El Universal/La Voz de Michoacán Mexico. Herman Hesse (1877-1962) recibió el Premio Nobel de Literatura en 1946"por sus escritos que, al crecer en osadía y penetración, ejemplifican clásicos ideales humanitarios y altas calidades de estilo". Trataba temas como la dualidad, la soledad y entre sus obras más destacadas se encuentran clásicos como El lobo estepario, Demian, Siddartha, entre otras. Sin embargo, la trascendencia de Hesse llegó hasta el mundo de las artes plásticas. El suizo también encontró un canal para expresarse a través del lienzo. Su carrera como pintor inició en 1916, cuando él tenía 40 años, con el objetivo de que fuera un pasatiempo terapeútico para tratar la crisis emocional que tuvo como estrago de la Primera Guerra Mundial. En 1918 Hesse comenzó a vender poemas ilustrados por él mismo y destino las ganancias para su librería gestionada por prisioneros de guerra. Fue hasta 1919 cuando se estableció en el Cantón de Tesino, en la parte italiana de Suiza, cuando pintó miles de acuarelas inspiradas por las luces y colores del lugar. El estilo de Hesse es una mezcla entre el Impresionismo y el Expresionismo. Entre sus obras se encuentran naturalezas muertas, autorretratos y paisajes. Se dice que sus pinturas también sirvieron como fuente de inspiración para la escritura, por ejemplo "El último verano de Klingsor", publicado en 1920, obra en la que plasma el impulso creativo que experimentó durante esa etapa de su vida. También se encargó de ilustrar su libro “Wanderung”, que trata sobre su gusto por pasear a pie. Ilustró “Piktors Verwandlungen” en 1922, un cuento de hadas dedicado a su segunda esposa Ruth Wenger. Actualmente, la mayoría de sus acuarelas se encuentran en el Museo Herman Hesse de Montagnola, de las cuales una selección de originales están a la venta para recaudar fondos para la fundación del mismo museo.