José Luis Ceja / La Voz de Michoacán Jiquilpan, Michoacán. Con un concierto y una breve reseña biográfica, el Ayuntamiento de Jiquilpan conmemoró el 117 aniversario del natalicio de Rafael Méndez Arceo, considerado como el mejor trompetista del mundo. El nombre de Rafael Méndez se enreda, igual que los de Feliciano Béjar, Lázaro Cárdenas, Anastasio Bustamante y otros, mezclado entre la verdad y las leyendas locales que van desde su nacimiento en el Bosque Cuauhtémoc de esta ciudad y su participación como trompetista del general Francisco Villa que circulan hoy en día en su ciudad natal, una ciudad que se debate entre el recuerdo de la gloria cardenista con calles empedradas y una modernidad que se resiste a entrar de lleno en la vida cotidiana de los jiquilpenses. Rafael Méndez Arceo fue uno de los músicos de mayor alcance internacional, al grado de pisar escenarios que en aquellas épocas estaban prácticamente vedados para los artistas latinos. A Méndez Arceo se le recuerda como poseedor de una técnica particular y especial de respiración, lo que le permitía un dominio pleno y único de la trompeta que incluso sentó las bases para una técnica específica de musicalización. Las crónicas de las actuaciones de Rafael Méndez Arceo de Estados Unidos le colocan incluso en ocasiones por encima del músico afroamericano Louis Armstrong, considerado por los críticos norteamericanos como uno de los máximos exponente de la música norteamericana. En lo que respecta al nacimiento de Rafael Méndez, el investigador y docente del Centro de Estudios de las Tradiciones del Colegio de Michoacán (CET-COLMICH), Álvaro Ochoa Serrano, paisano, por ciento, del trompetista, señala que a partir del mes de mayo de 1906 “recibió –igual que sus hermanos y hermanas– la primera instrucción musical de su padre. Maximino Méndez Gutiérrez dirigía la Orquesta Méndez, grupo familiar que actuó en festivales y fiestas locales en Michoacán y otras partes de México. En 1926 Méndez Arceo se trasladó a Estados Unidos al domicilio de un primo Gálvez Arceo para hacerse de un nombre en el ambiente musical. “En 1926, a los 20 años cumplidos, buscaba consagrarse para un público más numeroso y mostrar su estilo musical. Primero trabajó en los hornos de hierro. Como cualquier paisano allá, sudó en las fundiciones de Gary. Participó de corazón en la Mutual Jiquilpense con el fin de ayudar a camaradas en desventura y comprar bancas para el templo de su querencia michoacana. Sin embargo, padeció la frialdad de la segregación en la Ciudad de Acero. Le platicó a uno de sus primos que en Estados Unidos había sufrido mucha discriminación por su color. La mamá, doña Irene, era blanca y de ojos azules. En la familia había de todos colores: unos más claritos y otros más oscuritos. “Él abrazaba a su mamá, la acariciaba y le decía: Ay, madre, ¿a dónde hubiera yo llegado si hubiera sacado tu color? Que así le decía. Pero, ni modo dice, salí a mi papá [don Maximino]. Eso platicaba” Sobre la leyenda del nacimiento de Rafael Méndez en lo que actualmente es el Bosque Cuauhtémoc de esta ciudad, ésta pudo darse a raíz de que uno de los hermanos de Rafael, Antonio, músico también, pasaba temporadas lejos de su hogar trabajando lo que lo llevó a una vida un tanto bohemia al grado que continuamente y ante los reclamos familiares señalaba haber nacido en la calle. Hollywood brindó una gran proyección a la carrera del músico jiquilpense pues, de acuerdo con el investigador y docente Álvaro Ochoa Serrano, en 1939 el trompetista figuró en la orquesta de los Estudios Metro Goldwyn Mayer (MGM), para 1941 cumplió cabalmente el papel de trompeta principal en la legendaria agrupación. Musicalizó varias películas; muchas de esas grabaciones, ahora, clásicas. Un documental en celuloide (año 1956) exhibe su obra. Forma parte de una serie didáctica producida por Mills Picture Corporation. En el documental sobre Rafael Méndez, el trompetista empieza con la obra “Scherzo en D menor”. Al terminar la ejecución de la pieza, técnica y artísticamente formidable, Méndez presenta una breve historia de ese instrumento de viento. Sigue con una interpretación del tercer movimiento del concierto para trompeta y orquesta de Haydn. Luego afina la iniciación artística en la banda de su padre y cómo una familia de músicos de un pueblo cercano, en pos de mejor vida, se avecindó en Jiquilpan Una estatua en las inmediaciones de la Plaza de la Aguadora en el centro de Jiquilpan, guardias de honor por parte de las autoridades locales en los aniversarios de natalicio y fallecimiento, al menos tres festivales no bien logrados del todo en los municipios de Jiquilpan y Sahuayo, la presentación de un libro, tomado como base para este trabajo y la incansable voluntad de Álvaro Ochoa Serrano, constituyen quizá los únicos elementos con los que se busca lograr que el nombre de Rafael Méndez Arceo sea reconocido por el común de la población en igual medida que los de Lázaro Cárdenas, Anastasio Bustamante, Diego José Abad, Feliciano Béjar, Damián Alcázar y otros jiquilpenses que han ganado renombre en lugares y espacios tan ajenos a la política, la religión o las artes.