Erandi Avalos Hay criminales que proclaman tan campantes “la maté porque era mía”, así no más, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los súper machos tiene la valentía de confesar “la maté por miedo”, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo.Eduardo Galeano El diablo anda suelto y México parece ser uno de sus infiernos predilectos en las últimas décadas. La indignación de millones de mujeres tiene el ambiente en llamas, y con justa razón; son muchas ya las atrocidades y no parece que se avecine un cambio radical y positivo. ¿Las causas? Muchas: pobreza intelectual, material y espiritual; resentimientos generacionales añejos que terminan en patologías misóginas; falta de reflexión y cuestionamiento de tradiciones obsoletas de las relaciones de género; aumento de enfermedades mentales y falta de tratamientos adecuados para las mismas; y siendo algo conspiranoicos, un arma que oscuros agentes políticos utilizan para perjudicar la poca buena reputación que pudieran tener sus contrincantes; entre muchas otras. Sin embargo, ninguna razón justifica las agresiones hacia las mujeres, sean sutiles o grotescas y sean ejercidas de manera psicológica, emocional o física; ya que todas son graves y es peligroso minimizarlas. El movimiento artístico que visibiliza y señala esta problemática en México, es cada día más fuerte. Más y más mujeres artistas y gestoras culturales se suman para mostrarle al mundo que, como bien predijo Victoria Campos en el título de su libro El siglo de las mujeres, el siglo XXI, tiene la marca feminista. La sororidad está en marcha feroz e implacable y la organización feminista y la denuncia a través del arte son cada vez más aceptadas en todos los museos y centros culturales del país. Una de las exposiciones más emotivas al respecto, se muestra actualmente en el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro, y se titula Manifiestas, evidencias y testimonixs, y se puede visitar hasta el 29 de mayo. Con una curaduría muy atinada y potente, la muestra se compone de piezas de arte feminista de la colección del MUAC, autoría de las reconocidas creadoras: Maris Bustamante, Mónica Mayer, Lorena Wolffer y Naomi Uman. Todas las piezas mostradas son terriblemente impactantes, logrando un diálogo que las complementa entre sí, pero permitiendo que cada una vibre por sí sola. Es notorio cómo la colaboración en sororidad y confianza de muchas mujeres es parte fundamental de la creación de estas piezas, entre las que destaca El Tendedero, pieza clave del feminismo en México y América Latina, del que su autora, la artista, curadora y crítica de arte Mónica Mayer es pionera. Esta es una pieza viva, que se activa en cada lugar que se presenta y que cuenta ya con varias décadas de existencia, siendo presentada por primera vez en 1978 y convirtiéndose con el paso de los años en un valioso archivo que documenta las percepciones de diversas problemáticas relacionadas con el ser mujer. Otra pieza tremenda es la instalación Evidencias, 2010-2016,de Lorena Wolffer, quien reúne 237 objetos cotidianos utilizados para ejercer violencia hacia las mujeres, mismas que los donaron y describieron en su respectivo testimonio escrito, cómo ocurrieron las agresiones. Con un excelente montaje, iluminación y texto curatorial, que abonan a la potencia de las obras, es imposible ser indiferentes ante esta exposición. Indignación, rabia, impotencia, tristeza, son solo algunas. Pero también y, sobre todo, la certeza de que es imperante ejercer tolerancia cero ante el más mínimo intento de agresión a las mujeres, venga de quien venga y traiga las consecuencias que traiga. Así como esta muestra, existen muchas otras que tocan este tema tan importante, con la certeza de que sensibilizan y empoderan al público. La facilidad de denuncia legal y pública debe ser una prioridad en nuestro sistema jurídico. Además, la meta es que cada mujer víctima de agresión sepa que hay muchas personas dispuestas a acompañar el proceso de defensa y sanación que se vuelven tan necesarios cuando han sido atacadas. El tiempo del silencio quedó atrás. Hoy, después de tantas y tantas hermanas muertas, desaparecidas y sometidas, nuestra fuerza es imparable. Hoy, el arte es uno de nuestros estandartes, de nuestras armas de defensa. Hoy, el agresor debe entender que las mujeres en México exigimos tolerancia cero ante sus atrocidades y que no pararemos hasta lograrlo. ----- Erandi Avalos, historiadora del arte y curadora independiente con un enfoque glocal e inclusivo. Es miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte Sección México y curadora de la iniciativa holandesa-mexicana “La Pureza del Arte”. erandiavalos.curadora@gmail.com