Aura Muñoz Romo / Colaboradora de La Voz de Michoacán Cuando hablamos de romanticismo en México, es inevitable pensar en la poesía, enumerar a muchísimos poetas hombres y, desde luego, evocar a Sor Juana Inés de la Cruz con su famoso soneto. Sin embargo, cuando pensamos en novelistas que se apeguen fielmente a lo que es el género del romance, la cosa se pone más complicada. En España tienen a Corín Tellado; en Inglaterra, a Jane Austen; en Estados Unidos, a Danielle Steele. Así podemos ir enumerando países y sus correspondientes representantes del romanticismo, aunque no todas en un periodo simultáneo de tiempo. Y aparece la pregunta: ¿tenemos una escritora en México que cumpla con los requisitos del romanticismo? ¿Tenemos a nuestra Jane Austen Mexicana? Sí. Pero empecemos por el principio. ¿Qué debemos entender por una escritora de novelas románticas? En primer lugar, que sus obras tengan como ingrediente principal el amor; que la mayoría de sus tramas, se remonten si no a una época pasada, sí a un hecho histórico; que sus personajes experimenten de una manera muy enaltecida las emociones y que se encuentren momentos claves donde puedan narrar sus pasiones, sus sentimientos y hasta su soledad o existan motivos personales para sus acciones. El Romanticismo, junto con este tipo de novela, se remonta al siglo XVIII y cobra muchísima fuerza en Alemania e Inglaterra, principalmente con Jane Austen y las Hermanas Brönte como estandarte. Novelas como Orgullo y Prejuicio, Sentido y Sensibilidad, Cumbres Borrascosas y Jane Eyre, hasta la fecha, son clásicos del romance y a más de una persona la han hecho suspirar sin remedio o llorar por identificarse con alguno de los personajes. La clave es y será, para las que sigan escribiendo romance, que el eje de acción es el amor, la relación entre los protagonistas —que, tanto puede terminar en boda, como terminar en un desenlace fatal. Lo que importa son las acciones que se viven durante el periodo en el que la pareja está enamorada, describir el proceso del amor, los tormentos, de pasiones, la tensión entre los protagonistas, las sonrisas, el llanto, qué los desborda y qué los derrumba, las dificultades que tienen que enfrentar ante la familia, la sociedad, incluso ante ellos mismos. Otra característica, es la importancia que se le da al entorno y cómo combina con el carácter del personaje. Si hay lluvia es porque el día no salió bien o alguno de los dos está triste; si hay sol, hay alegría; cuando hay tormenta, un acto iracundo e irremediable ha ocurrido. Toda esta atmósfera podría definir a una novela romántica. Caridad Bravo Adams, hija de actores cubanos, nace en Villahermosa el 14 de enero de 1908. Desde pequeña se interesa por las artes literarias y la actuación. También hace periodismo, lo que la lleva a formar parte del Ateneo Mexicano de Mujeres. En 1936, decide visitar Cuba. Ahí escribe su primer novela Yo no creo en los hombres, de corte comtemporáneo, basada en hechos reales. Le da mucho éxito y también contribuye a que un colega suyo, Manuel Canseco Noriega, escriba su propia versión, titulada Corona de lágrimas, que también tiene mucho éxito en el cine. Debido a que ha visto demasiadas cosas fuertes y dramáticas en su carrera como periodista y en Cuba, decide regresar a México. Para olvidar lo turbio y dantesco que tuvo que redactar en su oficio, decide tomar papel y pluma de nuevo. Pero esta vez, escribe sobre romance, sobre amor, lo que ella pensaba que las mujeres mexicanas querían leer y lo hizo en grande. Aparte de ganarse el ser parte de la SOGEM (Sociedad General de Escritores de México) y recibir la Medalla Nezahualcóyotl, consigue un contrato exclusivo con la Editorial Diana para publicar todas sus obras, que fueron más de 20, entre 1950 a 1984 (refiriéndonos a novelas, exclusivamente). Sus novelas se venden como pan caliente, el cine se encarga de hacer la versión cinematográfica y la televisión no tarda en realizar la telenovela después de que la XEW haya realizado la radionovela. Hasta este momento, algunas de sus obras ya llevan más de cinco remakes, por el éxito de su trama. Sus obras más famosas y reconocidas son La mentira, Bodas de odio, Estafa de amor, Una sombra entre los dos. Su obra cumbre es, sin duda, Corazón salvaje, una trilogía que dividió en Corazón salvaje, Mónica y Juan del Diablo. En mi opinión, la mejor novela romántica que jamás he leído y a la que no han hecho justicia ni el cine ni la televisión. Caridad Bravo Adams muere en 1990 en la Ciudad de México, dejando un gran hueco en los escritores de romance, pero también una gran obra que debería conocerse más por tener un corazón salvaje que nos hace suspirar a través de sus historias. Aura Muñoz Romo es Maestra en Filosofía de la Cultura, escritora y ganadora del Premio Sahuayo de Cuento 2013 y 2014 y de la Medalla “Dr. Ignacio Chávez” 2022, en Filosofía. Fanática del anime, Stieg Larsson y el café.