Ciudad de México. La importancia que la capital del Imperio Mexica dio a los colores, su origen, componentes y simbolismo, así como el contexto en que se utilizaron, es puesta en relieve a través de la exposición “Nuestra sangre, nuestro color. La escultura polícroma de Tenochtitlan”, que mañana será inaugurada en el Museo del Templo Mayor. Así lo informó hoy Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor y curador de la exposición, quien destacó que la muestra se centra en los logros científicos de ese proyecto “por recuperar la policromía en piezas arqueológicas pertenecientes a la cultura mexica, específicamente en el arte de la gran Tenochtitlan, su capital imperial". La muestra enfatiza en los monolitos de menor formato que han sido recuperados en el subsuelo del Centro Histórico de la Ciudad de México, y por primera ocasión, el visitante podrá ver reunidas 28 obras maestras de la escultura polícroma mexica (cinco de ellas de gran dimensión), mismas que pertenecen a las colecciones del Museo del Templo Mayor. Se presentarán réplicas tridimensionales de las diosas Tlaltecuhtli y Coyolxauhqui, así como el chacmool, un guerrero estelar y dos cabezas de serpiente monumentales. En esas reproducciones, elaboradas con tecnología de punta, se reconstruyeron colores originales que se habían perdido por el paso de los siglos, destacó López Lujan. De tal modo que hoy, el público de la segunda década del siglo XXI que visite el Museo del Templo Mayor para conocer esas piezas, tendrá frente a sus ojos las mismas polícromas imágenes que tuvieron ante los suyos los fieles mexicas que las observaron en los siglos XV y XVI. Sobre todo, en ambos casos la experiencia sensorial será la misma. En la muestra, dividida estratégicamente en 10 ejes temáticos, se presentará el cráneo de un guerrero sacrificado, mismo que fue decorado por los mexicas para representar al Dios de la Muerte. Junto a él se exhibirá una moderna réplica exacta, impresa en 3D, donde se restituyeron sus pigmentos azul y negro, así como los refulgentes ojos de pirita y concha. Esta muestra se basa en la investigación y curaduría de Leonardo López Luján, Fernando Carrizosa, Michelle De Anda Rogel, Diego Matadamas, Erika Lucero Robles y María Barajas, arqueólogos y restauradores del Proyecto Templo Mayor del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), quienes dedicaron largos días de trabajo a este asunto. Expertos en arqueología, arqueobotánica, arqueozoología, bioarqueología, conservación y restauración, restauración arquitectónica, topografía computarizada e imagen digital, dibujo y diseño gráfico, unieron sus esfuerzos para lograr el objetivo de la muestra: Descubrir, rescatar, conservar y difundir la grandeza de la policromía en Tenochtitlan.