sido una experiencia muy bella [...] El Secretario de Extensión y Cultura de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Celso Garza, fue quien me animó a publicar este libro y ha sido muy generoso conmigo, así que no me queda más que ser generosa también y compartirlo con los demás.

¿Y le gustaría seguir publicando?

Soy una persona que vive muy al día y no planeo mucho. Si puedo seguir escribiendo, está increíble. Pero no siento ningún tipo de presión ni obligación. De hecho, me pasó algo muy curioso: después de que salió el libro en estos días pasados, pensé que ya no tenía nada más que decir, sin embargo, fui a una librería, compré una libretita y llegando a mi casa escribí dos poemas nuevos. Así que voy dejando que la vida me sorprenda día a día con maravillas inesperadas.

¿Qué sigue para ‘Pronóstico reservado’? ¿Tendrá más presentaciones a lo largo del año?

Nelly Rosales Plascencia, con quien he trabajado en varios proyectos, me ha apoyado coordinando todo lo relacionado con la presentación del libro en la Universidad Autónoma de Nuevo León y ahora con las futuras presentaciones. Por lo pronto, vamos a presentarlo aquí, en la Ciudad de México, dentro del marco de los 500 años de Coyoacán. También estaremos en Guadalajara en abril, ahora que la UNESCO la ha nombrado como Capital Mundial del Libro 2022. En realidad, hay varias posibilidades.

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