Agencias / La Voz de MichoacánArgentina. En la ciudad de Azul hay un superhéroe de cuatro patas. Para los algo más de 70.000 habitantes es como si fuera un Ciudadano Ilustre. Se llama Luthier Blues, el nombre con el que lo bautizaron al nacer el 13 de septiembre de 2017 en Capitán Sarmiento, a unos 320 km de donde se aloja en su segundo hogar. En la intimidad del stud le dicen Pratto. “Porque cuando llegó al stud de potrillo era grandote y morrudo como el jugador de fútbol y resultaba más sencillo llamarlo así puertas adentro”, fue la simpática confesión de Gonzalo Sarno, su entrenador. El cuidador, de 29 años, es hincha de Independiente, pero en el stud hay gente de muchos equipos y el fútbol es un tema recurrente. A alguno se le ocurrió “rebautizarlo”, en tiempos en los que el Oso, hoy en Vélez, era una de las figuras del River que venía de ser campeón de América ante Boca en Madrid y perdería la final de la Copa Libertadores con Flamengo. Claro, por entonces, en 2019, ni el más optimista de los que lo rodeaban imaginaba que ese zainito de más de 500 kilos fuera a tener un nombre propio reconocido mucho más allá de Azul, por obtener 10 carreras consecutivas en los hipódromos argentinos, en un hecho inédito en este siglo. Es la estrella del momento no sólo por su velocidad y el público se acerca a filmarlo o sacarse selfies con él antes de sus carreras, además de aplaudirlo cuando acelera y comienza a sacar varios cuerpos. Nadie quiere perderse la foto con el campeón; Luthier Blues lleva 10 triunfos seguidos, algo que no se veía en las pistas argentinas desde el siglo pasado - Créditos: @Hapsa Como en el cuento del patito feo, su belleza estaba en el interior y eso se notó al crecer. “El día que lo subastaron, muchos caballos se pagaron por encima del millón de pesos y a él lo sacamos en 460.000. Nos quedó la sensación de que lo esquivaban porque tenía una vieja cicatriz superficial en la pata derecha”, recordó su principal propietario, Walter Roldán. Nunca en su vida había ido a un remate hasta ese 5 de mayo en el haras El Paraíso, en cuyos campos fue criado en simultáneo con más de 200 productos. Gustavo Bayón, el veterinario de confianza del stud, lo revisó y constató que no había ninguna lesión que fundamentara la desconfianza. Se hizo la compra, lo subieron a un tráiler y emprendió camino hacia la nueva casa, a metros del hipódromo azuleño en el que Sarno trabaja desde los 14 años junto a su padre, Gustavo, siguiendo también los pasos de su abuelo materno. Roldán, que tenía una cervecería con su hijo Gerónimo, llegó muy temprano aquella mañana a la cabaña, entusiasmado por el desconocimiento de un gran evento familiar que incluía la venta de la primera producción del padrillo Le Blues, que en su etapa de pistas ganó la Polla de Potrillos de su camada, en 2015. Hoy tiene decenas de hijos ganadores, incluso en pruebas clásicas, pero Luthier Blues es aún su única cría que obtuvo grandes premios. A Walter le gustó el pedigree, el físico y la fecha de nacimiento, coincidente con la de su primera nieta. Luthier Blues corrió 20 carreras y ganó 14, las últimas 10 de manera consecutiva - Créditos: @Hapsa El potrillo comenzó a correr en febrero de 2020 y fue el primero que le dio un triunfo a la caballeriza Kirby’s, que había tenido antes tres yeguas y ninguna de ellas consiguió alguna victoria. Es más, la chaquetilla blanca con una cruz roja con bordes azules diseñada en familia se estrenó con Luthier Blues, en septiembre de aquella temporada, un año después de ser domado y tras la pausa forzada por la cancelación de las carreras por la cuarentena. “Siempre fue mansito como una oveja”, les dicen a quienes se acercan a verlo. La furia se la guarda para cuando se abren las gateras: lleva 14 triunfos en 20 presentaciones en su campaña, en cuatro pistas. En la serie de éxitos vigente se impuso en Palermo y San Isidro, pero antes compitió, además, en el mismísimo hipódromo de Azul y en La Plata. “Por Luthier Blues conocimos mucha gente y nos cambió la vida. Éramos aficionados y ahora tenemos que pensar como empresarios por ser sus dueños”, le confesó Roldán días atrás a Info Turf, en una entrevista en el stud. A fines de 2021, cuando llevaba cinco éxitos en fila y se había consagrado como el mejor velocista del país, Azul organizó un homenaje para el caballo, que se paseó por la pista entre gritos y aplausos antes de tomarse unas pequeñas vacaciones. Sólo había dado parte de su repertorio. Un tributo a cuenta para el Usain Bolt de los pura sangres argentinos, que hoy lleva acumulado en ganancias algo más de 20 millones de pesos. Es el lado material detrás de un sentimiento que no tiene precio para ellos ni para el preparador ni para Cristian Funes, su peón y vareador desde el primer día de entrenamiento. Luthier Blues perdió por última vez en junio de 2021 y hay planes de explorar en distancias mayores la temporada próxima. Mientras tanto, no sólo lo disfrutan en Azul. “Ya es parte de nuestra familia, pero ver a la gente que lo disfruta cuando va a correr a Palermo o San Isidro, me hace doblemente feliz”, dijo hace un mes luego de una de las victorias Roldán, acompañado de su señora Claudia, una peluquera, y algunos de sus hijos. A todos les brillan los ojos al ver al manso equino regalarle una alegría tras otra. Las 10 victorias consecutivas de Luthier Blues “Es juguetón, le gusta que lo acaricien, que lo cepillen, que le estén encima”, lo describe el dueño, que ya confió en ocho jockeys para montarlo. Ganó con cuatro de ellos, Francisco Gonçalves, Leandro Paiz, Brian Enrique y Rodrigo Blanco, el jinete de sus dos últimas salidas. Uno de ellos podría volver a subirse el 20 de agosto, otra vez en Palermo, cuando sea presentado en el Clásico Paraguay (G3), una carrera en la que buscará vencer por segundo año consecutivo y donde puede encontrarse con los potrillos que vienen en ascenso. Ahora, todos le quieren ganar, ser la kryptonita del caballo maravilla.