La música de Tchaikovski ocupó el lugar del silencio que se generó cuando las luces se apagaron. De entre los árboles, iluminados con un claro azul que simulaba la luz de la luna, apareció la figura delgada y blanca de una joven que con un cándido caminar, se dirigía a cortar flores a la orilla del lago. De lejos, un brujo la miraba con lujuria, espiándola mientras ella inocentemente recogía flores, hasta que, en un acto desesperado, salió de las sombras y mediante un conjuro la convirtió en cisne. El lago menor de Chapultepec es una vez más cede del ballet "El Lago de los Cisnes" en su temporada 39. Este año la puesta en escena hace uso de la tecnología y del medio ambiente para dar más fuerza y emoción a la coreografía compuesta por el ruso Lev Ivanov. Esta combinación de tecnología-ambiente le da además otro color a la obra, brindando al público una atmósfera de magia y misticismo, acrecentando las emociones que los bailarines hacen sentir con sus ligeros movimientos en armonía con el opus 20 de Tchaikovski. "Una producción muy moderna para agradecer al público que nos ha favorecido con su presencia durante tantos años, y para atraer la atención de quienes no la conocen, es la que ofrecerá la Compañía Nacional de Danza", afirmó en entrevista su directora, Laura Morelos. Lo que se apreció la noche del miércoles 25 de febrero fue el último ensayo general del ballet y su equipo de audio e iluminación. Aparentemente todo salió bien ya que en ningún momento paró la obra por detalles técnicos o de coreografía, lo que deja ver que la Compañía Nacional de Danza está lista para dar lo mejor de sí. Entre los intérpretes de los personajes principales se encuentra la regiomontana Greta Elizondo, encarnando al Cisne blanco, y al originario de Guadalajara, Argenis Montalvo, dando vida por segundo años consecutivo al príncipe Sigfrido. Desde septiembre del año pasado iniciaron los preparativos y el pasado 12 de enero se colocó la primera pieza del montaje, según aseguró el coordinador técnico de la producción Francisco Muñoz. Se verán en escena 300 pantallas LED para dar forma al castillo, una pantalla de agua de 17x7 metros, cinco caballos, un majestuoso escenario de 36 metros de largo y 18 de profundidad. El sonido está diseñado para las condiciones del ambiente, con bocinas frontales y de monitoreo. Y detrás de todo esto hay al menos 300 personas que trabajando. El ballet, estrenado por primera vez el 27 de enero de 1985 en el teatro Mariinsky de Rusia, se abrirá al público a partir del jueves 26 de febrero hasta el domingo 29 de marzo con funciones de miércoles a domingo, todas a las 20:00 horas. Además la Compañía Nacional de Danza solicita a los asistentes llevar un juguete, que será entregado el próximo 30 de abril a niños de escasos recursos.