Guatemala.- Como es tradición en el primer día de noviembre en Guatemala, familias y grupos de turistas acudieron a las comunidades conocidas por volar gigantescos y coloridos barriletes de manufactura artística. La costumbre única, por el tamaño y exhaustiva elaboración de los barriletes guatemaltecos, se lleva a cabo el 1 y 2 de noviembre en comunidades indígenas próximas a la capital. Este tipo de papalotes de grandes dimensiones se elevan y causan asombro entre propios y extraños. Para la fecha, la visita de turistas nacionales y extranjeros abarrota los pueblos de Sumpango y Santiago Sacatepéquez. La tradición, muy arraigada en comunidades indígenas, es una de las principales manifestaciones populares con que se recuerda la conmemoración católica del Día de Muertos en el país centroamericano. Los barriletes gigantes son figuras multicolores, de hasta 30 metros de diámetro, cuya elaboración a cargo de los vecinos de las comunidades lleva meses de paciente trabajo. El diseño y elaboración de las piezas comienzan entre los meses de marzo y mayo, y quedan listos para la conmemoración del Día de los Santos Difuntos del uno de noviembre. El mensaje, resultado de costumbres ancestrales y creencias religiosas, implica que se "unen" en el plano espiritual los vivos con sus muertos, allegados entrañables que están en el cielo hasta donde se acercan los barriletes. Vecinos y turistas nacionales y extranjeros desbordaron las dos comunidades, en el vecino departamento de Sacatepéquez, al oeste de la capital, para observar el vuelo de los barriletes gigantes. La manera espiritual de comunión con los difuntos por medio de los barriletes que alzan el vuelo al cielo se repite también en panteones de la capital y de otras localidades del país. Como una práctica que se sigue por generaciones entre indígenas, principalmente, los responsables de la elaboración de los barriletes producen unos de grandes dimensiones y materiales más pesados que son de exhibición. La Asociación de Barrileteros de Santiago Sacatepéquez mantiene en la región la práctica de la elaboración de los barriletes gigantes, que cumple 117 años de tradición. La costumbre es una manera de fomentar “la convivencia y la paz entre vivos y muertos”, coinciden académicos dedicados al estudio del folclor guatemalteco y autoridades indígenas.