Redacción Web/La Voz de Michoacán. México, 5 Oct.- El sabor no cambia, la diferencia futbolística y de puntos es algo que no tuvo la menor relevancia, sobre todo del lado de los seguidores de Guadalajara, que demostraron su fidelidad al hacer acto de presencia en considerable número, no mayor por supuesto, a la parcialidad americanista. El hecho de que el "Rebaño Sagrado" se haya convertido en una caricatura de aquellas dinastías que lo llevaron a ser considerado uno de los más grandes, para muchos el mejor, no es impedimento para sus fieles aficionados hayan dejado en claro que todas las situaciones estarán siempre a su lado, aún en estas tan poco dignas de estos colores. Por ello, se pensó que la capital del país se pintaría de los colores del campeón, la realidad es que estuvieron a la par de los rojiblancos, que nunca se escondieron, al contrario, apelaron a orgullo cuando más se necesita. Desde temprana hora era imposible esconder la cercanía de este duelo, en los cruceros de las principales avenidas la vendimia de banderas aumentaba cada momento y con ello el ansia por el silbatazo inicial. Esa pasión fue bien controlada, previo al comienzo de las hostilidades, solo una pequeña pelea entre los mismos integrantes de la barra de Chivas, que fue bien controlada por los elementos de la Policía Montada, sin mayores complicaciones. En este tipo de duelos el máximo ganador sin necesidad de tocar si quiera el balón, es más, ni de calzarse unos zapatos y mucho menos sudar un poco la playera, fueron los revendedores, quienes en esta ocasión, no obtuvieron las ganancias que esperaban. Muchos de ellos pensaron que de aquí saldría para pasar un fin de año tranquilo, pero desafortunadamente para ellos no fue así, ya que el aumento máximo que hicieron a los boletos fue de 200 pesos, debido a que en taquilla había en existencia. El estadio Azteca estuvo casi al máximo de su capacidad, digno de un duelo como este y del momento que atraviese uno y otro equipo, ya que en la tribuna, la historia es otra cosa.