“Estoy en contra de que se considere a la ópera un arte elitista, porque yo lo he visto, en Michoacán y Sonora hay llenos totales, no hay rechazo de la gente, la raíz del problema está en el sistema de promoción artística que tiene México, porque no se le ha dado la importancia que requiere, ni a la ópera ni a muchas otras artes” asevera el periodista y musicólogo Érick Alba, autor de Ars Vocalis México. Trascendencia de la pedagogía vocal en tres siglos. El libro editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) se divide en dos. Primero, el autor se dedicó al exponer el desarrollo de la ópera en México como proceso histórico; la segunda sección es compendio del festival Ars Vocalis, del año 2011 al 2013. Es una secuencia cronológica de la ópera en México, en la que el especialista hace cuestionamientos. “No pude resistirme a poner algunas anécdotas, como la censura a las actrices que mostraban tobillos en la época colonia”, confiesa Alba, aunque esto no es el tema central. Ejemplo de las inconsistencias en los estudios de la ópera es que hay quienes mencionan a la cantante Ángela Peralta como integrante de la primera cofradía nacida en el siglo 19, cuando en esa época ella tendría 2 años de edad. “Hay mucha ligereza, existen fallas en fechas y nombres, ni siquiera hay acuerdo sobre cuándo surgió la primera compañía de ópera”. Asimismo, cuestiona la falta de reconocimiento como óperas a las obras “El Rodrigo”, de Manuel Sumaya, y Tata Vasco. “Miguel Bernal le llamó drama sinfónico, por eso lo dejaron fuera, pero es ópera”. Para este libro realizó entrevistas y de investigación documental, “retomé entrevistas de otros lugares, con los créditos debidos –de los cuales encontró que- en los treintas había una producción de 100 óperas al año, ahora tenemos cinco, con la población duplicada”. La peculiaridad de la investigación es “por primera ocasión se aborda la temática de la época de oro del cine mexicano como herramienta de difusión de ópera. Menciono la escuela del sonorense José Pierson, quien en 1911 instaló en México una academia de canto, de la que salieron Jorge negrete y José Mojica, Antonio Aguilar, y la actriz Dolores del Río, además de Concha Michel, impulsora del comunismo amiga de Kahlo, Rivera y otros intelectuales, se propuso difundir la cultura indígena en Europa y Estados Unidos” Dedica un apartado a Francisco Araiza, tenor mexicano que a cuatro años de su debut formó parte de la Ópera Karlsruhe, en Alemania, “él abrió las puertas para los mexicanos que llegaron después a Europa, como Javier Camarena y Rolando Villazón”. Otra aportación es un cuadro cronológico que contiene todas las obras escritas en México hasta nuestros días, continuación al trabajo de Cueto Ruiz-Funes, que cerró en los 90.