Recuperan iluminación de El Moisés de Miguel Ángel

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Roma.- La célebre estatua El Moisés de Miguel Ángel Buonarroti, que forma parte del complejo escultóreo de la tumba del Papa Julio II, recuperó su iluminación y lustro originales gracias al mantenimiento y restauración, cuyo resultado hoy fue visto.

Colocado dentro la basílica de San Pietro in Vincoli de Roma, el monumento fue completamente restaurado en 2001 a manos del experto Antonio Forcellino, dijo a Notimex el superintendente especial para el Coliseo y el área arqueológica central de la ciudad, Francesco Posperetti.

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Explicó que Forcellino también fue el responsable de un trabajo de limpieza apenas concluido, que permitió no solo eliminar la suciedad acumulada en la estatua en los últimos 15 años, sino descubrir que la misma tiene unas partes más lúcidas y otras opacas por decisión de Miguel Ángel.

“No fue una casualidad, sino algo intencional pensado en función de la iluminación original”, señaló.

El propio Forcellino recordó que todas las estatuas de Buonarroti fueron concebidas en relación con las fuentes de luz directas y que el Moisés fue esculpido volteado, con la mirada dirigida hacia una ventana en su parte izquierda de manera que su frente fuera bañada por los rayos del sol, símbolo de la salvación.

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Desgraciadamente, recordó Prosperetti, el grupo escultóreo sufrió en 1870 un daño considerable con la construcción de un edificio adyacente a la basílica, que hoy ocupa la facultad de Ingeniería de la Universidad La Sapienza, que tapó una de las dos ventanas que iluminaban el monumento.

Y es que las condiciones de iluminación eran para Miguel Ángel fundamentales, al punto que descartó construir la escultura en la iglesia de Santa María del Popolo, porque según dejó escrito, “no había luz para ese propósito”.

La iluminación original ha sido ahora restituida artíficialmente gracias a un nuevo sistema firmado por Mario Nanni, uno de los más célebres “lighter designer” del momento, quien ha recreado la intensidad y los colores de la luz del sol en las diferentes horas del día en torno a la basílica y a su contexto.

Para lograr ese objetivo ha diseñado lámparas especiales a tecnología Led, mientras un sistema informático permite simular el comportamiento de la luz a lo largo de la jornada.

“Se trata de una medida innovadora y completamente original”, subrayó Prosperetti.

Dijo que la operación de mantenimiento y restauración fue precedida por una fase de estudio, durante la cual se descubrió que la estatua de la “Vida activa”, que forma parte del complejo escultóreo, fue modelada en base a un fresco de la iglesia romana de San Silvestro al Quirinale.

La realización del proyecto por parte de Miguel Ángel fue muy accidentado e inició en 1505, cuando fue llamado por el Papa Julio II para que le construyera una grande sepultura en la basílica de San Pedro del Vaticano, cuya renovación arquitectónica había sido apenas confiada a Donato Bramante.

Tras recibir una importante anticipación financiera, Buonarrotti viajó a Carrara para elegir los mármoles, que comenzaron a llegar a Roma en 1506, cuando el Papa ya había cambiado idea y entrado en conflicto con el artista, que abandonó Roma, a la que fue obligado a regresar.

Sin embargo, sus trabajos en la Capilla Sixtina se interpusieron con la construcción de la Tumba. Con el fallecimiento de Julio II en 1513 firmó con sus herederos un nuevo contrato para realizar un monumento espectacular y costoso.

Pero en 1516 los trabajos fueron nuevamente interumpidos porque el nuevo Papa, León X, le encargó la construcción de la fachada de la iglesia de San Lorenzo y el artista se trasladó a Florencia a trabajar para la familia dominante de los Medici.

En 1527 Miguel Ángel se convirtió en gobernador de las fortelezas de Florencia, en donde se había instaurado un gobierno republicano, que fue derribado en 1530 obligándolo a esconderse en un sótano de la iglesia de San Lorenzo.

Perdonado por el Papa Clemente VII, Buonarroti regresó a Roma para pintar el Juicio Universal de la Capilla Sixtina, que se convirtió en su trabajo exclusivo por decisión del nuevo Pontífice, Paulo III, que también le encargó decorar la Capilla Paolina.

El proyecto definitivo de la Tumba de Julio II fue finalmente desarrollado entre 1542 y 1545. Las estatuas del complejo construidas por Miguel Ángel fueron las del Moisés, la de Julio II y las de la Vida Activa y la Vida Contemplativa, mientras su asistente Raffaello da Montelupo concluyó las de la Virgen con el Niño, la de la Sibila y la del Profeta.