El Universal/La Voz de Michoacán.México. El bailarín Yaroslav Villafuerte trabajaba en Cancún cuando sufrió un aparatoso accidente en motocicleta en julio de 2017 que le causó fractura de cadera y politraumatismo; estuvo en coma por tres meses y permaneció internado durante más de un año. Un día despertó lleno de aparatos, sin poder moverse y con la noticia de que había grandes posibilidades de no volver a caminar. “Desperté en pedazos, me estallaron las vísceras, tenía heridas por todas partes”, relata. La economía familiar también colapsó, a la fecha siguen con deudas pese a que incluso tuvieron que vender su patrimonio. Yaroslav tenía dos seguros, uno en el IMSS, pero no accedió a él debido a que no pudo ser trasladado a un hospital del Seguro Social porque su condición grave no lo permitía; y tenía gastos médicos mayores, pero no pudieron cubrir todo. Hoy no sólo puede caminar, también ha retomado su carrera como bailarín e imparte clases de danza contemporánea. “Mi familia lo vendió todo y la comunidad dancística empezó a hacer funciones para recaudar fondos; con lo que el gremio reunió se pudo comprar un sujetador para mi cadera, tenía la pelvis rota en 15 pedazos, me salvaron la vida”, recuerda. Yaroslav ha bailado con algunas de las compañías de danza contemporánea más importantes del país y se ha dedicado a la danza desde muy joven. “Sin la danza sentí que no sería nada, desperté en un cuerpo que no era mío. Hoy la danza y el ballet me han devuelto a la vida. Una de las cosas más duras fue que he trabajado desde hace muchos años, pero nunca había cotizado, entonces aunque tenía seguro, cuando me declararon como inválido, no pude acceder a una pensión y me quedé sin seguro”. El caso de Yaroslav es uno de los más trágicos que se han visto en la comunidad dancística en los últimos años y pone en evidencia, una vez más, que los artistas siguen esperando que autoridades y legisladores retomen el proyecto de seguridad social para el gremio artístico. En 2011 se aprobó en la Cámara de Senadores un Proyecto de Decreto por el que se expediría una ley que crearía un fideicomiso para administrar un fondo de apoyo para el acceso de artistas, pero no llegó a la Cámara de Diputados. En 2017, la exsecretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda, dijo que este era un tema prioritario, el sexenio peñista concluyó y nada se supo. Ahora, la titular de esa dependencia, Alejandra Frausto, también ha sostenido que la seguridad social para los artistas es un tema en el que se está trabajando, incluso en campaña también lo manejó como un asunto de prioridad, pero a un año de la nueva administración no se han dado avances. También lee: Editorial. Artistas sin seguridad social Mientras que en la Cámara de Diputados el presidente de la Comisión de Cultura, Sergio Mayer, informó el pasado miércoles que buscaría fortalecer la Ley General de Cultura y Derechos Culturales con reformas para integrar las artes escénicas —cuyos exponentes tengan las prestaciones de seguridad social y garantías laborales—, por el momento es sólo un planteamiento. Este año, el presidente Andrés Manuel López Obrador, con la Ley de Austeridad Republicana, canceló el pago al erario del Seguro de Gastos Médicos Mayores, una prestación con la que gozaban los bailarines de la Compañía Nacional de Danza. Al respecto, Pedro Fuentes Burgos, subsecretario de Administración y Finanzas del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), asegura en entrevista que se planteó el problema en la Secretaría de Hacienda porque se consideró necesario que la Compañía conservara el seguro debido a la naturaleza de su trabajo; la petición no fue aceptada y para resolver el problema ofrecieron un aumento de sueldo a los bailarines, para que ellos mismos pudieran adquirir un seguro. “Lo planteamos de manera informal, pero al ser servidores públicos no se logró la autorización, pero encontramos una solución, debido a que no hay tabulador pudimos hacer compensaciones para que pudieran contratar el seguro con el que gozaban”, dice. Para poder adquirir un plan de seguro más económico tuvieron que ser representados por el Sindicato Nacional de Grupos Artísticos del INBAL, y para cubrir el siguiente año crearon una asociación civil llamada Comunidad de profesionales de la danza. En 2018, el seguro para 78 bailarines de la CND fue de 4 millones 400 mil, en 2019 fue de 4 millones 900 mil. Esta opción de asociación civil, recuerda el coreógrafo Jaime Camarena, se ha intentado en el gremio, pero no ha prosperado. “El problema es que con los sueldos, los bailarines no pueden adquirir un seguro, pero también tiene que ver con que la juventud no te hace pensar en este tipo de cosas. Hace varios años lo intentamos, pero no obtuvimos la respuesta necesaria. Nosotros sólo nos hemos podido asegurar cuando contamos con apoyos como México en escena”. Elena Román, doctora en Ciencias y Humanidades para el Desarrollo Interdisciplinario, establece que el tema es mucho más complejo porque en estricto sentido todos los trabajadores pueden ir al IMSS y darse de alta, pero el problema es que hay que pagar cuotas, de modo que lo que se tiene que resolver, en realidad, son las condiciones laborales. “Lo que tenemos que entender es que el derecho a la seguridad social sí existe y los artistas son los obligados, la discusión está en cómo lo van a pagar si no hay trabajo, si se tardan meses en pagarles, si los únicos que te contratan son las secretarías de Cultura, si hay muchos problemas con los espacios independientes. Tenemos que sentarnos a trabajar en una figura jurídica para los artistas, que establezca que tienen características muy específicas y deberían tener otros tratamientos hacendarios, de seguridad social, de retiro, entre otros”.