Ciudad de México.- Virtuosa y elegante de principio a fin, así fue la velada musical que ofreció anoche la Orchestra of the Swan en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, donde rindió un homenaje al escritor y novelista inglés William Shakespeare (1564-1616), en su 400 aniversario luctuoso. El conjunto proveniente de Stratford-upon-Avon, lugar de nacimiento del autor de obras como “Hamlet” o “Romeo y Julieta”, despertó los aplausos en el máximo recinto cultural del país, donde aconteció su último recital por México. Bajo la dirección de David Curtis, los británicos presentaron por espacio de dos horas y 30 minutos un programa especial que llevó por nombre “Trabajos de amor perdido”, interpretando las obras: “El ascenso de la Alondra”, de Ralph Vaughan Williams; “Jig variations. Para guitarra y orquesta”, de Alejandro Basulto, y “Tres soliloquios de la Suite Love's Labour Lost”, de Gerald Raphael Finzi. Además del “Concierto para guitarra y cuerdas”, de Alec Both; “Concierto para violín en do mayor. Hob VII. Num. 1”, de Franz Joseph Haydn, e “Introducción” y “Allegro Op. 47”, de Edward Elgar. Durante la velada, la agrupación dejó claro por qué está considerada en el Reino Unido como creadora de nueva música, sin necesidad de un gran número de músicos para atrapar y cautivar hasta al más exigente. Sus 23 músicos arrancaron su presentación en esta capital con “El ascenso de la Alondra”, pieza en la que la violinista Tamsin Waley-Cohen dejó pasmados a propios y extraños, debido a la cuidadosa y pulida técnica que mostró en el escenario. Y es que hasta el más mínimo detalle de esta primera pieza fue ‘exprimido' de manera cuidadosa por la ejecutante, que al final se llevó los primeros aplausos de la noche. La gala continuó con “Tres soliloquios”, de Finzi, y más tarde de la presencia del guitarrista Morgan Szymanski, quien con “Jig Variations” se recordó al novelista, dramaturgo y autor inglés William Shakespeare; se trata de una pieza cuya música rememoró el periodo Barroco. De acuerdo con su compositor, el mexicano Alejandro Basulto, la obra narra las aventuras de William Kent, uno de los actores más importantes para Shakespeare, sobre todo en su primera etapa; y en algún momento Kent rompe con el autor inglés y decide aventurarse en una cosa loquísima y se va bailando siete días de Londres a Norwich. “Por eso escribí nueve variaciones en las que cada una representa los días que bailó, es una obra que programática. Y decidí imaginarme a Kent, no en Inglaterra, sino en México”, señaló el joven compositor durante su intervención. Es de mencionar que en esta pieza, misma que pudo disfrutarse también en el Corredor Ángela Peralta, en el exterior del Palacio de Bellas Artes, donde se instaló una gran carpa y una megapantalla, Basulto utilizó en la partitura ritmos como el reggaetón, la cumbia, quebradita y huapango para dotarla de un carácter actual y con sabor latinoamericano. Así, conjuntando la música con la literatura para enaltecer el nombre de uno de los grandes escritores del siglo XVI, los británicos continuaron con “Concierto para guitarra y cuerda”, donde el joven Szymanski desató los aplausos. Ritmos populares, sumados a la elegancia y virtuosidad de la orquesta, dejaron a los presentes atentos, pues la mezcla de diferentes sonoridades y culturas que emergían desde el escenario cautivaron de principio a fin. El recital llegó a su segunda mitad y final con “Concierto para violín en do mayor”, de Haydn, donde nuevamente la violinista cautivó no solo con elegancia, sino con una extraordinaria técnica musical. “Introducción” y “Allegro”, de Edward Elgar, cerró el concierto, no sin antes hacer un breve dueto a cargo de la violinista Waley-Cohen y el guitarrista Szymanski, quienes deleitaron y se despidieron con una obra de Manuel M. Ponce.