Juan Antonio Magallán/La Voz de Michoacán. El Centro Cultural Universitario fue sede de la conferencia magistral titulada “Un decálogo de Reflexiones y Certezas para la Archivística del siglo XXI” a cargo del Doctor Ramón Alberch Fulgueras, actual director de la Escuela Superior de archivística y gestión de documentos de la Universidad Autónoma de Barcelona, la conferencia está dentro del marco del Segundo Encuentro Iberoamericano de Licenciaturas de Historia. Con un suspicaz humor, el académico español mantuvo al auditorio integrado por docentes y estudiantes de Historia al tanto de sus reflexiones en torno al lugar que ocupa la archivística en la experiencia histórica de una sociedad. El conferencista señaló aspectos fundamentales que debe cubrir todo aquel que quiera encaminarse en el camino de la archivística: Las tecnologías de información y la comunicación, la legislación, el márqueting, la acción cultural, las técnicas archivísticas, la paleografía y diplomática, la reingeniería de procesos, las técnicas de construcción de edificios, la prevención y la seguridad, la conservación preventiva, la restauración, la historia, el latín medieval, así como las ciencias auxiliares de la Historia. El académico constantemente hizo hincapié en la formación multidisciplinaria de todo archivista. El decálogo enunciado por el Doctor Alberch comenzó con la teoría de la balanza, es decir lograr el difícil equilibrio entre la función jurídico-administrativa y la función histórico-cultural, entre la aplicación del ciclo de vida de los documentos y la gestión documental que funge como la administración de la memoria colectiva de una sociedad. Asimismo se hizo una conceptualización de la archivística como un cóctel, sus ingredientes son: un perfil competencial amplio y diverso, una metodología en constante evolución, que sirva como reto de la formación para proyectos de investigación. La tercera puntualización enunciada fue la concepción de ver a los archivos como un gran rompecabezas; es decir, la creación de archivos plurales en contenidos y tipologías que funjan como representación de la memoria colectiva e histórica, pero también como reconstrucciones personales y reconstrucciones científicas. El cuarto punto integrante del decálogo fue el referente a las normas y estándares que debe seguir la comunidad de archivistas, para así, lograr un orden generalizado a nivel internacional en la clasificación de documentos. El punto número cinco estuvo constituido por una metáfora de concebir a los archivos como “un segundo diluvio” que utilizara la valoración y preservación documental en fusión con el creciente coste económico y la rentabilidad de los documentos históricos. La sexta reflexión a cargo del ponente estribó en la accesibilidad y leyes de protección de datos, es decir, el necesario impulso gubernamental a las políticas de transparencia, libertad de información, participación ciudadana y buen gobierno, el acceso a los documentos y los archivos como un valor democrático, el acceso a las transiciones políticas y derechos democráticos, todos esos elementos están a disponibilidad no solamente de los archivistas, sino de cualquier ciudadano. La sétima puntualización residió en las alianzas estratégicas y proyectos corporativos, la necesaria alianza con los servicios de modernización de fuentes, la atención ciudadana, la asesoría jurídica, así como la certificación electrónica. La octava cavilación a cargo del académico español gravitó en la gestión documental, el estudioso criticó a la clase política: “necesitamos dirigentes con visión estratégica, no táctica”, es decir, dirigentes que puedan solventar las deficiencias en gestión documental con proyectos multi-disciplinarios que ayuden a ampliar el campo de organización y clasificación documental. La novena consideración se asentó en el sector empresarial, gran parte de la vida laboral del archivista es dependiente del sector público, pero es necesario ampliarla al sector empresarial, para fomentar la recuperación de los archivos empresariales históricos y aglomerar una vía de entrada de la archivística de la empresa. La decima y última consideración consistió en el trazo de nuevos desafíos: los derechos humanos y la administración electrónica. Usar los archivos para la consecución de valores de la verdad y la justicia y en la lucha contra la impunidad, el olvido y la amnesia colectiva. Sin duda alguna fue una conferencia enriquecedora para todo los asistentes, demostrando que la archivística y la historia no están ajenas del devenir social, en el caso de la archivística es necesaria para obtener un orden y clasificación adecuada de la información perteneciente al pasado y en el caso de la historia para dar explicaciones cabales del devenir social, que lleven a responder hacia dónde fue y donde está parada la conciencia histórica actual.