Un retablo de Huiramangaro del año 1535 fue cubierto de pintura en el siglo XX, hasta que descubrieron su tesoro

Después de muchos años y suma de esfuerzos, en días pasados se entregó a la comunidad el resultado de los trabajos de restauración del Retablo Principal del Templo de Nuestra Señora de la Asunción.

Yazmin Espinoza / La Voz de Michoacán

Pátzcuaro, Michoacán. “Vine buscando cobre, y encontré oro” podría ser el dicho que describa el descubrimiento de la restauradora Laura Elena Lelo de Larrea cuando decidió visitar por primera vez el Templo de Nuestra Señora de la Asunción en Huiramangaro durante su etapa de estudiante.

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Fue en esta visita, y con base en su preparación académica, que se dio cuenta del increíble potencial que tenía el espacio que, para ese entonces, lucía abandonado, pero que guardaba en secreto un increíble legado.

Después de muchos años y suma de esfuerzos, en días pasados se entregó a la comunidad el resultado de los trabajos de restauración del Retablo Principal del Templo de Nuestra Señora de la Asunción ubicado en Santa María Huiramangaro, municipio de Pátzcuaro.

El proceso de restauración que se llevó a cabo con respaldo del Apoyo a Comunidades para Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos de Propiedad Federal (Foremoba), consistió en un proceso de fumigación, consolidación, reposición de faltantes de madera, ajuste de elementos, resane, reintegración cromática, aplicación de hoja de oro y capa de protección, además del montaje del retablo.

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Sin embargo, más allá de estas intervenciones a elementos tangibles, para Laura Elena Lelo de Larrea gran parte del valor cultural se encuentra en la reapropiación y resignificación que la comunidad ha logrado, y continuará haciendo, de su patrimonio.

“Nosotros fuimos y le dijimos a la comunidad tienen una pieza histórica, una maravilla de retablo del siglo XVI y la comunidad, hemos estado tanto tiempo ahí, que se han apropiado de esto, hicieron un patronato y se pusieron las pilas”, comparte la directora de la Sección de Conservación y Restauración del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Michoacán.

Así, tras el primer contacto con los restauradores y dependencias gubernamentales, la comunidad decidió dar un paso al frente y organizarse en diferentes patronatos para trabajar en conjunto en la renovación de su herencia, y un legado que dejarán a las generaciones futuras.

Juan Carlos Naranjo Escalante, jefedel Departamento de Conservación y Restauración de Obras de Arte de la Secretaría de Cultura de Michoacán, aseguró que Huiramangaro es un ejemplo de participación de toda la sociedad, los tres niveles de gobierno, la sociedad civil y la apropiación de la comunidad que fue extraordinaria.

La forma en la que ellos se apropiaron de su patrimonio es increíble. En todas las etapas veíamos los rostros de los niños sorprendidos cuando veían el retablo y cómo la restauración tomaba forma, también personas adultas que nunca lo habían visto así, era algo nuevo para ellos y lo van a leer de una forma distinta”. 

Explicó que este gran amor por su patrimonio, fue el que hizo que conformaran un patronato el cual dirige actualmente Ramiro Chávez León y el cual incluso, recibe donaciones de parte de miembros de la comunidad que actualmente radican en Estados Unidos.

“Esta participación que ellos tuvieron en la restauración hace que no sea algo ajeno a ellos, porque formaron parte de todo, son incluso muy celosos de su templo, hay que pedirles permiso para hacer las cosas”.

Pero, ¿qué hizo que en Huiramangaro se haya logrado la restauración profunda de su templo principal? Según Laura Elena Lelo de Larrea, fueron dos puntos los clave para lograr esta gran empresa.

“La restauración se dio a partir de un estudio académico, así se pudo generar una intervención en el sitio, creo que ese fue el primer acierto, el segundo fue la propia comunidad, porque con otra que estuviera cerrada al diálogo no se hubiera podido, pero fue pue poco a poco irnos ganando su confianza”.

PROFUNDO DISCURSO

De acuerdo con Laura Elena Lelo de Larrea, directora de la Sección de Conservación y Restauración del INAH, el Retablo Principal del Templo de Nuestra Señora de la Asunción se construyó alrededor de 1535 y era el más importante de la región en el siglo XVI.

“En algún momento a finales del siglo XVI, principios del XX, cuando los templos vuelven a estar en culto, estaba en boga el estilo neoclásico, el cual acabó con todos los retablos barrocos en Michoacán y se generaron los retablos de piedra con líneas muy clásicas. Y es que los templos necesitan remozar su ajuar si no, no va la gente, no se quiere casar ahí, no van a su iglesia, entonces en Michoacán hay muchos retablos pintados de blanco, un ejemplo de esto es también el Templo de Cherán Atzicuri, y como ese, cantidades”

Así, la carga más fuerte de la restauración fue la eliminación de esa pintura blanca que ocultaba muchos de los tesoros del retablo. La policromía debajo descubrió que la gran mayoría de la estructura era de color dorado y tenía acabados en hoja de oro.

