Yazmin Espinoza El 2019, año en el que yo me estaba estrenando en la maternidad, fue el mismo en el que Brenda Navarro publicó su primera novela titulada “Casas vacías”, un libro que nunca hubiera imaginado, cuando comencé a leerlo, que me iba a destruir de la manera en que lo hizo, y aún no sé si la palabra “destruir” es en el buen sentido. Y es que, en “Casas Vacías” la maternidad, que casi siempre asociamos con la felicidad, también puede ser una pesadilla: la de una mujer cuyo hijo desaparece en el parque donde estaba jugando, y la de aquella otra mujer que se lo lleva para criarlo como propio. Así, la autora nos muestra la realidad de dos mujeres completamente diferentes que buscan darle lo mejor de sí a un niño que primero se llama Daniel y después es rebautizado como Leonel. Brenda Navarro es brillante en su narración, pues podemos diferenciar perfectamente ambos mundos, desde las descripciones de sus escenarios, hasta el lenguaje con el que se expresan ambas mujeres. Honestamente, cuando terminé el primer capítulo de este libro, ya me había quitado el aliento y tuve que hacer una pausa de varios meses para animarme a seguirlo leyendo. Yo acababa de tener a Sofía y la idea de leer sobre que una mujer perdía a su hijo me tocaba fibras demasiado sensibles en ese momento. Cuando terminé la historia no podía creer lo que acababa de leer. La amé. La odié. Esta novela me generó tantas cosas que no podía empezar a explicarlas. Y el final… ese final que me dejó el corazón en un puño. Porque, aunque al principio sonaría lógico que odies a la mujer que robó al pequeño, al final terminas comprendiendo (no justificando) sus líneas de pensamiento y actuar. El por qué hace lo que hace, lo que la han hecho sentir todos esos personajes secundarios (que también muestran su propia personalidad compleja) y sus sueños. En cuanto a la madre que perdió a su hijo, sentimos su dolor y vemos las consecuencias en su vida, en incluso su cuerpo, del suceso. La historia toca también temas como el machismo, la desigualdad social, y la depresión y, con ellos, te envuelve por completo. Con esta premisa, cuando hace un par de meses Editorial Sexto Piso anunció que Brenda había tomado nuevamente la pluma esta vez para escribir “Ceniza en la boca”, sentí miedo y fascinación al mismo tiempo. Dando un poco de contexto a su pluma, Brenda Navarro nació en 1982 en la Ciudad de México, estudió Sociología y Economía Feminista en la Universidad Nacional Autónoma de México y cursó un máster en Estudios de Género, Mujeres y Ciudadanía en la Universidad de Barcelona. Ha sido redactora, guionista, reportera y editora, y ha trabajado en diversas ONG relacionadas con derechos humanos. Fue fundadora del #EnjambreLiterario, un proyecto enfocado en publicar obras escritas por mujeres. “Casas vacías”, su primera novela, publicada en Sexto Piso, fue premiada con el XLII Premio Tigre Juan y traducida a siete lenguas. Así, “Ceniza en la boca”, su segunda novela, llegó a librerías hace apenas unos meses e inmediatamente comenzó a volar de los anaqueles. En ella, encontramos una historia de migraciones, abandonos, infancias quebradas, maternidades atípicas, esperanzas extraviadas y desilusiones fatales. Un adolescente mexicano se lanza de un quinto piso en Madrid. Esa imagen tan fuerte detona la memoria de su hermana, quien nos lleva con ella a la profundidad de sus recuerdos, a los años violentos de un México descompuesto y a los días monótonos de una España hostil. En el tránsito de su relato surgen algunos de los vicios que asedian a las sociedades contemporáneas de Occidente: racismo, clasismo, xenofobia, desigualdad, opresión, machismo, precariedad laboral y, en general, un desencanto absoluto con el mundo. Tomé este libro entre las manos con cierto temor, pero Brenda no me defraudó y me ofreció, una vez más, una experiencia lectora irrepetible. Claro que, si tuviera que elegir, me quedo con “Casas vacías”, pero eso es probablemente porque el tema me atraviesa fibras sensibles muy personales y lo leí en un momento de mi vida sumamente transformador. Por otro lado, cabe destacar que, a pesar de ser novelas con historias que a primera vista son muy diferentes, la crítica a la maternidad es algo a lo que siempre vuelve en sus libros. En esta segunda novela, encontramos a la madre que deja a sus hijos para irse a trabajar a otro país, la hermana que es obligada a ser madre de su hermano pequeño, la abuela que es incapaz de transmitir su amor a sus hijos o sus nietos, las tías que sufren en silencio violencia en sus hogares y, en general, el poco reconocimiento que existen, no solo en México, sino en todo el mundo, para las labores de cuidado que normalmente están sobre los hombros del universo femenino. “El Estado se sostiene sobre los cuerpos de las mujeres, especialmente de las mujeres pobres. Creo que en el momento en el que rompamos ese concepto de madres y padres y solo haya personas interesadas en los cuidados de las infancias la sociedad será otra cosa”, comentó recientemente Brenda Navarro en una entrevista para El País. “Casas Vacías”, “Ceniza en la boca”, ambas novelas que difícilmente se olvidan. ¿Has leído alguna? Si no, te invito a hacerlo. Ambas tienen garantía Historias para mamá. Sobre Yazmin Espinoza Comunicóloga enamorada del mundo del marketing y la publicidad. Apasionada de la literatura y el cine, escritora aficionada y periodista de corazón. Mamá primeriza. Lectora en búsqueda de grandes historias. Instagram: @historiasparamama