Jorge Ávila / La Voz de Michoacán Morelia, Michoacán. En días pasados, el escritor, periodista, editor y docente michoacano Leopoldo González recibió el Premio Internacional de las Letras Hispanas que otorga la Asociación Internacional de Poetas y Escritores Hispanos (Arte-Pax), en la ciudad de Orlando, Florida, por su trayectoria literaria y editorial. El también autor de Darklight Publishing, editorial con sede en Nueva York, desarrolló diversas actividades culturales y de difusión de la literatura mexicana en esa ciudad. Al mismo tiempo, el consulado de México en Orlando le confirió el reconocimiento como Embajador AIPEH-México, por la difusión internacional de la cultura mexicana. Además, agregó que una pieza fundamental de este premio fue el periodista Macario Ramos Chávez, en su condición de Director de AIPEH-México. En charla con esta casa editorial, compartió cómo fue el acercamiento y nos habló de su trayectoria como escritor, pero también como director de la revista cultural Letra Franca y la editorial del mismo nombre, que ya ha publicado diversos libros. La Asociación Internacional de Poetas y Escritores Hispanos (Arte-Pax) nació en Orlando, Florida, fundada por Palmira Urbiñas Cardona. La organización sesiona periódicamente en esa ciudad y está constituida por dos grupos colegiados: la Junta de Directores y la Junta de Embajadores, que definen las distintas actividades culturales, académicas y literarias que realizan, además de organizar eventos de talla internacional para los países latinoamericanos y del Caribe, y también para Estados Unidos, y eventualmente tienen invitados de España, Francia, Holanda, Italia y Portugal. También tiene la responsabilidad de definir la concesión de premios y reconocimientos en función de la obra de los galardonados. Cuestionado sobre cómo se dio el acercamiento con la AIPEH, Leopoldo González explicó que primero les llegaron algunas de sus obras “por medio de amigos que tengo en Nueva York, Chicago y Los Ángeles, sobre todo el más reciente, “Hora temprana”, que se editó en España, y luego conocieron “Rituales del insumen”. Así fue como empezaron a conocer mi obra, hablando de estos dos libros”. En cuanto a otros dos libros, “Cuando el tiempo se detuvo” y “Prosas agualuna de la noche que se va”, empezaron a circular en Estados Unidos durante el periodo más crítico de la pandemia por COVID-19. Pero también es editor de “Llama que permanece”, que compila 200 años de poesía sobre José María Morelos; “Ensayos de coyuntura” y, el más reciente, que ser público en abril de este año en Morelia por Silla Vacía Editorial y Letra Franca Ediciones, “Donde muere el verano”, que comprende obra de tres poetas: la doctora Rosario Herrera Guido, de quien se publica un poema de largo aliento titulado “El retorno de Antígona”; “Vuelo de cisnes sobre el este”, autoría de Leopoldo González, y “Poemas para poemar”, de Marco Antonio Herrera Guido. Es por ello que el reconocimiento otorgado en Florida es a su trayectoria, con acento en dos cosas, explicó: “Por un lado, en la producción editorial y literaria que hice durante la pandemia, donde convocamos a varios autores y, de veintitantos que convocamos, respondieron 13 poetas mandando obra a Letra Franca, y por eso llamamos a la colección ‘Trece poetas contemporáneos más allá de la cuarentena’, que es la primera colección que publicamos en el corazón de la pandemia, de donde se desprende ‘Cuando el tiempo se detuvo’, que es mío. Luego publicamos la colección de narrativa ‘Diez narradores mexicanos más allá de la pandemia’, con gente de la Ciudad de México, Guanajuato, Guadalajara, el Estado de México y Michoacán”. Esta labor, comentó el también docente, de haber dado forma a dos colecciones y haber publicado dos pequeños cuadernillos, llamó la atención de la Junta de Directores de AIPEH. Leopoldo González en la sede de AIPEH, en Orlando, Florida. Foto, cortesía de Flor Murcia. “Otra labor de la que tienen noticia en Estados Unidos es el trabajo que vengo realizando desde enero de 2022, creando y haciéndome cargo del funcionamiento de 14 talleres de literatura dentro de 8 centros penitenciarios del estado, con un funcionamiento regular y periódico en todo el estado”, indicó. Leopoldo González, quien además es columnista de La voz de Michoacán, resalta que por decisión del coordinador del sistema penitenciario, Ignacio Mendoza Jiménez, se