En la Predela se encontraron los cuatro doctores que son el soporte y la base a partir de los cuales se construye la iglesia católica: San Jerónimo, San Ambrosio, San Gregorio Magno y San Agustín.

“Son los cuatro doctores de la iglesia latina, los cuales estuvieron por prácticamente toda la Nueva España y sus estudios son la base de la iglesia católica. Los acompañan Santo Tomás de Aquino y San Buenaventura, además de varios angelitos que están resguardando el sagrario”.

Luego se encontraron a los Apóstoles, del lado izquierdo a San Pedro, y de derecho a San Pablo, los cuales son dos piedras angulares de la iglesia católica. Después están los dos hermanos Santiago y San Juan, que tienen una relación muy importante con la virgen.

Laura Elena Lelo de Larrea precisó que los retablos se empezaron a usar en España desde el siglo VI, y cobraron más popularidad a partir del XV, sobre todo por su función educativa.

“Llego yo un fraile franciscano, ustedes no saben mi idioma y yo no sé el suyo, pero para evangelizarte necesito enseñarte el sustento de mi religión, así que estos retablos tienen una función didáctica ya que van mostrando poco a poco cómo se conforma esta iglesia católica y triunfante”.

Y es que, en la corona del retablo, se puede encontrar la imagen antropomorfa de Dios Padre que tiene la actitud de bendición con su mano derecha y, por debajo de la izquierda, un círculo con una cruz, lo que es la representación del mundo cristianizado.

La restauradora precisó que el templo de Huiramangaro tiene una lectura desde la entrada y todo el discurso termina con el retablo con el objetivo alcanzado, la salvación divina.

Es todo un discurso que va desde afuera, con la cruz en el atrio, donde se catequizaba; posterior a eso hay una arcada pequeña, área donde se encuentra la pila bautismal, el primer sacramento. Luego de que eras bautizado ya eras parte de la comunidad así que podías entrar al espacio entre las dos arcadas, para participar en la eucaristía, salmos y lecturas, pero no podías pasar al tercer espacio en donde solo eran aceptados los sacerdotes”.

La experta explicó que Huiramangaro era el pueblo principal de la región en el Siglo XVI pero, tras perder sus ojos de agua, la zona se fue despoblando y la cabeza pasó a Zirahuén. La poca población generó que nunca hubiera presupuesto para que el templo pudiera remozar nuevamente y así el templo se pudo conservar de esta manera.

“Ahora nos toca hacer muchísimas etapas de trabajo para poder terminar de restaurarlo todo, esperemos poder llegar a verlo todo algún día porque incluso, el plafón también tiene pintura, no sabemos qué va a haber ahí”.

Destacó que actualmente se busca iniciar una etapa independiente del retablo principal con la restauración de los dos retablos laterales y la arcada.

RECUPERA SU MAGNIFICENCIA

Algo que ha quedado claro durante todo este proceso de restauración ha sido el gran amor que la comunidad tiene por su patrimonio es por eso que para Laura Elena Lelo de Larrea es muy importante el resignificado cultural que ahora ellos le vayan a dar a la pieza entregada.

“Necesitamos ir a hacer trabajo de difusión con ellos para explicarles los elementos y que después ellos resignifiquen todo esto. El pueblo va a cambiar, y creo que el templo va a ser el centro”.

Juan Carlos Naranjo, jefedel Departamento de Conservación y Restauración de Obras de Arte de la Secum, destacó que este proyecto ya tiene una sinergia entre autoridades y la comunidad de Huiramangaro, por lo que se buscará cómo próximamente dar inicio a una nueva etapa de restauración.

“Actualmente hay mucha migración porque la población no cuenta con un oficio ni venta de artesanías (…) el aumento de turismo podría generar un aumento también en su economía, lo que ayudaría a la misma comunidad a comenzar a adecuar sus espacios para recibir a los visitantes”.

Línea del tiempo

Siglo XVI

Se construye entre 1535 y 1545 con un estilo plateresco el Retablo Principal del Templo de Nuestra Señora de la Asunción en el municipio de Huiramangaro.

Siglo XX

A principios de este siglo se pone en boga el estilo neoclásico en los retablos lo que hizo que el espacio en Huiramangaro fuera remozado y la pintura blanca cubriera casi todos los elementos barrocos de su creación.

2014

Los restauradores se dan cuenta de que hay una grieta en el muro testero, el cual ya tenía dos intervenciones previas, sin embargo, el daño seguía creciendo. La sección de restauración del INAH lo baja para comenzar su intervención.

2015

Se comienza la intervención del muro testero y arranca una investigación para encontrar la forma de restaurar el retablo ahora que está a nivel piso.

2016

Arranca la restauración en su primera etapa con las cuatro pinturas de caballete gracias al financiamiento de varias organizaciones.

2019

Da inicio la segunda etapa con la restauración del Sotobanco, predela (donde está el sagrario) y el primer cuerpo.

2021

Tercera etapa de restauración en donde se interviene el segundo cuerpo del retablo y los remates. Con su finalización se entrega la totalidad del retablo a la comunidad.