El Universal/La Voz de Michoacán.México. El museo de Estados Unidos dedicado al arte americano, el Whitney, revisa la historia del arte de este país a través de la exposición "Vida Americana. Los muralistas mexicanos rehacen el arte estadounidense, 1925-1945" y hace el más claro reconocimiento a la influencia de José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros en el arte estadounidense. Una influencia que va más allá de lo que no hace mucho se comenzó a reconocer, la técnica, y que más bien ahora destaca la manera cómo la presencia de los mexicanos en EU —que crearon arte público y social para instituciones culturales y educativas, y para los muros de los edificios de algunos de los empresarios más ricos de este país— fue determinante para que se abordaran con mayor apertura otros temas, personajes e ideas sociales en pinturas y murales; para que se hicieran visibles pinturas sobre esos temas que ya existían, y para que se conformara un lenguaje propio del arte de EU. Esa historia comenzó a gestarse hace casi un siglo, cuando Orozco tuvo una de sus primeras exhibiciones en esta ciudad (1927) que atrajo a artistas como Jackson Pollock y Jacob Lawrence, pero fue más clara cuando a comienzos de los años 30 los Tres Grandes (Orozco, Rivera y Siqueiros) crearon obra mural en varios espacios privados y públicos de California. El primero en hacer un mural fue Orozco, "Prometeo", en el Pomona College, del cual se expone ahora una reproducción. Y aunque ha habido en las últimas dos décadas exhibiciones en este país de arte mexicano, ésta remarca esa influencia y hace un reconocimiento a esos creadores, como hasta ahora no se había hecho. El reconocimiento va más allá de los tres grandes, incluye a Alfredo Ramos Martínez, Mardonio Magaña con sus esculturas en madera, Frida Kahlo, María Izquierdo, Miguel Covarrubias; así como la importancia de otros géneros muy notables en los años 20 y 30 en México, la fotografía y el cine de creadores mexicanos y extranjeros como Tina Modotti, Edward Weston, Sergei Einsenstein, Lola Álvarez Bravo. Esos años de gran creación en México se reflejan en la exposición. "Vida Americana" también brinda redescubrimientos; revela a artistas de EU que la historia ha vuelto invisibles, que en medio del auge de la abstracción, del discurso dominante de ciertos críticos, de la Guerra Fría y del anticomunismo, fueron relegados, unos más que otros. Así, es posible adentrarse en las obras de Charles White, Thomas Hart Benton, Joe Jones, Harold Lehman, Joe Jones, entre muchos otros. Piezas de Orozco y Pollock, quien tuvo una gran admiración por el mexicano. El conjunto en exhibición, distribuido en siete módulos, dedica áreas específicas a los trabajos de los Tres Grandes; contiene ejemplos muy diversos de la Revolución mexicana —sobre todo de Orozco—; de la obra de Rivera en EU —en particular en Detroit, y cómo incluyó esos elementos característicos de las fábricas y la producción, que no habían sido tema del arte—; también están expuestos, de manera destacada, dos estudios para el mural El hombre en la encrucijada, que Rivera hizo para el Rockefeller Center y que fue destruido; los estudios fueron prestados por el Museo Anahuacalli y aparecen junto a una reproducción del mural que el pintor haría posteriormente en Bellas Artes, "El hombre, controlador del universo"; aquí hay una revisión hemerográfica que recupera ese triste capítulo en el arte de Rivera. De Siqueiros figura una copia en blanco y negro de su mural de 1932 "América Tropical", que también hizo en Los Ángeles. De los tres se presentan algunas de sus más notables pinturas: "Zapata", de Siqueiros; "Los desempleados", de Orozco, y "Baile de Tehuantepec", de Rivera. Hay trabajos de artistas de los dos países que refieren la crisis en medio de la Gran Depresión, que hacen eco de las demandas laborales, de la pobreza, del anarquismo, del descontento y del exterminio de los indígenas como es notable en la obra "American Historical Epic", de Thomas Hart Benton. La exposición pone uno frente a otro los trabajos de estos artistas, que también fueron a México y allí dejaron obras; para dar cuenta de ello se presenta un video del Mercado Abelardo Rodríguez, en el que participaron junto a mexicanos artistas como Pablo O´Higgins, las hermanas Grace y Marion Greenwood y el japonés Isamu Noguchi, y se recrean las pinturas del Museo Regional de Michoacán, creadas por Philip Guston, Reuben Kadish y Jules Langsner. Detalles de la obra de Thomas Hart Benton. La exposición, resultado de años de investigación, fue curada por Barbara Haskell, con Marcela Guerrero, como asistente curatorial. La curadora dijo que “el legado de los muralistas, que ha sido en gran medida excluido de la narrativa canónica predominante del arte moderno que emergió en los Estados Unidos, da forma a una visión más integral del modernismo”. Para Marcela Guerrero “ha habido muchas exhibiciones sobre el trabajo de los muralistas, y se han presentado en museos en Estados Unidos. Lo que distingue esta exhibición es que estamos poniendo al mismo nivel a los artistas mexicanos y a los americanos, para demostrar que los mexicanos, principalmente los Tres Grandes, tuvieron un impacto muy fuerte en los estadounidenses, cuando probablemente no había una base, un arte que se llamara autóctono. Los estadounidenses dijeron: ‘Aquí hay algo, algo que puede demostrar lo que nuestro país puede hacer, lo que puede ser original de nosotros mismos’, y usaron a los mexicanos como influencia”. El periodo en que llegaron los muralistas a este país, finales de los 30, fue en medio de la Gran Depresión. “En ese momento (los artistas) necesitaban un arte, lenguaje, un vocabulario artístico, que demostrara la situación económica, lo frágil que estaba el espíritu de los estadounidenses, y cuando vieron a los mexicanos encontraron algo que le hablaba a todo el mundo”, dijo Guerrero. La exposición se inaugura este miércoles y abre al público el lunes 17 de febrero; permanecerá expuesta aquí hasta el 17 de mayo, posteriormente estará en McNay Art Museum de San Antonio, Texas. No viajará a México. En los recorridos que se han ofrecido estuvieron funcionarios y personas de la cultura de México, como Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, institución que colaboró con el préstamo de muchas de las obras; el director general de los Museos Diego Rivera y Frida Kahlo, Carlos Phillips; la directora de éstos, Hilda Trujillo; y Cándina Fernández, directora de Fomento Cultural Banamex .A.C.