EFE / La Voz de Michoacán Al Qurna (Egipto). Hace cien años, el arqueólogo británico Howard Carter tocó la gloria con el hallazgo de la tumba del 'faraón niño' Tutankamón, un histórico descubrimiento en cuyo relato, aún incompleto, la participación de los egipcios quedó en el olvido en el contexto de una colonización europea que premiaba la figura del hombre blanco. Desde su restaurante en Lúxor, pegado al templo de Tutmosis III y decorado con recortes de prensa del día en el que Tutankamón emergió a la superficie, Nubi Abdelrasul explica con orgullo a EFE cómo su familia, que se dedicaba a las excavaciones y a la agricultura, "empeñó un papel destacado en los descubrimientos de esta zona" repleta de tesoros. Su padre y su abuelo fueron los encargados de las excavaciones en la zona de Al Qurna, en la antigua Tebas, en la que se ocultaban la mayoría de las reliquias descubiertas a finales del siglo XIX. En una época marcada por la colonización de Egipto, las misiones arqueológicas inglesas, francesas y alemanas pidieron a la familia de Abdelrasul que les ayudaran a desenterrar los secretos de Lúxor, puesto que el clan era uno de los más numerosos del pueblo de Qurna. Foto: EFE UN HALLAZGO CON FORTUNA Según Nubi Abdelrasul, la relación de su clan con Carter empezó cuando la Autoridad de Antigüedades de Egipto le aconsejó que designara a su familia para labores de excavación. Mi abuelo, Mohamed Abdelrasul reclutó a los trabajadores en la familia y a otros de un pueblo cercano, ya que en aquella época no había tanta población", explica. De acuerdo con el relato de la familia, Hassan Abdelrasul, padre de Mohamed, con tan solo 12 años, ayudaba a su abuelo trajinando agua a lomos de un asno para saciar la sed de los trabajadores hasta que un día uno de los botijos cayó al suelo y formó un pequeño hoyo. Los trabajadores empezaron a cavar en la zona donde se filtró el agua y descubrieron el primer escalón de la entrada de la tumba. "Carter empezó a correr y alzó al niño gritando: '¡Hoy es el día de los días!', explica Nubi, sobre cómo la torpeza de su progenitor fue el motivo de uno de los descubrimientos más importantes de la historia. Ese mismo niño sería luego inmortalizado en un retrato que tomó Carter, posando con el collar de oro del faraón. Foto: EFE