Rosario Castellanos (Ciudad de México, 25 de mayo, 1925–Tel Aviv, Israel, 7 de agosto, 1974), considerada la poeta mexicana más importante del siglo XX, abordó temas impropios de su tiempo: la condición de la mujer y la situación indígena en nuestro país. A 90 años de su natalicio, Rosario Castellanos sigue siendo un punto de partida importante dentro de la literatura mexicana, pues es una de las pocas escritoras mexicanas del siglo pasado que incursionaron en los más importantes géneros literarios, desde poesía, cuento y novela, hasta teatro, ensayo y textos periodísticos. Su obra se ubica como de una de las grandes precursoras para la construcción de una nueva perspectiva de la vida, basada en la dignidad de las personas, la ampliación de libertades y la anhelada alegría. Entusiasta con el misticismo y misteriosa con la muerte, dejó como legado una invitación a mirar diferente, a criticar lo establecido, y a liberarse de los estereotipos que limitan y definen. “¿Por qué y para qué escribo? Es obvio. Escribo porque yo, un día, adolescente, me incliné ante un espejo y no había nadie. ¿Se da cuenta? El vacío”, señalaba la autora que pasó su infancia y adolescencia en Comitán, Chiapas, lo que marcó su trabajo literario al explorar aspectos del mundo indígena. Y es que, aunque se inició en la literatura como poeta, su primer libro fue una novela: “Balún Canán” que junto con “Ciudad real”, su primer libro de cuentos y “Oficio de tinieblas”, su segunda novela, forman la trilogía indigenista más importante en la narrativa mexicana. Mientras que su poesía, en la que destacan “Trayectoria del polvo” (1948) y “Lívida luz” (1960), revela las preocupaciones derivadas de la condición femenina, con una absoluta sinceridad para poner de manifiesto su vida interior y la inadaptación del espíritu femenino en un mundo dominado por los hombres. Además de la sumisión a que se vio obligada desde la infancia por el hecho de ser mujer, hay en sus poemas un aliento de amor mal correspondido, como el que domina el epistolario “Cartas a Ricardo”, aparecido póstumamente editado por Conaculta en 1994, conformado por 77 cartas dirigidas a su más grande amor, Ricardo Guerra, mientras que su poesía completa se encuentra bajo el título de “Poesía no eres tú” (1972). Para más información, consulte la edición impresa el día de mañana en La Voz de Michoacán.