Su respiración es pausada, los latidos del corazón aumentan y la adrenalina recorre el cuerpo de Adriana Jiménez, la clavadista que dejó la piscina por los acantilados, esta mujer que ha hecho historia, al ser la primera mexicana en lanzarse desde una altura 20 metros. La atleta afirma que cuando está parada en la plataforma a esa distancia, tiene esas sensaciones en su cuerpo. No piensa en nada más que en la manera en tirarse, en no lastimarse, porque una mala ejecución a una velocidad cercana a los 100 kilómetros por hora puede acabar con su carrera deportiva. “Son cosas encontradas, tu cuerpo lo siente, para eso se debe tener una mente clara. En lo particular hablo mucho conmigo y trato de pensar en los aspectos importantes para hacer bien mi clavado”, señala. Añade que en las alturas se siente mucha adrenalina y miedo cuando está a segundos de tirarse al vacío, “pienso que cuando pierdes el miedo, también olvidas el respeto a la altura, si no lo intentas y no saltas, no sabes lo que va a pasar”. Adriana Jiménez se retiró de los clavados olímpicos cuando tenía 19 años de edad, decidió hacer una pausa en su carrera para dedicarse a otra serie de actividades que fueron desde ser entrenadora hasta porrista y fue en el 2013 con motivo de los Mundiales de Natación cuando volvió nacer el deseo de competir. “Me quiero dar la oportunidad de reencontrarme con el deporte de alto rendimiento y qué mejor que con esta disciplina espectacular”, asegura. Resalta que ha tenido suerte por la manera en que ingresó a esta modalidad, desde el apoyo que tuvo de la Federación Mexicana de Natación y del Comité Olímpico Mexicano, hasta su familia y los organizadores de la Serie Mundial de Red Bull Diving. “Cuando entras a la Serie Mundial Red Bull Real Diving se abren muchas puertas, te conoce más la gente, a valorar muchas cosas como atleta y además saben que vas por un buen rumbo. Desde la primera competencia saben que estas hecha para esto”, afirma, con una chispa en sus ojos. Enfatiza que entrar a ser parte de las mejores clavadistas de altura del mundo no ha sido fácil, porque se debe mantener una constante y ser trabajadora para mejorar en los saltos. “Cuando llegue me preguntaron ¿tú de dónde saliste, tú quién eres? y bueno, contando un poco de mi historia fue como me conocieron. Nos llevamos muy bien todas y aprendo mucho de ellas porque tiene más experiencia. No hay envidias como en los saltos olímpicos”, dice. Además se debe tener la disposición de hacer bien las cosas, porque para eso se ha entrenado, “al estar en una competencia más que una frase para encomendarme en mi salto, lo tengo en el día, de que algo maravilloso me espera y todos los días me repito lo mismo”. La competidora, que deleitó con sus saltos en los parques de diversiones en Colombia y Australia, confía en que su ilusión por ser parte de la historia del deporte sea realidad y además poder subir al podio olímpico, cuando los saltos de altura formen parte del programa de la justa veraniega. “Tengo varios sueños. Me encantaría ser campeona del mundo, ser buena persona y además regresar a mis padres lo que me han dado, ya que están creciendo en edad y tengo un compromiso con ellos”, señala la atleta de 30 años de edad. Jiménez se define como una persona sencilla, amigable y desde luego profesional en lo que hace, porque sólo con esos elementos se puede tener éxito. En el deporte, “si mi cuerpo resiste y aguanta las lesiones y el cansancio podría ir más allá de tres años, si no, decir adiós a lo que por ahora es mi pasión”. La competidora tiene en su palmarés un cuarto sitio en la Copa del Mundo de Kazán 2014, así como el mismo sitio en los Mundiales de Natación en la misma ciudad rusa, pero en este año.