Una nueva biografía de Hitler, escrita por un prominente historiador alemán, podría generar controversia al argumentar que se ha subestimado la agudeza política del líder nazi y que la creencia en sus habilidades hipnóticas sobre los alemanes se ha exagerado. La obra de Peter Longerich titulada Hitler, que se publicará el lunes, cuenta con mil 295 páginas en un solo tomo, incluye material procedente de los diarios del jefe de la propaganda nazi, Joseph Goebbels, y de los primeros discursos de Hitler. "En general, es la imagen de un dictador que controló mucho más y que estuvo más estrechamente relacionado con decisiones individuales de lo que se pensaba. He querido volver a colocar a Hitler como persona en el centro de atención", dijo Longerich en una entrevista. Trabajos recientes sobre el Tercer Reich han puesto más énfasis en el clima social y político que permitió el auge del Nazismo, tras la derrota en la I Guerra Mundial y el gran volumen de demanda de indemnizaciones que conllevó. Poco después del fin de la II Guerra Mundial, los alemanes se aferraron a la creencia de que habían sido rehenes de una banda criminal liderada por el carismático Hitler, empeñado en conquistar Europa y exterminar a los judíos. Longerich, profesor de la Universidad de Londres, argumenta que si bien todas las políticas de Hitler y sus resultados fueron catastróficos, actuó de forma inteligente en situaciones específicas. "La pregunta sobre cómo se las arregló para llegar tan lejos necesita ser explicada: es obvio que tenía la capacidad de explotar situaciones individuales en su propio interés y para alcanzar sus propios objetivos", añadió el autor. Incluso sus políticas racistas, que culminaron con la muerte de al menos 6 millones de judíos durante el Holocausto, fueron tomadas en gran parte como un oportunismo político, dijo Longerich, que no cree que Hitler fuera un radical antisemita durante su juventud. "Durante los años 1919 y 1920 se dio cuenta de que podría triunfar en la política si se apoyaba e incitaba el antisemitismo", explicó el autor, añadiendo que no se volvió un elemento prioritario hasta la década de 1930. El autor tampoco disculpa a los alemanes, diciendo que gran parte de la población que apoyó a Hitler lo hizo por oportunismo, aunque señala que entre la ciudadanía hubo tensiones sociales y descontento, por ejemplo dentro de la Iglesia.