compilaron textos producidos directamente por las personas privadas de la libertad que forman parte de los talleres de literatura, y así nació la colección “A la libertad por la cultura”, cuyo primer trabajo salió a la luz el año pasado: “Las rejas no matan”. “Una edición económica, corta, de 100 ejemplares más algunos que mandamos imprimir despapes, y está compuesto por obra narrativa de internas e internos. El segundo libro de la colección es “En la cárcel de tu piel”, que se compone por obra poética escrita en cautiverio por mujeres que participan en los talleres. El tercer libro de la colección es el “Breve diccionario jurídico náhuatl”, elaborado, discutido y revisado en el Cereso David Franco y en el Centro Penitenciario para Delitos de Alto Impacto. Así pues, comentó, esta labor literaria, de investigación, difusión y edición es conocida en Estados Unidos, además del trabajo editorial en la pandemia y la labor que consiste en darles voz y construir una esperanza para las internas e internos de los penales de Michoacán, impactó en la organización, señaló. Labor editorial, cuesta arriba La labor editorial, sobre todo cuando se hace con independencia del presupuesto público, no sólo es ardua, sino que muchas veces se queda en el intento, “es sumamente complicado y una labor cuesta arriba ser promotor editorial y literario, ser gestor cultural en Michoacán y en México en general”. El escritor detalló que si publicar un libro o una colección cuesta trabajo teniendo apoyo oficial, es aún más difícil si no se tiene, además de que cuesta mucho trabajo crear y mantener funcionando ininterrumpidamente una revista cultural e independiente como Letra Franca. “Es una tarea que trae dos cosas aparejadas: la dificultad, sobre todo en casos como el mío, como director de la revista y como agente y promotor cultural. Es un reto a vencer, pero desde 2012 he resultado vencedor, la prueba es que la revista existe desde 2012, primero en edición impresa y ahora en digital. Esto es importante para un territorio inhóspito para la cultura como es Michoacán, como el México de hoy. Por otro lado, estas dificultades al final del día son satisfactorias porque con el tiempo vas viendo a cuántos autores has difundido dentro de una revista como Letra Franca, logras ver cuántas páginas en blanco has tenido que llenar en la revista para generar enfoques y corrientes críticas para entender y mejorar nuestro tiempo”. Ese aglutinamiento de mentes y esfuerzos mediante la labor editorial involucra, explica Leopoldo González, generar confianza para “que le den a uno sus materiales y publicarlos, además del hecho de que dentro de esa relación intelectual y de complicidad que se establece con los autores de la revista o los libros imperan amistades limpias”. Pero dentro de esa tarea de Letra Franca, el grupo inicial de colaboradores se ha multiplicado a lo largo de los años y se ha diversificado. “Al multiplicarse y pasar de 12 a 48 autores y superar los 100 en los primeros años, a la fecha hemos publicado a alrededor de 800 escritores en Letra Franca, pero además de ese logro está el habernos diversificado, ya no es solamente una revista, sino una plataforma cultural y literaria que publica libros de poesía, narrativa, ensayo y crónica, y esto para nosotros es un motivo de satisfacción, porque Letra Franca no ha existido en vano y se ha ganado un sitio en la sociedad a nivel estatal y nacional, porque esa diversificación nos ha permitido publicar libros de gente como Raúl Casamadrid, Rosario Herrera Guido, Benjamín Valdivia, de la Universidad de Guanajuato, o Roberto Mendoza, quien además posee una editorial asentada en Nueva York. Entre el 20 y el 24 de abril, el escritor mexicano Leopoldo González, autor de Darklight Publishing, con sede en Nueva York, desarrolló diversas actividades culturales y de difusión de la literatura mexicana en Orlando, Florida. Foto, cortesía de Flor Murcia. Por eso, finaliza Leopoldo González, “con la obtención del Premio Internacional a las Letras Hispanas, ahora tendremos que redoblar el paso, y tendremos que replantearnos los objetivos del proyecto y que llegue a más gente la literatura que estamos produciendo y que cada día más personas asuman las bondades del pensamiento crítico, que es la labor fundamental de Letra Franca, y desde esa plataforma revolucionar a la sociedad, que tanto lo necesita bajo el actual gobierno”.